Las seis ventajas del control biológico para mejorar el control de plagas y enfermedades
Koppert desgrana las claves del uso de la Lucha Integrada en la agricultura: insectos y microorganismos beneficiosos vencen las resistencias de las plagas y evitan la dependencia de los plaguicidas químicos, optimizando la eficacia a largo plazo.
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Imagen de algunas de las medidas de biocontrol de Koppert en invernadero.
La Gestión Integrada de Plagas (GIP), con las soluciones biológicas como factor clave de éxito, combina diferentes estrategias para añadir valor a los cultivos. La aplicación de una estrategia de GIP, también conocida como Lucha Integrada, ayuda a los agricultores a crear un entorno favorable para el desarrollo de las plantas y muy desfavorable para las plagas y enfermedades.
El enfoque único de la Gestión Integrada pone especial énfasis en la prevención de las plagas antes de que se conviertan en problemas importantes y da lugar a un enfoque más eficaz a largo plazo de la gestión de plagas. La aplicación de la GIP en la estrategia de cultivo tiene muchas ventajas, desde la eficiencia económica hasta la reducción de los riesgos para la salud.
1. Eficiencia económica
La Gestión Integrada de Plagas es un motor crucial de la eficiencia económica en la agricultura. Ayuda a considerar estratégicamente el umbral económico, es decir, el punto en el que los costes de emplear el biocontrol están justificados por el daño económico causado por una plaga o enfermedad. Este enfoque garantiza un uso inteligente de los recursos, maximizando la eficacia de los esfuerzos de gestión de plagas desde el punto de vista económico.
La Lucha Integrada emplea una estrategia proactiva y selectiva para la asignación óptima de recursos, lo que permite intervenciones precisas y capacita a los agricultores para evitar tratamientos innecesarios y costosos mediante la supervisión, contribuyendo al ahorro económico a largo plazo al evitar posibles infestaciones de plagas antes de que se agraven. La adaptabilidad de la GIP a diversos entornos y escenarios de plagas permite la personalización de estrategias basadas en condiciones específicas. Esta flexibilidad aumenta la eficiencia económica al adaptar los enfoques de gestión de plagas a los retos específicos de cada situación.
Una ventaja adicional de trabajar con un enfoque de GIP es que los agricultores crean un sistema más robusto con el que es más fácil atender equilibradamente las necesidades del cultivo. Esto contribuye a reducir el impacto de factores como la sequía y la salinidad, entre otros.
2. Gestión de las resistencias
La Gestión Integrada de Plagas también desempeña un papel crucial en la gestión de las resistencias al emplear un enfoque polifacético para controlar las plagas. La integración de diversos métodos de control, como los controles biológicos, las prácticas culturales y el uso ocasional de plaguicidas compatibles con la fauna auxiliar, reduce la presión selectiva sobre las poblaciones de plagas. Mediante la incorporación de medidas de control biológicas, la Gestión Integrada de Plagas impide que las plagas desarrollen resistencias. Sin la aplicación de soluciones de biocontrol, no hay estrategia de GIP, que es esencial para la gestión de las resistencias.
3. Normativa más estricta
A medida que se endurecen las normativas fitosanitarias, lo que lleva a la prohibición de más productos químicos, los agricultores dejan de tener a su alcance una gran parte de las herramientas químicas que han utilizado tradicionalmente. Si los productores adoptan ahora la Gestión Integrada de Plagas, tendrán ventaja para afrontar un futuro sin determinados productos químicos. Al mismo tiempo, los supermercados están aumentando las exigencias sobre los niveles máximos de residuos químicos (LMR) en alimentos frescos, como frutas y hortalizas.
4. Reducción de los riesgos sanitarios
Una de las ventajas significativas de la GIP es su contribución a la reducción de los riesgos para la salud. Al dar prioridad a los métodos de control no químicos y minimizar la dependencia de los pesticidas, la GIP mitiga los riesgos potenciales para la salud asociados a la exposición a ciertas sustancias químicas. Los agricultores y sus familias, los trabajadores agrícolas y los consumidores se benefician de un entorno laboral y vital más seguro, ya que se reduce al mínimo el uso de productos químicos nocivos.
5. Retorno de la inversión
Los agricultores que adoptan las soluciones biológicas de Koppert pueden confiar en que cada producto ha sido probado exhaustivamente en entornos controlados y reales. Pero más allá de eso, necesitan confiar en que su estrategia GIP es comercialmente viable. Koppert no se limita a llegar a la puerta del agricultor con 20 soluciones nuevas para sustituir a las que ya tiene. El enfoque integral de Koppert se basa en introducir una solución, controlar los resultados y demostrar que aporta valor añadido, mediante ensayos en fincas reales que permiten comparar los resultados obtenidos por las soluciones de Koppert con el rendimiento de las soluciones utilizadas tradicionalmente por el agricultor.
6. Biodiversidad y salud del suelo
Los organismos e insectos beneficiosos desempeñan un papel crucial en el control de plagas y enfermedades. El uso de soluciones de biocontrol garantiza el mantenimiento de estos insectos y organismos beneficiosos. De este modo se crea un equilibrio natural que ayuda a mantener bajo control el número de plagas y diversas enfermedades. Este enfoque no sólo reduce la necesidad de plaguicidas químicos, sino que también contribuye a crear condiciones ambientales favorables y puede ser más específico en sus acciones, minimizando el impacto sobre las especies no objetivo.
En definitiva, la Gestión Integrada de Plagas (GIP) destaca por ser una solución práctica y rentable. Al considerar cuidadosamente los umbrales económicos y promover intervenciones específicas, la GIP no sólo optimiza los recursos, sino que también reduce los costes de los tratamientos con plaguicidas químicos. Su enfoque en la sostenibilidad garantiza beneficios a largo plazo, lo que la convierte en un actor clave para satisfacer las demandas de las cadenas de supermercados. Elegir la Gestión Integrada de Plagas es más que una decisión inteligente: es un compromiso con un futuro equilibrado y próspero para los cultivos, que se alinea con la eficiencia económica y la responsabilidad medioambiental.
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