La viticultura heroica de Abadía da Cova
Paloma, Adrián y José son la cuarta generación de Abadía da Cova, una pequeña bodega familiar estrechamente ligada a la Ribeira Sacra. Con el objetivo de producir vinos con la menor intervención posible, respetando y protegiendo el medio ambiente, la familia está totalmente implicada en la viticultura de precisión, en la conservación de la tierra y en el respeto a los valores culturales de su entorno.
“Abadía Da Cova nace con el objetivo de intentar restaurar los viñedos de nuestra zona y de recuperar y poner en valor las prácticas de destilación y vinificación tradicionales de la Ribeira Sacra”, nos explica Paloma Rodríguez Moure, la actual responsable de Marketing y Enoturismo.
“La región de la Ribeira Sacra representa un entorno natural único, que tenemos el deber de preservar. Nuestra filosofía se define precisamente por este respeto medioambiental desde una perspectiva de sostenibilidad, de recuperación del patrimonio varietal, de revalorización de la zona para asegurar la supervivencia del entorno, de preservación del patrimonio cultural y de defensa y puesta en valor de nuestra identidad y la de nuestras viñas”, añade.
Y es que las viñas representan la mayor valía de la bodega. En estos momentos, Abadía da Cova trabaja con 25 hectáreas propias, divididas en 22 viñedos diferentes. Cada uno de ellos es único en cuanto a su tipo de suelo, orientación, altitud, variedades de uva y edad de sus cepas.
La bodega trabaja con una clara filosofía ecológica, buscando la máxima expresión de cada parcela, sin utilizar herbicidas ni pesticidas, y tratando de crear un entorno saludable: “Nos centramos mucho en entender cada parcela, cada variedad y cada añada”, dice Rodríguez. “Creemos firmemente que el vino se hace en la viña, por eso son nuestro principal valor y queremos que vivan los máximos años posibles, de la mejor forma posible y en las mejores condiciones para que las uvas que produzcan sean de la máxima calidad y así poder obtener los vinos que deseamos”.
En este sentido, están trabajando en la recuperación de viñedos viejos, algunos de ellos semiabandonados por la enorme dificultad y coste de sus cuidados, así como en la recuperación y desarrollo de variedades olvidadas y autóctonas de la Ribeira Sacra.
DO Ribeira Sacra, una variedad de terroirs infinita
En Abadía da Cova, el viñedo actúa como eje vertebrador de unos productos con características únicas. La bodega tiene presencia en distintas zonas de esta peculiar Denominación de Origen (Ribeiras del Miño, Amandi, Montefurado y Quiroga), algo que aporta diversidad a sus productos, tal y como señala Patricia Rodríguez: “Debido al minifundio, el panorama de viñedos en Galicia presenta una idiosincrasia muy particular: muchos viñedos muy diferentes y con mucha variabilidad de suelos, orientaciones y variedades. Por este motivo, es muy interesante tener diferentes zonas o microzonas de las que poder obtener diferentes tipos de vinos. La zona de Ribeiras de Miño nos aporta frescura y mineralidad, igual que la zona de Amandi, aunque esta última con más calidez. Por su lado, Montefurado y Quiroga producen vinos con mayor estructura, volumen y tanicidad. Lo interesante es elaborar estas viñas de manera separada por parcela como es nuestro caso, y ver qué nos aporta y qué encontramos en cada una. Es una riqueza increíble e infinita la variedad y complejidad de terroirs que encontramos en Ribeira Sacra. Si a esto sumamos todo el patrimonio varietal, el campo de juego es impresionante”.
Por todos es sabido que las características del terreno gallego lo convierten en una zona complicada en la que trabajar y producir vino, pero también lo hacen una zona especialmente interesante por todos sus matices. En Abadía da Cova, el cultivo pasa por utilizar los bancales, lo que nos habla de “una viticultura completamente manual e imposible de mecanizar”, en palabras de la directora de Marketing. Además, como comentábamos, hay mucha variabilidad con diferentes altitudes, orientaciones, y tipos de suelo –con su roca madre y su composición, suelos de granito, de pizarra, de esquisto, suelos arcillosos, vetas de pizarra, suelos más limosos y arenosos–. “Esa variabilidad es con la que hay que jugar y saber lo que hay que cultivar en cada zona, en cada parcela, para sacar la máxima expresión de cada uva”.
