Adiós al menú de 10 euros
Ante la subida de precios, muchos restauradores también han reducido su carta para poner productos más baratos o han decidido que las bebidas ya no estén incluidas en el menú, después de unos días en los que han visto mermar sus clientes, muchos porque se han pasado a la fiambrera.
Varios propietarios de bares y restaurantes consultados por Efe han explicado que han tenido que subir el precio del menú del día a regañadientes, aún sabiendo que a sus clientes habituales eso les disgustará.
Según datos de la patronal Hostelería de España, el coste del menú del día había aumentado sólo una media del 9% desde 2016 y, sin embargo, sólo en estos nueves meses los precios han subido un 9,4%.
Foto de Jay Wennington en Unsplash.
Lucas –prefiere que no salga su apellido– es el gerente de bar restaurante La Yaya, situado en La Rambla del Poblenou (Barcelona) y explica que ha tenido que subir el precio de su menú de 12 a 13 euros para poder afrontar los gastos, principalmente por culpa del encarecimiento de los precios de la luz y energía eléctrica.
Así, los clientes de Lucas tendrán que pagar unos 22 euros más al mes por comer cada día laborable en su establecimiento: “Estoy exasperado y desilusionado de tener tantos gastos. Desde finales de verano el recibo de la luz ha doblado: ahora pagamos por la factura de la luz más de 2.000 euros al mes cuando antes rondaba a los 1.000 euros”, solloza Lucas. “Cada mes tenemos que ahorrar más que el anterior”, añade.
Los restauradores culpan de la situación a la subida del precio de la energía pero también al precio desorbitado de algunas materias primas, muchas de ellas necesarias para poder elaborar los platos del menú del día, como el aceite o el café. Algunos restaurantes han decidido sacar el café del precio del menú si lo tenían incluido o poner algún plato con un suplemento extra.
“En estos últimos meses hemos pagado un 10% más de lo normal para poder comprar carne, marisco, aceite, verdura y cerveza”, señala Lucas. “Con la subida de precios, ahora gastamos casi un 50% del dinero que ganamos en comprar alimentos y, por este motivo, hemos subido un euro el precio del menú”, resume.
La situación de La Yaya no es un caso aislado, pues uno de los propietarios del bar Cabo Nou en el barrio de Sant Martí (Barcelona), Andrés Yacovsky, ha explicado a Efe que él también ha tenido que subir el precio del menú del día dos euros, una medida drástica pero no del todo efectiva para salir a flote: “Todavía vamos apretados”, asegura.
Tanto en el restaurante de Cabo Nou, como en el restaurante El Terral en Palamós (Girona), sus gerentes decidieron hacer una nueva carta hacía finales de verano para poder sobrevivir: “Hemos eliminado alimentos que ahora están muy caros, como las gambas, porque si los clientes no se los pedían, no nos salía a cuenta”, ha explicado a Efe una de las camareras de El Terral, Sara Andreu.
“Hoy por hoy, hay productos de la carta que no están saliendo rentables, como los pimientos del Padrón, y muchos otros que ya no nos podemos permitir”, declara el propietario de Cabo Nou sobre el encarecimiento de las materias primas.
A pesar de los datos, del aumento de los precios, y de la llegada de facturas desproporcionadas, muchos trabajadores como Sara Andreu mantienen la fe y la esperanza de que los próximos meses mejorará su situación, aunque tienen miedo de perder clientela “si siguen subiendo los precios”. “La inflación está afectando a todos; los clientes también han notado que la vida está más cara y buscan platos baratos, pero de calidad”, según Andreu.
“El cliente lo primero que dice es 'que caro está esto', y parece que se olvidan de que nadie se ha quedado atrás en esto de la subida, ni siquiera nosotros”, apunta Yacovsky, que considera que “un negocio es un negocio”, a pesar de las críticas de la clientela.