Entrevista Emma Pérez y Jorge Calvo, directora y responsable de TI del Colegio Europeo de Madrid, CEM
Con un proyecto educativo adaptado a la realidad de los tiempos y a las exigencias del mercado actual, el Colegio Europeo de Madrid entiende el uso de la tecnología como un recurso didáctico más. El centro cuenta con un espacio único, el European Valley, para dotar a los alumnos de las herramientas para entender y experimentar la tecnología e involucrarles en proyectos reales con un fin tangible.
Para la dirección y profesorado del Colegio Europeo de Madrid, situado en Las Rozas, es esencial formar a los alumnos en las herramientas tecnológicas, idiomáticas y emprendedoras para su pleno desarrollo, empleando los pilares de la innovación y el fomento del talento a través de una atención personalizada. Las nuevas tecnologías como la realidad virtual, realidad aumentada o impresión 3D, son uno de los puntos fuertes de su sistema educativo. Hemos charlado con la directora del centro y el profesor responsable de TI para conocer más en profundidad el modelo educativo y los proyectos tecnológicos en los que participan.
Jorge Calvo, responsable de TI del Colegio Europeo de Madrid y Emma Pérez, directora del centro.
¿Qué valor le dais al empleo de la tecnología en el centro?
- Emma Pérez: Para nosotros siempre ha sido muy importante ligarlo a la labor educativa. Hace unos años nos dimos cuenta que ya no era suficiente con tener un aula de informática, enseñar las TIC como herramienta dejó de tener tanto sentido, y empezamos a utilizarla como un recurso formativo.
Hace 7 años nos adherimos al Proyecto 1.1 (un ordenador por alumno). En su momento empezamos con netbooks y más tarde cambiamos a iPad, por la apuesta fuerte de Apple por la educación y porque a los alumnos les atraía muchísimo porque es una generación muy ‘pantallera’, muy visual.
Ya no hablamos de tener una clase de informática, sino que ésta sea una asignatura trasversal. Hay mucha interdisciplinaridad en cuanto a la utilización de la tecnología. Por ejemplo, te puedes encontrar al profesor de historia haciendo una visita increíble al Partenón gracias a la realidad virtual, o visitando las pirámides de Egipto y a la vez el profesor medir el perímetro de la pirámide y un montón de actividades que es realmente lo que atrae y engancha a los chavales.
Al mismo tiempo, en el departamento de Ciencias de la Salud, se está trabajando desde primaria viendo cómo son los órganos del cuerpo humano mediante realidad aumentada.
Uno de los principales proyectos que están llevando a cabo en el centro es el European Valley, ¿en qué consiste esta iniciativa?
- Emma Pérez: Se trata de un laboratorio o aula de ‘inmersión digital’, para involucrar a los alumnos en proyectos reales con un fin específico y tangible que hace partícipe también a los profesores. Todas las asignaturas están involucradas en un objetivo común focalizando el trabajo en una situación real.
Uno de los proyectos desarrollado en esta aula, en el que hemos participado ha sido Retotech, de la Fundación Endesa, como uno de los 50 centros de la Comunidad de Madrid seleccionados. Se trata de un proyecto de emprendimiento e innovación educativa en tecnología donde los alumnos de diferentes departamentos (arte, física, matemáticas…) han desarrollado un molino de energía eólica para llevar, de manera real, la electricidad a la Escuela Eretore en Tanzania.
También participamos en un proyecto de la Universidad Complutense con el departamento de ciencias y tecnología con un programa para calcular la distancia que había entre los cráteres de Marte.
- Jorge Calvo: En European Valley no faltan las clases de robótica y programación donde utilizamos Scratch y Lego Mindstrom, que les encanta, pero siempre, como en todo lo que trabajamos, con la idea de que sea interdisciplinar y además que tenga una conexión con el mundo real.
El empleo de los recursos tecnológicos lo iniciamos en Infantil (Escuela Infantil Europea Bebin), a partir de ahí empezamos a subir hacia los demás cursos hasta acabar en bachillerato. Lo que si queremos es que los proyectos se acerquen a un objetivo tangible para que ellos luego puedan ver que lo que han hecho sirve para algo. No es lo mismo estudiar la Ley de Ohm para aprobar un examen que para dar energía a un molino que genere energía eléctrica para Tanzania. Es el mismo concepto, pero un objetivo diferente, y la motivación es mayor.
European Valley es un aula de ‘inmersión digital’, para involucrar a los alumnos en proyectos reales con un fin tangible.
Gracias a la realidad aumentada, los alumnos pueden conocer y explorar los órganos del cuerpo humano por dentro.
¿Qué les aporta a los alumnos este modelo educativo enfocado a proyectos?
