Aguilar Maquinaria Agrícola, una historia con mucho futuro

Aguilar Maquinaria Agrícola es el resultado de la evolución durante todo el siglo XX de un taller de herrería fundado en 1927 en la localidad de Grau por D. José Aguilar Tobeña. Hoy, 90 años después, la compañía oscense exporta más de la mitad de su maquinaria fuera de nuestras fronteras, principalmente a Francia, y mira al futuro con optimismo.

En 1940 y 1943 pasan a formar parte de esta empresa sus hijos, José Maria y Luis, que ayudan a continuar y engrandecer la labor emprendida por el fundador. A principios de la década de los 60, Talleres Aguilar, que procura estar siempre a la vanguardia de la mecanización del campo, decide iniciar una nueva actividad: una línea de fabricación de arados sensitivos (intercepas) para el cultivo de viña y arbolado, teniendo una buena acogida; y la fabricación de recogedoras de sarmiento y de ramas de poda.

Con esta nueva actividad, ha participado hasta la fecha en todas las ediciones de la prestigiosa Feria Internacional de Maquinaria Agrícola de Zaragoza, donde ha obtenido dos premios en el 'Concurso de Novedades Técnicas'. Uno en 1972 por la presentación de la 'Recogedora de sarmientos Aguilar', y el otro en 1983 por el 'Rastrillo Transportador de ramon de olivo'. Toda esta maquinaria dedicada al viñedo y arbolado es introducida y dada a conocer en todas las zonas vitivinícolas de España, llegando a exportar también otros mercados.

En la década de 1970, como tradición familiar, los nietos del fundador, José Manuel, Luis y Santiago, se incorporan a la empresa, con el mismo afán e ilusión de trabajar para la mecanización del campo y del viñedo. Con la maquinaria más apropiada, se perfeccionan los nuevos productos destinados al viñedo, estando hasta la fecha siempre en continua investigación y desarrollo.

En el día de hoy se siguen ejerciendo todas estas actividades en la misma localidad oscense, Grau. Como pequeña empresa de origen familiar y dentro de la actividad de fabricación de maquinaria para viña, la cifra de facturación anual se ha duplicado en los 10 últimos años, fabricándose alrededor de unas 300 unidades al año, entre toda la gama.

"Este año se cumple el 90 aniversario de la fundación de la empresa. Desde sus comienzos hasta ahora seguimos contando con ese carácter familiar, que actualmente se encuentra en la tercera generación, compuesta por José Manuel, Santiago y Luis, y que esperamos que continue con una cuarta. Esta condición familiar consideramos que aporta a nuestra maquinaria una garantía de tradición en su fabricación y un compromiso de funcionamiento", afirma Luis Aguilar, gerente de la compañía.

Durante el proceso de fabricación, Aguilar Maquinaria controla la elección de los materiales, los tratamientos térmicos necesarios, mecanización, soldadura y montaje, con la experiencia adquirida a través de los años y de las anteriores generaciones, asegurándose de que las máquinas sean duraderas trabajando en las condiciones más adversas. “El objetivo es que el cliente final, cuando adquiere una de las máquinas, aprecie su funcionamiento, robustez mecánica y fiabilidad, principales características que busca el usuario”, afirma Luis Aguilar.

La gama actual de máquinas está encabezada por orden de ventas por los arados intercepas mecánicos e hidráulicos, especialmente los modelos hidráulicos con el 75% del total de la fabricación; las despuntadoras de viña y las barredoras de rama de poda. "Durante nuestro largo recorrido en el tiempo a través de las distintas generaciones destacan los intercepas mecánicos, muy apreciados y aún válidos actualmente en viñas con las características apropiadas, las recogedoras transportadoras de rama de poda, una máquina que supuso un hito en esa labor, las prepodadoras trituradoras de sarmientos para viñas en vaso, así como máquinas específicas para frutales", añade el Aguilar.

Aguilar también ha cruzado el Atlántico, y poco a poco se ha ido introduciendo en México, donde los clientes han apreciado el valor de esta maquinaria.

En España, Aguilar está presente en todas las zonas vitícolas, en las tradicionales de La Rioja, Cataluña o La Mancha desde hace muchos años, y en las demás zonas desde las nuevas plantaciones que se hicieron estas dos últimas décadas, y que están preparadas para su mecanización.