La DO Sierra de Segura cumple 40 años
El pasado miércoles 27 de noviembre, pero en el año 1979, se publicaba en el Boletín Oficial del Estado (BOE) la Orden 9 de noviembre del Ministerio de Agricultura por la que se reconocía la Denominación de Origen Sierra de Segura. Anteriormente, solamente se había reconocido dos DO oleícolas catalanas Les Garrigues en 1975 y Siurana en 1977, por lo que a partir de ese momento Sierra de Segura se constituyó como la primera DO oleícola andaluza.
Este paso fue la culminación de un trabajo liderado a principios de la década de los 70 por José Bautista de la Torre. Este bromatólogo y farmacéutico, natural de la Puerta de Segura y considerado padre de esta DO, desarrollo un trabajo de caracterización de los aceites de esta comarca jiennense en vertientes distintas pero complementarias; por un lado, su implicación en la salud y vigor de la sociedad serrana, eminentemente agrícola y consumidora en exclusiva de aceite de oliva virgen y, por otro lado, sus peculiaridades químicas y sensoriales por proceder de un olivar de montaña.
Quedaba mucho aún por andar, pero ya la semilla estaba plantada. La misma orden establecía la constitución de un Consejo Regulador provisional encargado de completar el reglamento de aplicación, así como limitaciones de uso permitiendo la utilización del nombre geográfico Sierra de Segura a las industrias situadas en esta comarca, pero aún prohibía la indicación Denominación de Origen en las etiquetas, limitación hasta que fuese aprobado el Reglamento.
Los aceites DO Sierra de Segura deben sus características al olivar de montaña (más de 16.000 hectáreas se encuentran dentro del Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas, siendo el mayor olivar del mundo protegido medioambientalmente), de la variedad picual y altitud elevada, que crece en un suelo escaso, pobre y superficial, combinado con una climatología bastante irregular, que producen bastantes altibajos de temperaturas y una precipitación media anual superior a la media de la provincia de Jaén. Esta conjunción da lugar a un producto genuino que ha merecido la pena proteger y seguir protegiendo para servir a agricultores, almazaras y envasadores como ventaja competitiva en un mercado cada vez más complejo.