- Emma Pérez: Este modelo está muy enfocado a trabajar como si estuvieran en una empresa lo que hace que salgan muy familiarizados con lo que se van a encontrar después. Eso nos lo dicen cuando están en la universidad, valoran mucho el que les hayamos dado la oportunidad de dirigirse continuamente a los profesores, el saber hablar en público y el empleo práctico de herramientas tecnológicas.
Además de estos proyectos y trabajo en equipo, nosotros trabajamos con aprendizaje cooperativo. Ellos saben que de su trabajo dependen otros compañeros y que esto va a influir positivamente o no en el trabajo de otros; esto crea un sentimiento de pertenencia y exigencia y es una forma de descubrir los talentos de cada alumno. Cuando ellos van rotando por los diferentes roles que les otorga el trabajo en aprendizaje cooperativo vas viendo los talentos que tiene cada uno.
- Jorge Calvo: Formarse ‘haciendo’ es más productivo porque los chicos aprenden de sus errores, y sacan ese espíritu emprendedor y creativo que buscamos. Eso lo haces con proyectos, con trabajos cooperativos en grupo, que es como si estuvieran trabajando en una empresa con sus propios departamentos.
Al ser un entorno colaborativo, entiendo que también vosotros aprendéis con estos proyectos …
- Jorge Calvo: Yo aprendo cada día. Mi labor en European Valley también es eso. Intentar buscar recursos tecnológicos no solo para los alumnos sino para mis compañeros. No es lo mismo una clase de historia estudiando en un libro que poner unas gafas a los chicos e irnos al museo británico a ver con realidad virtual la Piedra Rosetta pero hay que saber buscar nuevos recursos y adaptarlos al aula.
El proyecto educativo del CEM comprende el aprendizaje colaborativo, fomentando el sentido de la responsabilidad en los alumnos.
¿Qué próximos pasos tenéis previstos de cara al futuro más próximo?
- Emma Pérez: La intención es, si ahora estamos con la realidad virtual en tres departamentos -tecnológico, ciencias de la salud e historia- llevarlo al resto de los departamentos, y no solamente en segundo y en cuarto curso, donde hay más materiales, y que sea igual en primero, tercero y a quinto de primaria.
Los profesores se dan cuenta que el resultado es mucho mejor porque los chicos están más motivados y eso les anima a seguir buscando recursos y ponerlos en práctica, que en definitiva ese es el objetivo, que puede partir desde cualquier ámbito, del alumno al profesor, o viceversa, o del profesor hacia dirección, eso es lo bueno para que esas sinergias funciones. Pero ver el resultado en los alumnos es lo más gratificante porque eso es lo que te anima a ver que estás en la línea correcta.
¿Con qué proveedores de tecnología trabajáis?
- Jorge Calvo: Con todos y ninguno. Es una idea muy personal que yo tengo. Como colegio tenemos que buscar lo mejores recursos, pero sin casarnos con nadie. Apple lo elegimos en su día por su gran canal educativo, creíamos que estaba muy por encima de Microsoft y Android en ese momento; seguimos porque estamos muy contentos con ellos.
En realidad virtual hemos utilizado recursos de Google, gafas Samsung, empleamos mucho opensource en programación, impresoras BQ, proyectos de robótica con Arduino, Lego… mi función es buscar lo mejor que se adapte a un aula de 20 alumnos y con un profesor que a lo mejor su capacidad tecnológica no es tan alta como la de un experto.
El diseño y la impresión en 3D forman parte de las disciplinas impartidas dentro del laboratorio del Europen Valley del CEM.
¿Cómo se prepara a un alumno para enfrentarse al mercado laboral que les espera?
- Emma Pérez: Lo que estamos viendo es que, desde cualquier universidad, pública o privada, española, europea o de Estados Unidos, el mensaje global es el mismo: no hay carreras mejores que otras, pero se requieren alumnos con más de un idioma extranjero, el inglés ya no es suficiente, que sepan hablar en público, y con competencia digital. Nosotros empezamos a formarles en esa línea desde los dos años de edad.
- Jorge Calvo: Los alumnos de ahora van a trabajar en profesiones que aún no existen. La idea es que se trabaje por proyectos y se emprendan nuevas ideas, acercándoles el mundo startup y del emprendimiento. ¿Por qué, en vez de trabajar en una empresa, los chicos no van a emprender y crear una empresa? Las dos vertientes son igual de buenas y habrá algunos que sean buenos para una cosa y otros para otra. Mi idea, como ya hacen muchas empresas, no es trabajar en una mesa; soy consciente de que las mejores ideas no se crean muchas veces en un aula, puede ser en paseando, o en la cafetería. Muchos de nuestros recursos son cloud y los chicos trabajan desde casa o los ves por el pasillo o fuera trabajando. Todos los proyectos son 2.0 y como la tecnología no para de evolucionar, el año que viene será otra cosa.