El reto energético de 2020 para España, a debate
04 de noviembre de 2010
El acto, que fue inaugurado por el director general del Instituto de Prevención, Salud y Medio Ambiente de la Fundación Mapfre, Antonio Guzmán, y por la viceconsejera de Economía, Comercio y Consumo de la Comunidad de Madrid, Eva Piera, contó con intervenciones de representantes de todos los subsectores de energías renovables. Piera agradeció en su alocución que los organizadores se esforzasen por organizar este tipo de eventos, que ayudan a entender en qué posición se encuentran las emergentes energías renovables. También recordó que en la Comunidad de Madrid se genera el 18% del PIB de toda España, consumiendo a su vez el 10% de la energía de todo el país.
Entre sus objetivos, Piera destacó que planean obtener más energía de las fotovoltaicas, que actualmente ya hay instalados 30 MW. Hablando de la biomasa, Piera destacó el gran futuro que le espera a este sector, ya que el gobierno al que pertenece “prevé aumentar un 50% la potencia instalada”. En cuanto a la energía geotérmica, afirmó que “hay muchas solicitudes para realizar instalaciones” de este tipo de tecnología. Tras ello, dio por inaugurado el acto.
La energía, sector estratégico
Una de las intervenciones más interesantes fue la de Jaume Margarit, director de energías renovables del Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (Idae), quien comenzó su intervención asegurando que “la energía no es un fin para hacer cosas” ya que “hay que valorar el papel que tiene la energía y lo que podría pasar cuando no dispongamos de ella”. Margarit también quiso dejar claro que “no es tan importante que haya o no petróleo suficiente, sino el precio que tendremos que pagar con él”.
Con ello quiso decir que “hay que poder tener acceso a la energía, con un desarrollo sostenible y que suponga una mejora de la competitividad de nuestra economía”. El director de energías renovables de Idae también afirmó que “la energía no es solo un negocio, sino un sector estratégico”, ya que en España la energía que más tenemos, según aseguró, son las renovables, las cuales por fuerza “mejorarán la competitividad de nuestra economía, ya que sin energía no hay desarrollo”.
Hablando de potencial de las energías renovables en España, Margarit explicó que se espera que el sector solar consiga 5.000 GW, a una gran distancia del resto de tecnologías. Detrás de ella encontraríamos a la eólica, que se prevé que genere 340 GW, la tecnología de las olas, con 20 GW, la hidroeléctrica y la de bombeo, ambas con una previsión de 13 GW, la biomasa eléctrica, con 8 GW y la geotérmica, con 2,5 GW.
Otro de los puntos que Margarit desgranó en su intervención fue el estado actual de las energías renovables en nuestro país, respecto a las previsiones del Plan de Energías Renovables (PER) 2005-2010. En el área eléctrica, la solar fotovoltaica es la tecnología que mejores resultados ha obtenido sobre las espectativas planteadas inicialmente, con un 865% de lo previsto. Por detrás suyo y también con buenos resultados, encontramos las previsiones para la energía eólica, que ha cumplido un 95% de los objetivos planteados.
El sector hidroeléctrico también puede sentirse satisfecho con los resultados, ya que ha llegado al 91% de lo previsto por el PER. Otros sectores menos afortunados del área eléctrica en estos últimos 5 años han sido la biomasa, que solo ha podido cumplir el 49% de sus objetivos, y la solar termoeléctrica, que ha obtenido resultados similares (46%).
Si hablamos del área térmica, la única que ha salvado los platos en este pasado lustro ha sido la biomasa, que con un 87% de los objetivos cumplidos puede sentirse satisfecha. No pueden decir lo mismo en el sector del biocarburante (48%) o en el de la energía solar térmica (41%), que no han podido llegar al 50% de los objetivos que inicialmente el PER previó para estos sectores. Concluyendo sobre este tema, Margarit afirmó que “en general, el PER ha evolucionado bastante bien, aunque haya cosas que no han funcionado”, ya que la generación eléctrica en nuestro país fue en 2009 del 25% aproximadamente.
Además, recordó que en el primer semestre de 2010 “las renovables han supuesto un 12% en España”, mientras que, en cuanto a los nuevos objetivos, remarcó que “deben estar encarados a profundizar en áreas desarrolladas y desarrollar las menos avanzadas como la geotermia o la energía de las olas”. Añadió también que “se debe invertir más en I+D+i”. Para 2020, Margarit explicó que se prevé que la economía crezca un 1,3% en el PIB. En ese mismo año, la población de nuestro país aumentará, según las estimaciones, hasta 47 millones de habitantes. Ello significará que las energías renovables representarán un 38,2% de producción bruta, es decir, un 40% de consumo.
Margarit terminó su intervención concluyendo que las renovables “suponen un elemento estratégico prioritario de la política energética. En 2020 el componente principal del precio de la electricidad será la energía, no los costes de acceso, como es actualmente. Las renovables son fuentes limpias, abundantes y autóctonas y además, nuestro principal activo energético”.
La biomasa, en auge
Otra de las ponencias de gran interés la protagonizó Javier Díaz, presidente de Avebiom, quien explicó que buena parte de su sector se concentra en la biomasa térmica. “Las expectativas del uso del petróleo y el gas descienden porque se encarecerá el petróleo. España crece en consumo de biomasa. Crece también la instalación de calderas de combustibles sólidos” explicó a los presentes.
