"Nuestro estudio hace trajes a medida; nosotros guiamos, sugerimos, concretamos..."
Entrevista a Pascua Ortega, interiorista
10 de septiembre de 2008
Encantador y entusiasta. Así es Pascua Ortega, un catalán afincado en Madrid, hijo de una refinada familia, que abandonó una brillantísima carrera en la banca neoyorquina hace 30 años por su verdadera vocación, la decoración de interiores. Le parece ridículo tener una casa decorada, de arriba a abajo, a la última moda.
Cuentan de él que es el anfitrión perfecto. Vivió el Nueva York de Warhol, donde era invitado a todas las fiestas de la ciudad. Más de 500 casas en España y en el extranjero llevan su sello, entre ellas, la que hizo para Carmen Posadas y su marido, Mariano Rubio, frente al Teatro de la Zarzuela, en Madrid, y la de Marieta Salas y el príncipe Zourab Tchokotúa, en Mallorca. Ha decorado las embajadas de España en Washington, Estocolmo e Islamabad, en Paquistán, así como numerosos hoteles, y participa también en la restauración de muchos Paradores Nacionales. También es responsable del interiorismo del caserón de la finca Soto de Mozanaque, propiedad de Joannes Osorio y Blanca Suelves, duques de Alburquerque. Decoró las calles de Madrid con motivo de la boda del Príncipe Felipe.
¿Cuál es su particular definición de 'espacio'?
Es mi materia prima. Manipulando un concepto abstracto como es el espacio, debes obtener una realidad que sirva para desarrollar determinadas funciones. ¡Es fantástico!
Aunque la estancia más importante de la casa es distinta para cada persona, ¿puede establecerse una escala de prioridades?
Nuestro estudio hace trajes a medida; nosotros guiamos, sugerimos, concretamos... pero se trata de personalizar, de conocer la manera de vivir de cada cliente. Yo voy a sus casas y me hago una idea de su personalidad. La experiencia resulta fundamental para saber cómo viven y, con tus propuestas, de algún modo, ayudar a vivir mejor. Por ejemplo, si para la familia es importante guisar o recibir invitados, entonces la cocina cobra trascendencia sobre el resto de las estancias, de modo que desarrollo una cocina integrada en el espacio vital.
Así que les hace un montón de preguntas...
Sí, les pregunto de todo...; cada detalle cuenta.
¿Qué marca más a la hora de elegir un tipo de decoración para el hogar: el país o cultura a la que perteneces, la edad, el nivel económico, la profesión...?
Antes de decir lo que voy a hacer, meto todos los ingredientes del cliente en la batidora... Desde el elemento geográfico (no es lo mismo una casa en el campo que en la ciudad, en el sur de España o en Suiza) hasta la profesión, el nivel de vida, la edad, si le gusta recibir invitados, sus aficiones...; no tendría ningún sentido colocarle una colosal biblioteca a alguien a quien no le gusta leer...
¿Es posible hacer un perfil psicológico de una persona o una familia en función de la decoración de su hogar?
Por supuesto que es posible; lo veo todos los días... Cada detalle es indicativo de cómo es o cómo vive una familia...
Póngame algún ejemplo.
Si entras en un comedor y en primer plano te encuentras el televisor, se trata de una familia en la que no hay diálogo.
Ha dicho usted alguna vez que decorar una casa demasiado a la moda es una cursilada... ¿Cuál es el secreto para una decoración dentro de las tendencias actuales pero sin caer en la despersonalización... y en la cursilada?
Lo importante es que sea ‘tu casa’ y que no esté en contradicción con las tendencias del momento; beber de ellas y, así, tener un hogar que yo llamo actualizado. Pero el orden debe ser siempre ese, no al revés. No es lo mismo un estilo minimalista en una casa junto al mar, que en los Alpes, donde ese look no le iría nada...
¿Cree que la tendencia minimalista está entrando en crisis? ¿Cree que es una moda pasajera?
Todo lo que es exagerado es una moda y se queda anclado en una época. Cuando decoras una casa debes tener en cuenta que ésta tiene que envejecer, no puedes decorar un hogar para una temporada...
