Línea transfer para el mecanizado de culatas de automóvil (1948) Foto: Archivo Patxi Aldabaldetrecu
La producción y comercialización de máquinas-herramienta para el trabajo de los metales ha tenido una notable entidad en la Comunidad Autónoma del País Vasco, a partir del inicio de la segunda parte del siglo XX. En Navarra, este sector tiene una presencia muy reducida, que puede calificarse de simbólica.
Hay que recordar que, a finales del siglo XIX, algunos talleres de nuestro país ya se especializaron "en la construcción y reparación de maquinaria", pero que fue en las dos décadas que siguieron a la finalización de la guerra civil española, cuando empezaron a tener importancia relativa, para consolidarse en el período 1959/1970, al amparo de la favorable coyuntura interior y exterior y la política autárquica, que de hecho, reservaba el mercado español a la producción propia.
Es muy destacable la tendencia a la concentración de esta actividad en nuestra Comunidad, y dentro de la misma en Guipúzcoa, de forma que, actualmente, fabricamos más de las tres cuartas partes de estos bienes del conjunto español
La concentración en el País Vasco
Históricamente, las empresas especializadas en la construcción de máquinas-herramienta han evolucionado como se refleja en el cuadro I.
El sector lo integran pequeñas empresas (casi el 40% emplean a 25 o menos trabajadores) y únicamente 10 (el 10,8% del total), tienen una plantilla de cien o más ocupados. Las dos de mayor entidad, justamente llegan a 400 ocupados.
De las 267 empresas consideradas fabricantes de máquinas-herramienta en 1960, el 55% se ubicaban en el País Vasco (35% en Guipúzcoa). Casi cuatro décadas más tarde, el número de constructores del sector se ha reducido a 93, de las que más del 70% se encuentran en la CAV - y el 54% son guipuzcoanas.
El análisis del empleo por territorios refleja todavía una mayor concentración, pues hasta el 62% del conjunto de los trabajadores de esta actividad se encuentran en Guipúzcoa, siendo el Bajo Deba la comarca con una especialización en la construcción de estos bienes, con Elgoibar como población más destacada.
Esta concentración comarcal se explica por las singulares características que han tenido históricamente las empresas constructoras de máquinas-herramienta, creadas en gran medida por trabajadores que, conociendo las técnicas necesarias para fabricar estos bienes, dejaban las empresas en que prestaban sus servicios para constituir otras de nueva implantación. Como consecuencia de este proceso, de empresas como Estarta y Ecenarro se han derivado hasta cuatro generaciones de constructores. A partir de la década de los ochenta, este proceso, que continúa, es, sin embargo, mucho menos dinámico.
La agrupación sectorial que engloba a los constructores (Asociación Española de Fabricantes de Máquina-Herramienta - AFM.) tiene su sede social en San Sebastián, donde también se celebran los principales congresos internacionales especializados en este sector.
La evolución en el período 1970/1985
La evolución de las principales variables de la producción y comercialización exterior de máquinas-herramienta para el trabajo de los metales se refleja en el cuadro II
Este período puede dividirse en dos partes. La primera entre 1970 y 1975; la segunda entre esta última fecha y 1985.
Entre 1970 y 1975 la demanda de máquinas-herramienta del mercado español creció con fuerza ,sobre todo durante la primera parte de los años sesenta, llegando a doblarse en pesetas corrientes al pasar de los 9.240 MPtas a 21.555 MPtas. El dinamismo de la actividad económica y de la inversión de la época contribuyeron decisivamente a esta evolución.
Las empresas especializadas en la construcción de máquinas-herramienta supieron aprovechar esta favorable situación, y su producción pasó de .7.700 MPtas en 1.970 a 16.828 MPtas en 1.975, multiplicándose en consecuencia por 2,18. A pesar de ello el abastecimiento de la demanda interna por la producción propia se redujo en 14 puntos, al pasar del 68 al 54% por el dinamismo de las importaciones que pasaron en un quinquenio de 2.700 MPtas a 9.787 MPtas (se multiplicarán por 3,62) y cada vez de mayor precio medio, que creció de 221 a 359 Ptas/Kg.
Pero, al propio tiempo, las exportaciones se triplicaron (de menos de 2.000 MPtas a casi 6.000 MPtas) al igual que el precio medio por Kg vendido a terceros, lo que refleja el aumento del contenido tecnológico de las máquinas exportadas.
El desarrollo tecnológico propio, apoyado en muchos casos en la transferencia de conocimientos del exterior, así como la consolidación financiera de numerosas empresas fueron notables durante estos años.