Por motivos como este, junto a la dificultad de cultivo en laderas con inclinaciones que alcanzan el 70%, muchas veces se habla de que los viticultores gallegos hacen una ‘viticultura heroica’, un término acuñado por el CERVIM, asociación que pone en valor la viticultura de montaña. Esta viticultura se caracteriza por “el trabajo en pendiente, en altitud y de manera exclusivamente manual, ya que las peculiaridades del terreno imposibilitan la mecanización en este tipo de viñedos”, afirma Rodríguez. “Hay pocas zonas donde se desarrolle una viticultura heroica y en Galicia, esa zona es Ribeira Sacra. En España, otro buen ejemplo es el Priorat o la Sierra de Málaga y en Italia, en el Valle d‘Aosta o en Liguria.
A todas estas complicaciones, hay que sumar que Abadía da Cova practica una viticultura ecológica. Con el clima que caracteriza a Galicia, el control de enfermedades es un trabajo constante: “Es muy importante manejar bien la vegetación para poder reducir la incidencia de las enfermedades producidas por hongos, que es una de las problemáticas más importantes que tenemos en esta zona. En este sentido, es fundamental trabajar la vegetación para que las plantas estén bien ventiladas, así como elegir una buena ubicación y la orientación es clave. En nuestro caso, nos ayudamos de un software de prevención de enfermedades para estar perfectamente informados de cuando tenemos que actuar, observar y controlar el viñedo. De esta manera, somos capaces de anticipar y reaccionar lo más rápido posible y de la mejor manera posible”.
En busca de la expresión de cada viñedo
En la bodega, Abadía da Cova busca la expresión de cada parcela, realizando más de 150 vinificaciones diferentes para conocer cómo se comporta cada pequeña parcela en diferentes añadas.
“Para nosotros, el trabajo de vinificación empieza con un muestreo muy exhaustivo de todas nuestras parcelas. Creemos que optimizar el punto de vendimia es algo clave y fundamental. Una vez recogida la uva, lo que tratamos es de preservar la fruta en su mayor integridad y protegerla de la oxidación, estando muy pendientes de cada depósito y de cada una de las vinificaciones para que todos los vinos tengan un desarrollo natural y no agresivo”, nos explica Rodríguez. Para ello, trabajan con depósitos de roble, acero, ánforas de arcilla y barricas y hacen fermentaciones en abierto con levaduras autóctonas. En todos sus vinos tintos se utiliza prensa vertical. “Somos muchas personas trabajando para cuidar los vinos en completa coordinación”.
Todo esto da lugar a vinos que representan el paisaje en el que se han creado: “Nuestra zona es fresca y nuestros vinos tienen grandes matices. Son complejos, con elegancia y finura, y todo esto es también gracias a esa mineralidad tan presente, fruto de nuestra rica variedad de suelos”, nos explica Patricia Rodríguez.
Innovación y enoturismo, nuevas vías de crecimiento
Abadía da Cova siempre ha sido un referente de innovación, con proyectos que les han permitido avanzar en sostenibilidad y rendimiento. En la actualidad, su objetivo es aumentar sus “colaboraciones en investigaciones científicas, así como los proyectos de I+D+i de iniciativa propia de la bodega”. Para ello, este año están aumentando y mejorando las instalaciones de microvinificación de la bodega e impulsando, al mismo tiempo, el nacimiento de un proyecto con el fin de elaborar un nuevo vino partiendo de conocimientos y técnicas más actuales, tanto en campo como en bodega.
Por otro lado, Abadía da Cova no sólo hace vino, si no que compartie su modo de vida a través ofrece de servicios relacionados con el enoturismo: “Nos aporta un contacto directo con el consumidor final, una puesta en valor de nuestra zona y de nuestros productos porque la gente puede acercarse, conocernos y descubrir de primera mano dónde y cómo se producen nuestros vinos y licores”.
En esta línea, la bodega está desarrollando un proyecto con propuestas innovadoras y “que sigue poniendo el foco y el valor en la zona a través de su mitología y de los suelos que la caracterizan a través de catas temáticas. Queremos que la gente pueda conocer la viticultura heroica, saber cómo eran esos trabajos tradicionales que se desarrollaba en nuestra zona y adentrarse un poco más, en definitiva, a la idiosincrasia que tenemos en Ribeira Sacra”, concluye.