La idea de devolver a la cocina su antiguo protagonismo, de convertirla de nuevo en el corazón del hogar, ha sido interpretada por el interiorista Pascua Ortega, en colaboración con la marca De Dietrich, que presentó hace unos meses en Barcelona el concepto Living Cuisine. Ortega propone una visión de la cocina como algo vivo, un espacio armonioso, vanguardista y tecnológicamente avanzado. Se trata de una propuesta que combina tradición y vanguardia, que se aparta de los depurados extremos y recupera la solera de lo antiguo aportando la serenidad de la perdurabilidad. Los elementos como funcionalidad o modernidad son aportados por los electrodomésticos. Hemos hablado con Pascua Ortega sobre su idea del diseño y la decoración del hogar.
¿Cuál es su concepto ideal de cocina?: ¿abierta a la sala?, ¿con qué tipo de mobiliario, electrodomésticos o distribución de los elementos en el espacio...?
Depende de las circunstancias pero, en general, una cocina urbana debe integrar las funciones de comer y cocinar. Ambas funciones deben estar juntas.
Hábleme del concepto Living Cuisine
Si tienes un espacio abierto, un loft, para dos personas, es más fácil incorporar el concepto de cocina unida al salón. Jugar con esos elementos en un piso convencional para una familia con hijos, resulta más difícil pero, en cualquier caso, se trata de lograr una cocina viva, unir ambos espacios todo lo posible para evitar el aislamiento, el destierro a la cocina...
¿Hacia dónde se evolucionará? En definitiva, ¿cómo imagina usted que estarán decoradas y equipadas las cocinas en, por ejemplo, 2050?
La cocina va en función de las modas culinarias, así que va a depender de lo que se estile por entonces, ¿quién sabe si nos alimentaremos a base de pastillas...? Tendremos que adaptarnos a los nuevos usos y costumbres...
¿Qué cree que es más importante: tener gusto o estar a gusto? En fin, que si alguien tiene una ‘horterada’ de casa y está encantado con ella, ¿qué le parece a usted?
Si hay una coherencia entre la persona y la casa, cualquier decoración es lícita y la valoro positivamente.
¿Cree que hoy los gustos están demasiado uniformados o es la oferta la que está demasiado concentrada?; para entendernos, excepto los “antimasificación” convencidos y practicantes, todo el mundo tiene algo Ikea...
Pienso que la oferta media es buena y que las propuestas de este tipo de tiendas son muy mezclables, de manera que es perfectamente posible conseguir un hogar tremendamente personal partiendo de una decoración de tipo estándar y precio razonable, y luego aportar el toque personal. Todo está en función de la interpretación que cada uno hace de los distintos elementos.
¿Qué proyecto ha sido el que más dolores de cabeza le ha dado?
Cada trabajo es como un parto; sólo recuerdas lo bueno, y del dolor te olvidas...
Muy diplomático..., ¿y del que más orgulloso se siente?
Espero que del siguiente.
Buena respuesta.
Vivir la cocina
Es la estancia del hogar que más ha cambiado funcional y conceptualmente.
Dicen que hoy la cocina es el templo de la convivencia, un espacio cada vez más integrado en nuestra vida diaria. En efecto, los roles tradicionales se disuelven y se extienden las funciones, de modo que el espacio para cocinar deviene lugar para las emociones y las relaciones, pasando de estancia de soledad a estancia de convivencia. Una nueva percepción del comer y el cocinar está emergiendo en este tercer milenio donde prolifera el slowfood, al tiempo que las soluciones profesionales. Ambientes limpios, donde convergen códigos lujosos y soluciones básicas son la esencia de la nueva estética de la cocina: simplicidad inteligente.
Libertad y autenticidad son dos claves para entender los nuevos espacios para cocinar, más abiertos, más dialogantes con el resto de espacios del hogar. En una época en la que el conflicto generacional tiende a cero y la tolerancia y el diálogo son la base de la convivencia, la cocina se troca en el marco ideal para una plácida cotidianeidad.