El consumo de áridos para la construcción registra una nueva y alarmante caída histórica
Según las estimaciones preliminares, en el sexto año consecutivo de crisis del sector, el consumo de áridos para la construcción se ha vuelto a desplomar un -35%, hasta alcanzar unos valores absolutos nunca vistos, de menos de 115 millones de toneladas. Desde 2006, cuando se consumieron cerca de 500 millones de toneladas, el consumo ha retrocedido cerca del -77%, arrastrando a su vez al volumen de negocio sectorial que es, en la actualidad, el 19% del registrado ese año.
En términos de consumo de áridos per capita, se ha reducido hasta las 2,4 toneladas / habitante /año, datos muy inferiores a la media de los países de la UEPG (5,8 t/hab. /año) y mucho más propios de países subdesarrollados del tercer mundo que de una economía occidental integrada en la UE.
Ninguno de los indicadores adelantados del sector permite vislumbrar una recuperación del consumo en 2013. Según datos de SEOPAN, en 2012, la licitación pública retrocedió hasta cerca de los 7.400 millones de Euros, el -46%, con caídas del -59,1% en la Administración General, del -38,4% en las Comunidades Autónomas y del -30% en la Administración Local. Por su parte, los datos de consumo de cemento de OFICEMEN no son más alentadores, con una caída en 2012 del -34% y un cierre del mes de enero de 2013 del -21%.
Pocos sectores de la economía nacional están experimentando recesiones de esta gravedad (-80%), sin recibir apenas ningún tipo de apoyo o de medidas que permitan hacer frente a procesos tan destructivos y que pueden tener consecuencias irreversibles para las propias empresas comprometiendo, aún más, la eventual salida de la crisis de nuestra economía.
La recesión por la que atraviesa el país se ve agravada por la falta de políticas efectivas de apoyo a los sectores industriales, en general, y al sector de la construcción en particular – con especial énfasis en las medidas de subida de impuestos, recorte del gasto en inversiones productivas, en el endémico incumplimiento de la legislación de morosidad de las propias Administraciones y en la crisis del sistema financiero –, colocando a las industrias de productos de construcción en una dramática situación que compromete el futuro de miles de empresas y de puestos de trabajo.