Cicloplast responde
Dada la necesidad de cumplir con lo establecido por el protocolo de Kyoto, y además con lo establecido por las Directivas o Leyes específicas para la gestión de los residuos, ¿no sería aconsejable utilizar plásticos para dar respuesta a estos requerimientos ambientales? Dado que no es medioambientalmente correcto reciclar el 100% de los residuos que se generan, ¿no se podría plantear la unión de los conceptos de valorización energética y cumplimiento del protocolo de Kyoto, más concretamente para los residuos plásticos?
El sector de los plásticos ha realizado experiencias de sustitución de combustible no renovables por combustibles derivados de residuos (CDR). Un ejemplo de estas es la experiencia de sustitución de carbón pulverizado por plásticos en una central térmica, con resultados excelentes, tanto desde el punto de vista medioambiental, como de producción. Se consiguió una reducción significativa del 25% en la producción de CO2, el gas más directamente relacionado con el efecto invernadero y, por ende con el cumplimiento del protocolo de Kyoto. El resultado de las pruebas de sustitución es de 1:1, esto es, cada tonelada de Polietileno utilizado representó el ahorro de una tonelada de carbón. Se produjeron además reducciones significativas en la generación dentro gases tales como los óxidos de Azufre (SOx)
A este tipo de gestión en centrales térmicas, pueden unirse las diferentes pruebas en instalaciones cementeras. La valorización energética de residuos plásticos en hornos cementeros ofrece un gran número de ventajas entre las que destacan:
• La completa destrucción de los compuestos orgánicos presentes en los residuos,
• La reducción de emisiones gaseosas (SO2, CO2, Nox) bajo condiciones de combustión controlada,
• La neutralización de gases ácidos y metales pesados pasando a formar parte del cemento,
• La versatilidad de introducción de estos residuos en el horno,
• La reducción de consumo de combustibles fósiles no renovables, con el consiguiente abaratamiento del proceso de producción y,
• La facilidad de implantación y pequeñas inversiones
Ante una sociedad cada vez más consumista, la generación de basura se convierte en un problema cada vez mayor al que hay que dar solución. Según he leído, le tendencia actual es tratar la basura de tal forma que se obtenga el mayor aprovechamiento de ella. ¿Me podría dar más información al respecto?
La tendencia es procesar la basura de una manera integral con el fin de obtener material reciclable, Compost y Energía eléctrica. Un ejemplo de estas actuaciones lo tenemos en la planta de Valdemingómez de Madrid.
Valdemingómez procesa cada día 4.000 toneladas de desperdicios. Un complicado proceso de gestión de residuos de los que extrae material reciclable (envases, vidrio, bolsas o papel), compost y energía eléctrica por el calor de la incineración o el biogás.
Ello es posible gracias al tratamiento que de la basura hacen en esta gran planta donde trabajan día y noche 540 personas, muy acostumbradas al olor que se respira aquí y que resulta bastante desagradable a los ajenos. Sus 200 hectáreas y cuatro potentes instalaciones logran una diversificada gestión de residuos: compostaje, incineración, separación para reciclaje y generación de biogás. Cuatro formas no sólo de reducir el espacio que la basura ocupa en nuestro planeta -cada ciudadano genera una media de 1,1 kilos al día- sino también de frenar el impacto que sobre la tierra produce el proceso de desaparición de la misma.
La incineradora de Las Lomas, que también forma parte del entramado de Valdemingómez. En Las Lomas se trata el 19 por ciento de las 4.000 toneladas de residuos que cada día llegan hasta la Planta de Tratamiento. Lo más novedoso es no solo la recuperación energética instantánea generada por el calor de la incineración, sino las medidas para el control de emisiones. El 20 por ciento de la inversión en esta infraestructura - dice la directora - está destinado a medidas de control de emisión de gases tóxicos, ya que la legislación es muy “exigente” y establece cotas muy bajas que en ningún caso se pueden sobrepasar. Un centenar de personas trabajan en la incineradora donde no todo se quema.
El proceso de incineración arranca con la clasificación de envases y la separación de la materia orgánica. Las primeras se venderán a diversas empresas para su reciclado - lo que supone para Valdemingómez el retorno de un 30 % de la inversión por venta de material (plásticos entre otros)- mientras que la basura orgánica se convertirá en compost para el abono de determinados suelos. Igual pasa en las otras dos instalaciones: Las Dehesas y La Paloma, donde el trabajo se inicia en las respectivas plantas de separación y clasificación de envases y prosigue en las plantas de compostaje. Además, Las Dehesas posee una incineradora de animales en una zona de tratamiento de voluminosos.
A todas estas instalaciones se suma un vertedero de 70 hectáreas donde va a parar la basura de la basura, es decir, todo lo que es rechazado en el resto de plantas.
Además, dos plantas de biometanización entrarán en funcionamiento en el 2007 que acelerarán el proceso de generación de biogas.