La segunda parte se inicia en 1.976 y se prolonga una década hasta 1.985 caracterizándose por una importante crisis de demanda con sus negativas repercusiones en los resultados de las empresas, llegando a cuestionar incluso la viabilidad de las más débiles. El empleo, tanto directo como indirecto, se vio negativamente afectado. En esta época las ayudas públicas juegan un papel destacado en el sostenimiento del sector.
El número de empresas consideradas como constructoras de máquinas-herramienta que a principio de los años sesenta eran más de 250 se redujo de forma ininterrumpida tras su reordenación, hasta situarse en 119 en 1984.
La demanda de máquinas-herramienta del mercado español se redujo fuertemente incluso en pesetas corrientes, pasando de los 21.555 MPtas de 1.975 a 14.881 MPtas de 1.978. Es decir: en un solo trienio la caída fue del 31%, para reaccionar los cuatro años siguientes.
En una coyuntura tan adversa del mercado interior los fabricantes supieron reaccionar vendiendo una parte cada vez más importante de su producción a los mercados exteriores (del 30% de 1975 a casi el 65% en 1980), pasando en cifras absolutas de poco más de 5.000 MPtas a 16.367 MPtas, es decir, 3,2 veces más. Además, a precios cada vez más elevados (de 198 Ptas/Kg. a 437 Ptas/Kg). En 1977 las ventas al exterior, de 7.789 MPtas, superaron por primera vez a las compras (6.941 MPtas).
Sin embargo, y a pesar de la fuerte caída de las importaciones (de 9.787 MPtas a 7.400 MPtas en un quinquenio), la reducción de su participación en el abastecimiento de la demanda interna fue únicamente de 2,7 puntos (del 48 al 45,3%).
En la parte final de este período se inicia una recuperación de la demanda interna que nuestros fabricantes atendieron en buena medida lo que, unido al mantenimiento de las exportaciones, permitió un sustancial aumento de la producción. A su vez, las importaciones registraron fuertes oscilaciones.
El quinquenio 1986/1990
La adhesión española a la entonces Comunidad Económica Europea a partir del 1 de enero de 1.986 supuso la culminación de interminables negociaciones que ya duraban veintitrés años (se iniciaron en 1.962) y profundas modificaciones en nuestro funcionamiento habitual. Y ello como consecuencia desde el paulatino desarme arancelario hasta la puesta en marcha del impuesto sobre el valor añadido (IVA) o la unificación a nivel comunitario de la regulación de la propiedad industrial y de las patentes y marcas.
Los constructores de máquinas-herramienta obtuvieron excelentes resultados durante el quinquenio 1.986/1.990, que se resumen en el cuadro III. El dinamismo de la demanda del mercado español y de los mercados, sobre todo europeos, que los fabricantes supieron aprovechar, fueron fundamentales en los logros alcanzados. Al propio tiempo se estabilizó el número de empresas especializadas en esta actividad, que mejoran sustancialmente su situación financiera gracias a las rentabilidades obtenidas y reinvertidas los avances tecnológicos por desarrollo propio y adquisiciones son también muy importantes.
El consumo interno de máquinas-herramienta entre 1.986 y 1.990 se dobló ampliamente pasando de 45.300 a 110.900 MPtas, alcanzando cotas no logradas con anterioridad. Esta demanda fue abastecida en su mayor parte por la producción propia que sin embargo perdió hasta 15,5 puntos de cuota (del 67,3 al 51,8) al pasar las importaciones 14.800 MPtas a 53.500 MPtas, a lo que contribuyó decisivamente el desarme arancelario. Al perder una parte del mercado tradicional, los fabricantes intensificaron su actuación exterior vendiendo a terceros cantidades crecientes, pasando de 25.000 MPtas a 46.100 MPtas .
Todo ello permitió que el valor de la producción al final del período superara por primera vez los 100.000 MPtas, al tiempo que se mantenía el número de fabricantes y la ocupación directa a pesar de que las empresas más importantes del sector habían comenzado a externalizar parte de la producción. El empleo medio también se mantuvo estable.
Como ya hemos adelantado, este quinquenio fue también muy importante en la consolidación financiera y tecnológica de las empresas del sector.
Las ayudas del Gobierno Vasco
El desarrollo del autogobierno y del concierto económico de la Comunidad Autónoma Vasca conllevó la posibilidad de aplicar una política industrial específica para el país, de la que los constructores de máquinas-herramienta para el trabajo de los metales se han visto notablemente beneficiados.
