Xabier Ortueta, Director General de AFM
La situación de partida era muy complicada, la bajada de la demanda había llevado nuestra cifra de facturación a prácticamente la mitad de lo obtenido al cierre de 1990, y muchas empresas se hallaban en serio compromiso de cierre. Pero una vez más, la inexorable teoría de los ciclos aplicó sus fuerzas para dibujar la inflexión en la desmejorada curva de facturación y durante 7 años, hasta 2001, nos regaló crecimientos sucesivos hasta hacernos alcanzar la cifra de referencia de los 990 millones de Euros. La serie durante estos años era también la mejor jamás registrada, y los incrementos acumulados de nuestra industria de máquinas herramienta, los más potentes entre los principales países productores. Es necesario anotar que el crecimiento tuvo un doble anclaje, el mercado nacional con una actividad industrial pujante, contribuyó junto con los tradicionales mercados europeos y americanos de manera significativa a la recuperación de la demanda.
Estos años sirvieron, al principio, para saldar las cuentas negativas con el pasado y después para acometer toda suerte de inversiones y esfuerzos en solidificar la estructura empresarial de nuestra industria, y evolucionar nuestro producto que saliéndose claramente del posicionamiento de ventaja en costes, buscando alternativas más próximas al cliente. La precisión, la fiabilidad, la velocidad, la robustez, la disponibilidad, la personalización, el servicio cobran un significado que marcarán la estrategia del futuro hasta nuestros días. La electrónica, los nuevos accionamientos,los sistemas de guiado, las mejoras en los cabezales, las diversas opciones de motorización, las evoluciones en herramientas y un largo etcétera marcan el camino de la evolución de nuestra oferta, que también generalizando se hace definitivamente mayor (de edad sí, pero también en dimensiones).
Y esta situación nos trae a nuestros días. Detrás, tres años de crecimiento que no han afectado a todos por igual. Los mayores fabricantes, los más internacionalizados han tenido un buen comportamiento (con llamativas cifras por ejemplo en el subsector del fresado), y los más pequeños, los más dependientes del débil mercado nacional no han podido aprovechar tanto la situación (destaca la pequeña industria orientada a la maquinaria de deformación más sencilla). Y cómo enfrentamos el complicado panorama actual? Parece estos quince años han dejado el sabor de mucho trabajo bien hecho, y de tantas cosas que han mejorado y evolucionado positivamente. Sin embargo, es cierto que persisten algunos factores del pasado y que las debilidades están descritas: necesidad de tomar mayor dimensión, y que los caminos del futuro están marcados: competitividad vía innovación (en producto, y en lo demás) e internacionalización (sin cuartel). Sin duda la buena cartera de pedidos acumulada, y sobre todo, la raza emprendedora que nuestro sector ha demostrado históricamente, llevará a nuestros empresarios y empresarias a acertar en la elección del camino.