Diálogos en circular SIGAUS. Entrevista a Elena Calvo Gallardo, subdirectora general de CIRCE
Desde la primera revolución industrial nuestra economía ha sido esencialmente lineal: un camino sólo de ida, en el que extraemos los recursos de la naturaleza, los transformamos, los consumimos y acaban convertidos en residuos. Hoy, asistimos a la ‘cuarta revolución industrial’, impulsada por la digitalización y la innovación, pero también por el gran potencial de los nuevos modelos circulares, donde los residuos se convierten en materias primas listas para ser utilizadas en nuevos procesos productivos. Es, sin duda, el momento de la Economía Circular y de la Industria 4.0, que traerán consigo nuevas formas de producir que permitan conservar y recuperar el valor económico de los recursos antes de que acaben en los vertederos o sean eliminados de otra forma. Precisamente para hablar del futuro en el sector industrial, SIGAUS invita a expertos de estos ámbitos con el objetivo de analizar las posibilidades de las tecnologías emergentes, los nuevos nichos de mercado y la oportunidad que esto supone para el sector en términos de eficiencia, ahorro de costes y reducción de sus impactos ambientales. Hoy es el turno de Elena Calvo Gallardo, subdirectora general de CIRCE.
Ingeniera Industrial por la Universidad de Zaragoza, Elena Calvo Gallardo cursó estudios posteriores en el IESE Business School de la Universidad de Navarra y en The London School of Economics and Political Science (LSE) y cuenta con un Posgrado de Gestión de Proyectos y Actuaciones Internacionales y Comunitarias de I+D+i en la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y un Master en Comunidades Europeas y UE en el Real Instituto de Estudios Europeos. Comenzó como investigadora en el centro tecnológico CIRCE en 2006 en el ámbito del desarrollo de escenarios nacionales de penetración de tecnologías para la reducción de emisiones y actualmente ejerce como Subdirectora General en la misma institución, dedicada a transferir soluciones tecnológicas al tejido empresarial en el ámbito de la energía y la sostenibilidad, donde previamente lideró la Unidad de Innovación y Promoción y trabajó coordinando las delegaciones de CIRCE en Bruselas y para Latinoamérica, gestionando proyectos internacionales colaborativos de I+D+i y Horizonte 2020 de la Unión Europea.
CIRCE es un centro tecnológico dedicado a fomentar tres pilares principales: la investigación, la transferencia tecnológica y la formación especializada. ¿Qué importancia tienen estos aspectos a la hora de trabajar con las empresas? ¿Cómo podemos trasladarles la necesidad de innovar y apostar por la circularidad y la sostenibilidad, más en estos momentos en los que está en juego una recuperación postpandemia tan desafiante?
El tejido empresarial ya es consciente de que procesos como la transición energética o la descarbonización son caminos de no retorno. El desafío, en muchas ocasiones, radica en establecer los puentes necesarios para hacer útil la investigación en el ámbito de la empresa.
Esta es la razón de ser de centros tecnológicos como CIRCE, cuyo objetivo es servir de gran correa de transmisión entre la innovación y el tejido productivo. Nuestro objetivo final es que las industrias que trabajan con nosotros mejoren su competitividad. ¿Cómo lo hacemos? Transfiriendo tecnología fruto de investigaciones que responden a las necesidades del tejido empresarial. Para nosotros los problemas de la industria traccionan el desarrollo de tecnología y no al contrario.
Precisamente la Economía Circular es un concepto de máxima actualidad y una de las claves de esta recuperación, pero ¿qué queda por hacer, como reto o retos más urgentes, para impulsar de forma real desde el sector industrial y productivo esta nueva forma de gestión? y, por su experiencia con el sector empresarial en general, ¿cuáles son las barreras que detectan para lograrlo?
Exacto, la economía circular es una de las vías más prometedoras para implementar modelos de negocio y cadenas de valor exitosos que se adapten a las demandas de la sociedad y un sistema productivo más respetuoso con el medio ambiente.
Uno de los principales escollos para su desarrollo es la tecnología, que es el habilitador más relevante de esta transformación. Internet de las cosas, los análisis de ciclo de vida, la inteligencia artificial o las prácticas innovadoras de valorización son conceptos que nos permiten entender cómo diseñamos nuestros productos, qué impacto tienen, cuáles son sus puntos de ineficiencia a lo largo de la cadena de suministro… Y toda esa información ayuda a la empresa a tomar decisiones y acelerar modelos económicos sostenibles y rentables.
La industria 4.0 y la digitalización parecen ser otras de las claves de futuro, pero ¿cree que las empresas españolas están preparadas para afrontar esta revolución? ¿Qué retos plantea teniendo en cuenta la situación de desarrollo en nuestro país de la investigación y la tecnología y, en general, de la I+D empresarial?
Sí, al final, todo converge en sostenibilidad en mayúsculas. Hoy, optimizar procesos y mejorar la posición competitiva son sinónimos. Si una empresa quiere implantar procesos desde la circularidad tiene que estar abierta a implementar otros complementarios que se encuentran dentro del ámbito de la Industria 4.0 y la digitalización como el uso de sensores de identificación y control de calidad, sistemas digitales de análisis y optimización de información, entre otros.
Este enfoque integral supone un importante avance para las empresas, ya que permite optimizar la sostenibilidad de sus procesos, incrementar la eficacia de los diseños, así como mejorar la reciclabilidad y gestión de los residuos.
En mi opinión, el principal reto es que la industria cuente con un socio que le ofrezca cálculos y previsiones fiables en su tránsito hacia el 4.0. Esto y, además, hacer entender al tejido empresarial que la innovación es accesible para todos.
¿Qué importancia tiene en la ecuación la prevención y la gestión de residuos a la hora de avanzar hacia un verdadero modelo innovador y sostenible y cómo valora el papel de los sistemas de responsabilidad ampliada del productor como SIGAUS?
La prevención y la gestión de residuos es crucial, así como la labor realizada por SIGAUS en este sentido. Su manera de trabajar tan cercana a los fabricantes e importadores es imprescindible para lograr una transición exitosa hacia esa economía circular de la que hablamos. Caminar de la mano con las empresas, escuchando sus necesidades y retos, es la única manera de primar la reutilización de productos usados que, en otras circunstancias, serían final de la cadena y hoy los estamos convirtiendo en inicio, generando a la vez riqueza, empleo de calidad y nuevos modelos económicos sostenibles en el tiempo.
Para un avance rápido de estos nuevos modelos que comentamos, sin duda, la formación, divulgación y sensibilización son imprescindibles, y algo a lo que también dedican recursos los sistemas de gestión, pero ¿cómo podemos generar conciencia ante la sociedad para poner en valor la importancia de esta labor para que se produzca de manera efectiva un cambio social y cultural real?
Tenemos que ver que el cambio que involucra a la sociedad no solo es cultural, sino también estructural. Como decíamos, lo que antes era una cadena con un final ahora es un proceso de creación de valor circular en el que todos formamos parte.
Tal como cualquier proceso industrial, cada uno de los eslabones de la cadena tiene un papel protagónico y decisivo. Formar y divulgar a la sociedad le otorgará no solo protagonismo, sino también un rol decisivo en la rentabilidad del proceso – y la suya propia. Pero a mi entender, lo más importante es que una correcta sensibilización social generará también fidelidad a todas esas cadenas circulares con las que se vea involucrado e identificado. Indudablemente, la revolución circular no solo es un reto inevitable sino una increíble oportunidad de mercado para quienes mejor lo hagan.