Röhm cumple 100 años basados en la calidad

Röhm se creó hace 100 años, en 1909. Como tantas otras historias de éxito, en el origen está una familia y, de hecho, Röhm GmbH continúa siendo una empresa familiar. Eso sí, con unos 1.900 trabajadores y una facturación de 183 millones de euros. A finales de 2007 la familia Röhm se apartó del negocio operativo y desde 2008 hay una gestión externa.

En términos generales, Röhm es uno de los tres principales fabricantes de elementos de sujeción del mundo. En el campo de los portabrocas, por ejemplo, tiene en torno a un 15% de cuota de mercado a nivel mundial. Ofrece 8 grupos de productos, que Michael Fried agrupa, por su importancia, en tres grandes apartados: los portabrocas, el programa estándar, que se comercializa a través del suministro industrial y las soluciones especiales. Estos tres apartados completan, prácticamente a partes iguales, la facturación total del grupo.

La gama de Röhm

Los grupos de producto de Röhm son los siguientes:

- portabrocas

- puntos fijos y arrastradores frontales

- platos de torno

- mordazas (para CNC y máquinas convencionales)

- sistemas de manipulación

- sistemas de amarre

- mandriles expansibles

- sistemas de herramientas con mango de cono hueco para amarre y cambio de herramientas

- soluciones especiales

Röhm exporta el 50% de su producción a todo el mundo, si bien esta cifra podría ser mayor ya que muchas equipaciones vendidas en Alemania acaban instaladas en fábricas fuera de este país.

En su internacionalización influye sin duda la creación de filiales en los principales países industrializados, entre ellos España, donde Röhm Ibérica acerca todos estos elementos de sujeción al cliente español. También existen filiales en Reino Unido, Francia, Suiza, Italia, Estados Unidos, Brasil y Dinamarca.

Fuera de Europa, además de su apuesta por China a través de un joint venture, Brasil también ocupa un papel destacado en su faceta exportadora. “Estamos en Brasil, desde hace 50 años –afirma Michael Fried- e incluso contábamos con una fábrica de portabrocas que decidimos cerrar, porque ahora suministramos a Brasil desde China. Sin embargo, acabamos de crear en Brasil una nueva empresa para comercialización y a medio plazo construiremos una fábrica”.

Entre el 10 y el 15% de su facturación proviene de Asia.

La fabricación principal se lleva a cabo en las tres plantas de Alemania: Sontheim, con 1.200 trabajadores, Dillingen 350 trabajadores y Sant Georgen. Cuenta también con una planta de producción en China, con unos 100 empleados, en este caso a través de un joint venture 50-50 con el principal productor mundial de portabrocas del mundo.

Una fábrica en India y otra en Eslovaquia, para suministrar a la fabrica de Dillingen, completan sus capacidades productivas.

Pero el cerebro de todo ello sigue estando en Alemania, donde se realiza todo el desarrollo.

Que las cosas no están bien no es una novedad para nadie, pero el máximo responsable de Röhm comienza a ver la luz al final del túnel: “Pensamos que Asia, especialmente China e India, están ya mostrando signos de mejora, de la misma forma que Sudamérica. Estoy seguro de que en estas áreas la situación habrá cambiado para final de año”.

A pesar de la caída de ventas en este año 2009, el mes de mayo registró un aumento de las ventas. “Creemos que hemos tocado suelo y que en los meses de septiembre u octubre mejorará la situación. Sin embargo, no contamos con situarnos al mismo nivel que en 2006 hasta el año 2011”.

En estas circunstancias y en un entorno de competencia agresiva, los 100 años de Röhm influyen muy positivamente. Sobre su experiencia y su apuesta por la calidad, Michael Fried opina que “Röhm es conocida y vive no por dedicarse a productos de masa, en sus sectores clave, sino como solucionador de problemas. Cuando hay trabajos difíciles la gente acude a Röhm. En portabrocas sí entramos en esa guerra de los productos masivos y estamos preparados para ello, pero realizar soluciones especiales a partir de piezas estándar es una de nuestras especialidades. Y esto lo queremos reforzar”.

¿Es esto es muy diferente en Asia? Es decir, ¿existe en Asia esa necesidad de productos más individualizados? En respuesta a estas preguntas, el directivo de esta multinacional alemana opina que Asia no es sólo una acumulación de fábricas de bajo coste y baja calidad. “Muchas máquinas que se compran en Europa se acaban trasladando a Asia porque se venden procesos completos. Los procesos se introducen en Europa y luego se trasladan por completo a Asia. Ahora mismo el precio está teniendo mucha relevancia en las ventas y será difícil lograr un nivel de precio razonable en el futuro. Pero nosotros tenemos una filosofía clara de diferenciarnos por nuestra calidad. Creemos que los clientes sí están dispuestos a pagar más por la calidad. Tal vez no mucho más, pero sí un 10 o un 15 por ciento más por asegurarse que lo que compra tiene la calidad que necesita. Seguridad, calidad, reducción de tiempos muertos... son ventajas de nuestros productos que los clientes valoran”.

En España Röhm cuenta desde hace 26 años con oficinas, almacén, oficina de diseño y con capacidad de ejecución de transformaciones y adaptaciones. “Sobre todo- aclara Juan J. Atienza- tenemos la experiencia y los conocimientos para recomendar al cliente lo que debe utilizar en determinado momento para resolver fabricaciones de piezas. Tenemos un banco de pruebas para tests, donde comprobamos las soluciones que estamos dando a los clientes españoles. En contacto con nuestros técnicos de Alemania solucionamos problemas aquí, lo cual nos da una gran ventaja”.

Se trata de una labor importante, porque el mercado español se caracteriza por las adaptaciones de productos estándar hasta el punto de convertirlos en soluciones individualizadas. “El utillaje es algo evolutivo – continúa Atienza- y nosotros, que llevamos la innovación en la sangre, estamos muy preparados y acostumbrados a estas adaptaciones que siempre surgen en los clientes”.

Manuel Martínez, el director de Ventas de la empresa alemana, conoce muy bien las particularidades del sector español. Su origen español le facilita el acceso a las necesidades de nuestro mercado, donde Röhm Ibérica, con el liderazgo Juan J. Atienza tiene una presencia destacada.

Los clientes españoles valoran la calidad de Röhm, según afirman tanto Atienza como Martínez. “Claro que también nos encontramos con los que quieren la calidad de Röhm, pero a un precio asiático. Y es obvio que esto no puede ser. De todas formas, a pesar de la competencia no hay nadie que tenga una gama de productos tan completa como la que nosotros ofrecemos”.

¿Tiene futuro la producción en Europa?

“Creo que sí, estoy convencido de que Europa tiene su sitio en el futuro, aunque no será como en los últimos años – afirma Michael Fried-. En 2007 y 2008 hubo un sobrecalentamiento de la economía europea. Había demasiada capacidad, pero a pesar de ello estoy seguro de que hay un hueco para nosotros. Creo que el ‘made in Europe’ sigue siendo muy importante para nuestros clientes. Si pienso en un crecimiento en el futuro como el de 2007 ó 2008 no creo que la capacidades de producción se vuelvan a construir como se hizo. En el caso de Röhm, creo que tenemos que analizar qué se puede producir en Estados Unidos, por ejemplo, mirar más al potencial de China o Rusia, un país muy, muy importante. De hecho, pienso que tenemos que empezar con la producción en Estados Unidos.