Cambio generacional en femenino en la industria del mecanizado
La revolución impulsada por la Industria 4.0 irrumpe con fuerza entre las empresas de mecanizado. La pandemia ha acelerado un cambio de paradigma que fomentará una mayor competitividad en el mercado y una mejor optimización del rendimiento productivo. Los últimos avances tecnológicos no sólo van a permitir la supervivencia de muchas empresas de mecanizado, sino que se convierte, a su vez, en una oportunidad de especialización, para atajar, sobre todo, el problema del empleo juvenil.
En este contexto, la mujer está cogiendo un papel protagonista, para asumir responsabilidades en la fábrica del futuro, como una alternativa real a sus oportunidades laborales en una profesión que, hasta entonces, tenía un marcado acento masculino.
Desde Aspromec han querido analizar el comportamiento de los usuarios de su comunidad y, en los dos últimos años, han detectado una mayor presencia de mujeres que ya supone el 50%. Pero, además, el perfil es muy joven, entorno a los 18 y 24 años, que busca, especialmente, información sobre procesos de mecanizado y soluciones tecnológicas en los nuevos entornos industriales.
Este comportamiento es, para Nuria Salan, doctora en Ciencia de los materiales e Ingeniería metalúrgica y profesora de la Universidad Politécnica de Catalunya (UPC), “natural porque existe un marcado cambio generacional, gracias a la entrada de profesionales en edad productiva. No obstante, en el mundo industrial lo que no se está detectando con la misma normalidad es un cambio de actitud en conceptos como eliminar horarios demasiado estrictos o implementar la productividad por objetivos. Asimismo, se tiende a desconfiar de directivos demasiado jóvenes, y no digamos de una mujer, para mantener unos modelos operativos que funcionaban con éxito en el siglo pasado, como el de las reuniones maratonianas, y que ahora han quedado obsoletas. El cambio debe darse en todos los niveles”, reconoce.
La mujer en el taller de mecanizado
Si echamos la vista atrás, como nos recuerda Salan, la mujer siempre ha ejercido profesiones técnicas, pero ha estado en la sombra en las fábricas y no se ha tomado en valor una capacitación femenina que ahora se ha convertido en casi una prioridad. “En tiempos de guerra, cuando los hombres eran enviados al frente, ¿quiénes se hacían cargo de las fábricas y de la producción industrial? Y lo hicieron realmente bien. Es más, cuando el propietario traspasaba, su mujer se hacía cargo de la empresa hasta que el heredero tenía edad para asumir esta responsabilidad, las famosas organizaciones ‘Viuda de…’ Pero, lamentablemente, no se habla de esta circunstancia y nos centramos en modelos masculinos que son los que ocupan la mayoría de cargos de decisión. No es cuestión de géneros sino de capacidades”.
En este sentido, la mayor formación, especialización y un contexto socio-económico más convulso que el de generaciones anteriores ha favorecido que se remarque esta necesidad de impulsar la capacitación femenina en el entorno industrial. Para Nuria Salan, “las mujeres anteponen, en la actualidad, las necesidades familiares o reproductivas a las profesionales o académicas. De ahí que se haya favorecido este empoderamiento que se apostará con mayor naturalidad en las generaciones futuras”.
Formación y especialización en la industria del mecanizado
La formación es la clave para acceder al mundo laboral, romper estereotipos e impulsar el crecimiento y la competitividad de la industria del mecanizado. “En mi caso particular, imparto contenidos técnicos y que sea una mujer contribuye, en cierta medida, a romper barreras y a demostrar que no sólo los hombres pueden tomar decisiones en la industria. Hay que tratarlo con total naturalidad y hablar de perfiles como directores de producción, jefes de calidad o similares sin la idea preconcebida que detrás hay un hombre y no una mujer”, añade Núria Salan.
En contrapartida, la digitalización puede motivar a la generación de nuevo empleo femenino, pero Salan alerta que no se use como arma “para dejar a las mujeres escondidas detrás de un ordenador, sino en igualdad de oportunidades. No obstante, es cierto que los itinerarios formativos técnicos y/o tecnológicos están dando muy buenos frutos entre las estudiantes”.
Sin embargo, para una plena igualdad de género en el mundo industrial, se debe mejorar la base y disponer de maestros con auténtica pasión tecnológica que den respuesta a empresas como las de mecanizado. “La tecnología no tendría que ser una asignatura aislada sino transversal como el resto de materias. ¿Y qué relación tiene con la igualdad de género? Mucho porque si se obtiene este aprendizaje común, también tendremos la percepción que todos, niñas y niños, pueden hacer, alcanzar e incluso soñar lo que quieran sin límites y sin excepción. Entonces tendremos la igualdad real”, concluye Nuria Salan.