Javier Díaz también se mostró satisfecho con el crecimiento de “la eficiencia de este tipo de caldera, mientras que descienden las emisiones de CO2 en los últimos años”. En cuanto a la implantación de la biomasa en nuestro país, recordó que el número de municipios con almenos una caldera ha aumentado tan solo el 1%, por lo que “es necesaria una gran labor de comunicación”. A pesar de ello, se alegró de que “la instalación de calderas de biomasa crece lentamente, pero con buen prestigio, gracias al boca-oreja y las recomendaciones personales”.
Las calderas de biomasa consumen los llamados pellets, material de los bosques que ha aumentado en los últimos años. En Europa, según Díaz, “se consumen 14 millones de toneladas”, aunque en nuestro país hay una capacidad de generar 600.000 toneladas por año, con un consumo tan solo de 200.000, razón por la que España actualmente es un país exportador. El presidente de Avebiom destacó también el enorme potencial que tiene la biomasa como generador de puestos de trabajo, ya que es una tecnología que puede crecer mucho en los próximos años, gracias al ahorro que representa frente otras tecnologías como la del gas natural, el carbón o los carburantes.
La geotermia, un futuro aún lejano, pero prometedor
Uno de los sectores con más potencial dentro del mercado es el de la geotermia. Durante la 'Jornada de Energías renovables y el reto de 2020', el encargado de representarla fue Miguel Madero, director general de Girod Geotermia, quien, antes de ceder la palabra a Juan Pablo Mariño (Girod Geotermia), recordó lo incipiente de un sector que puede aportar mucho al futuro tecnológico del país. Tanto que según el propio Mariño todavía “no existen plantas geotérmicas de producción de electricidad” en España. Por esa misma razón todavía no hay datos de geotermia en nuestro país, y los existentes son de los años 80 y 90.
Aun así, en la actualidad se están realizando estudios geotérmicos en todo el territorio, del que se han extraido datos como que en Tenerife se dan buenas condiciones para instalar plantas geotérmicas. También en la Comunidad de Madrid se están buscando las llamadas “anomalías térmicas” para instalar plantas y en Cataluña se han encontrado ya anomalías de calor de alta y media entalpía. Estas anomalías son necesarias para las plantas, si lo que queremos es generar calor. Por otra parte, las plantas de baja entalpía (es decir, de frío) pueden instalarse en cualquier parte.
Este tipo de plantas requieren una buena estabilidad del terrreno, ya que se utiliza una bomba de calor que proporcionará calefacción, agua caliente sanitaria y refrigeración pasiva (aprovechando la temperatura del terreno) o activa (usando la bomba de calor). Entre las ventajas de este tipo de tecnología se encuentran la disponibilidad universal e inagotable, durante todos los meses del año de forma constante y un destacable ahorro energético de entre el 60 y el 70%, según el propio Mariño. También tiene a favor que generan menos emisiones de CO2, que tienen saltos térmicos mucho menores y, por lo tanto, un mayor rendimiento.
Además, es un tipo de tecnología que no emite gases ni olores, en el que no existe combustión y que requiere un bajo mantenimiento. En cuanto a las desventajas, se encuentra la gran inversión inicial que requiere por la perforación, que suele ser de entre 80 y 100 metros de profundidad. En España actualmente este sector está, según Mariño, en una época de “gran crecimiento en los últimos tiempos, superior al 30%” y se prevé que siga creciendo un 15% en los próximos años. A partir de 2015, la previsión de crecimiento es de entre el 10 y el 12%.
Otro dato interesante a comentar para este tipo de tecnología es que el consumo geotérmico en invierno beneficia un buen consumo en verano, porque se enfría el terreno, mientras que en verano ocurre lo mismo, porque se calienta el terreno, lo cual beneficia al rendimiento en invierno al tener el terreno más caliente.
La energía marina
El presidente de la asociación APPA, Roberto Legaz, fue el encargado de presentar la última ponencia, sobre la sección marina. Comenzó su intervención con buen sentido del humor, afirmando que quería homenajear a “todos esos locos que se están metiendo en el negocio de la energía marina”. Son muchas las tecnologías que se están desarrollando actualmente relacionadas con utilizar la fuerza del mar, las mareas o las olas.
Entre las destacadas por Roberto Legaz, se encuentran la energía maremotérmica, la de las corrientes y mareas, la de las olas y la de atenuadores. En el caso de la primera, se trata de utilizar máquinas de absorción de calor. El sistema debería utilizar un gran barco con un tubo absorbedor para conseguir energía de la esa diferencia de temperatura. En el caso de la energía de corrientes y mareas, las palas utilizadas para generar la energía no deben ser tan grandes como las de la energía eólica, ya que se utiliza una turbina sumergida en el agua. A pesar de ello, las centrales de mareas no se han desarrollado como se esperaba, ya que algunas de ellas son muy contaminantes.
En cuanto a la tecnología de la energía generada mediante las olas, se usan dispositivos de columna oscilante (las olas empujan el aire de una cámara, que sale hacia una columna con una turbina, que genera de esta forma la energía). Para la energía de las olas también existen sistemas flotantes, aunque todavía en periodo de pruebas. Finalmente, los atenuadores utilizan el movimiento oscilante del mar para generar energía como podría hacerlo un molino.
Legaz terminó su intervención explicando que “en nuestro país hay siete proyectos que investigan el sistema de la sección marina para conseguir energía”. Concretamente, en Cantabria y País Vasco es donde más se está desarrollando este tipo de tecnología. En España, hay mucha inversión en I+D dedicada a la energía marina, aunque todavía no exista un sistema tarifario planteado por el Gobierno.