La importancia de apostar por la innovación en el entorno empresarial
Destinar parte de la financiación a la innovación debería ser una práctica instaurada en todas las empresas. Principalmente, porque es la mejor herramienta para diferenciarse de los competidores, mejorar la competitividad e impulsar el crecimiento y rentabilidad del negocio. Con ello, invertir en I+D+i no solo favorece la tan valorada diferenciación, sino que es una llave para abrir nuevas oportunidades.
Inversión en innovación: beneficios a corto y medio plazo
¿Cuál es el beneficio más inmediato de apostar por la innovación? Podemos decir que es la diferenciación. Contar con nuevas tecnologías, tanto en los procesos como en el resultado final, ya sea en los productos o servicios, añade inmediatamente valor frente a los competidores. De este modo, es una ventaja competitiva inmediata.
Generalmente, las nuevas tecnologías que se aplican a los procesos tienen como principal objetivo reducir los costes, mejorar la eficiencia y aumentar la productividad. Además, conforme estas innovaciones se van asentando y se optimizan los resultados, pueden surgir nuevos flujos de ingresos y mejorar la rentabilidad de la empresa a medio plazo.
Por otro lado, ser reconocido en el mercado como una empresa innovadora atrae talento cualificado. Los mejores profesionales siempre buscan oportunidades para trabajar en entornos innovadores en los que puedan desarrollarse y aportar nuevas ideas. De igual modo que se atrae talento, también se fideliza a los empleados, ya que la innovación supone un desafío muy atractivo para ellos.
Otro de los beneficios más significativos a corto/medio plazo es la adaptación a los cambios en el entorno empresarial. Asimismo, abre nuevas oportunidades de mercado, permitiendo a las empresas diversificar su oferta de productos y servicios.
Finalmente, apostar por la innovación sienta los cimientos para crear una cultura organizacional en la que se valore y promueva la creatividad. De este modo, tiene un impacto transversal en las compañías, afectando muy positivamente al funcionamiento de las empresas, cultura y resultados.
¿Y qué hay de los beneficios a largo plazo?
En primer lugar, la apuesta por la innovación ayuda a las empresas a ganar relevancia y a mantenerse competitivas. Con ello, consolidan su posición en el mercado y establecen barreras de entrada para posibles competidores.
Por otro lado, tener capacidad de innovar hace que las empresas puedan adaptarse y responder de manera efectiva a los cambios y disrupciones en su entorno empresarial. Además, abrir nuevas oportunidades de mercado favorece el crecimiento de la compañía.
Hay que destacar que las empresas innovadoras son percibidas por el entorno como líderes y referentes en sus respectivos mercados, lo que les otorga prestigio y reconocimiento a largo plazo. Esto les permite influir en la dirección y desarrollo del mercado en el que operan.
Por último, ser líder y referente en el mercado genera un valor adicional para los accionistas. En primer lugar, por el aumento de los ingresos. Pero, también, por la mejora de la rentabilidad y la creación de activos intangibles como es la reputación.
¿Cómo se puede evaluar el potencial innovador de una empresa?
Antes de realizar cualquier tipo de inversión en innovación, es recomendable analizar el potencial innovador de una empresa. Algunos de los pasos que se pueden seguir para facilitar esta evaluación son:
- Evaluar la cultura organizacional para determinar si se promueve la creatividad, la experimentación y el aprendizaje. Contar con una cultura empresarial en la que se fomente la innovación es base para impulsar el potencial innovador de la empresa.
- Analizar el historial de innovación de la empresa, observando la frecuencia y el éxito de sus iniciativas pasadas en la introducción de nuevos productos, servicios o procesos.
- Examinar los recursos dedicados específicamente a actividades de investigación y desarrollo, incluyendo presupuesto, personal y tiempo asignados a impulsar la innovación.
- Evaluar la capacidad de adaptación de la empresa y su capacidad para identificar y aprovechar oportunidades emergentes en el mercado.
- Revisar los procesos y estructuras organizacionales en busca de posibles obstáculos o facilitadores de la innovación, desde la toma de decisiones hasta la gestión del riesgo.
- Establecer indicadores de rendimiento específicos relacionados con la innovación para poder monitorear el progreso de la empresa en este aspecto.
- Evaluar la actitud de la empresa hacia el riesgo y su disposición a tolerar el fracaso como parte del proceso de innovación.
- Considerar la posibilidad de establecer colaboraciones con organizaciones externas, como universidades, laboratorios o startups, para fomentar la innovación a través del intercambio de conocimientos y recursos.