Alarz Bahía Club, el restaurante que refleja en su interior la calidez de una isla
Desde su reciente apertura, Alarz Bahía Club se ha convertido en uno de los espacios gastronómicos más destacados de la isla de Lanzarote. Ubicado en la planta baja del Hotel Arrecife Gran Hotel & Spa, este nuevo templo de la restauración invita disfrutar de una experiencia gastronómica cálida y selvática, orquestada por el diseño lumínico de Maraba Studio en colaboración con Lluria.
La fachada exterior está compuesta por una serie de huecos modulares de luz que imprimen ritmo y armonía al entorno. Un mural translúcido en forma de rótulo que de forma sugerente revela el ambiente acogedor de su interior.
En la entrada al restaurante ofrece un factor sorpresa. Se accede desde el lobby del hotel, cuyo acceso queda oculto tras una puerta de cuarterones metálicos que reflejan el espacio circundante. Un recurso proyectual que busca enfatizar el efecto sorpresa de descubrir su interior. La única pista de acceso está en la señalética de luces indirectas y formas orgánicas situadas junto al umbral especular.
A pesar de su gran escala, la luz consigue recrear un ambiente cálido y acogedor. La estrategia lumínica de Maraba Studio apuesta por el uso de luces lineales indirectas como discurso narrativo de proyecto. A su dispone de rincones íntimos con temperaturas de color predominantes en 1800K que refuerzan y realzan el acabado de los materiales blandos –como la madera- y los tonos suaves de su decoración.
La variedad de sistemas lineales de Lluria permiten adaptarse a cualquier forma y superficie. Las líneas verticales marcan, limitan e iluminan las mesas y el contorno del restaurante. En la zona central, una barra de diseño tectónico parece levitar, gracias al efecto de la luz en su perímetro inferior.
Por su parte, las luminarias suspendidas introducen movimiento y dinamismo al espacio. Un fondo marino de medusas de luz aporta iluminación ambiental a las barras y mesas de los comensales. La estabilidad a este movimiento viene marcada por la horizontalidad y verticalidad que dibujan las tiras y perfiles led a lo largo del recorrido.
En contraste está en la cocina que se abre con sinceridad al restaurante haciendo uso de una barra de transición que rompe y aligera su arquitectura. Una suma de contrastes equilibrados de luces cálidas, neutras y frías que refuerzan los brillos de los materiales y destacan los detalles y piezas singulares.