En la primera actuación del Gobierno Vasco, el programa conocido como Ayudas a las empresas en dificultades de los primeros años ochenta, la presencia de las empresas del sector fue reducida tanto absoluta como relativamente. Ocurrió lo contrario con el Plan de Relanzamiento Excepcional de Empresas y Sectores Industriales (PRE) regulado por dos decretos (150 y 339 de 1.985) y con vigencia para el trienio 1.985/1.987 que concedió ayudas a 50 empresas constructoras de máquinas-herramienta (en realidad 47, porque a un grupo formado por 4 empresas, la concesión fue conjunta y con una importante repercusión favorable). Las ayudas al sector para financiar las reducciones de plantillas y las inversiones fueron las siguientes:
Las subvenciones totales aprobadas llegaron a 2.779 MPtas.
Además de estas subvenciones, el Gobierno Vasco concedió avales ante intermediarios financieros por un importe de 2.077 MPtas, por el 50% de los préstamos que conceden a las empresas acogidas al Plan de Relanzamiento Excepcional para financiar las inversiones aprobadas. Durante estos años, las ayudas para I+D con cargo a un programa específico fueron también importantes.
La década 1991/2000
El carácter cíclico de la demanda de máquinas-herramienta y, en consecuencia, el valor de la producción, se puso de manifiesto una vez más en el período 1991/2000, cuyo inicio se caracterizó por una aguda crisis de relativa corta duración (cuatro años) y que tuvo su mayor incidencia en 1993, viéndose las empresas, y el sector en su conjunto, seriamente afectados.
La evolución de las principales variables se expone en el cuadro IV.
Como aspectos más destacados cabe señalar:
La demanda de máquinas-herramienta del mercado español, registró una fuerte caída en el inicio del período, reduciéndose a la mitad en solo dos ejercicios (de 83.500 MPtas de 1991, a 41.500 MPtas en 1993). A nivel internacional global la tendencia fue similar, aunque de carácter mucho menos agudo.
Iniciada la recuperación en 1994, se mantuvo los seis años siguientes, aunque el año 2000 se produce un estancamiento, e incluso retroceso, en pesetas constantes. En cualquier caso, no deja de ser destacable que los 157.600 MPtas del año 2000, lleguen a ser 3,89 veces mayores de los 41.500 MPtas de 1993. A nivel mundial, la trayectoria es de las mismas características, aunque con grandes diferencias entre los distintos países.
La mejora de la participación de nuestros fabricantes en el abastecimiento del consumo interno (47,4 al 52,6%), unido al crecimiento de las exportaciones (109%, al pasar de 38.500 MPtas a 80.400 MPtas, permitió doblar el valor de la producción, que pasó de 78.000 MPtas a 155.100 MPtas.
Las importaciones mostraron un notable dinamismo, aunque estancándose en el último año, en que alcanzaron los 82.900 MPtas, lo que supone un crecimiento del 89% en relación con los 43.900 MPtas de 1991 lo que, unido a las ventas al exterior, permitió que el comercio total llegara a los 163.300 MPtas, un 96% más que el volumen alcanzado en 1991.
El número de empresas especializadas en la construcción de máquinas-herramienta, que había registrado un fuerte descenso, cambió de tendencia en 1996, al pasar de 84 a 89, manteniéndose la trayectoria positiva hasta el año 2000, en que vuelven a llegar casi al centenar. Casi lo mismo puede decirse del empleo directo y de la ocupación media por establecimiento.
El Gobierno Vasco volvió a apoyar al sector
La acusada crisis de los primeros años noventa, aconsejó al Gobierno Vasco volver a apoyar a las empresas industriales de la Comunidad Autónoma, para lo que puso en marcha el "Plan de actuación extraordinario para empresas industriales en dificultades". Básicamente consistía en la concesión de avales financieros para rescate, reestructuración y reorientación laboral, por lo que fue conocido como 3R. También se contemplaba la concesión de subvenciones no reintegrables a trabajadores de empresas por cierre definitivo de las mismas. Su vigencia alcanzaría el bienio 1991/1992.
Un total de diez empresas del sector se beneficiaron del 3R con la concesión de avales, por importe de 2.225 MPtas y subvenciones de 1.002, cifras que incluyen a una empresa que además de máquinas-herramienta fabrica otros productos.
Las ayudas para I+D también han sido muy importantes, especialmente, con cargo al Programa de Gestión Tecnológica e Innovación (PGTI), así como los convenios con los centros tecnológicos tutelados.
También hay que señalar las ayudas para alianzas estratégicas interempresariales contempladas en el Programa de Competitividad, y el hecho de que los grupos de trabajo de los clusters recomendaron se aplicara a la máquina-herramienta. El pacto (6 de Abril de 1993) entre el Gobierno Vasco y las Diputaciones Forales sobre Reactivación Económica y Empleo, volvió a incidir en la necesidad de formar alianzas estratégicas interempresariales de carácter estable.
Empresas o entidades relacionadas
Asociación Española de Fabricantes de Máquinas-herramienta, Accesorios, Componentes y Herramientas, AFM
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