Entrevista a Antonio Monteiro, presidente de la ISHS
¿Qué balance podemos hacer del congreso celebrado en Lisboa? ¿Ha superado las expectativas que había puestas en él?
El balance del congreso no puede ser más positivo, superando las expectativas en cuanto número de participantes, con un récord de 3.200 asistentes. A ello se le ha de sumar el gran interés por parte de las propias empresas, que además de actuar como expositores lo han hecho como participantes en las propias ponencias. Se trata de un hecho que nos ha parecido muy destacable, porque un congreso científico en un sector como la horticultura sin la participación fuerte de la parte que acabará utilizando esos conocimientos, es un congreso que queda cojo. Hoy no se comprende la ciencia en la horticultura olvidando su contribución para la innovación. Y finalmente, el congreso ha presentado una innovación desde el punto de vista organizativo que ha sido todo un acierto: la forma de presentación de los pósters y, sobre todo, el ‘Brokerage Event’. Este último ha tenido un éxito indiscutible, con más de 500 personas registradas, que han conversado y acordado nuevos proyectos, hecho que sin duda va a fortalecer esa conexión entre los que producimos conocimiento y los que lo quieren utilizar.
¿Cree que el éxito de Lisboa se podrá mantener de cara a la cita de Brisbane, en Australia, dentro de cuatro años?
Espero que sí. En estos momentos se está realizando una encuesta electrónica para conocer la opinión de todos los asistentes a Lisboa. Toda esa información será recibida por los organizadores del congreso de Brisbane, con los que estamos en contacto permanente, para que puedan introducir los cambios y las sugerencias que puedan surgir de las conclusiones de esa encuesta.
¿Qué significa para Antonio Monteiro presidir una institución como la ISHS?
Significa sin duda más responsabilidad, pero la verdad es que llevo comprometido con la ISHS desde hace muchos años. Ello me ha permitido conocerla a fondo y en estos momentos aceptar esa cota más elevada de responsabilidad.
Además abre las posibilidad de desarrollar nuevas ideas que pongan la sociedad al servicio de sus miembros y socios de una forma más eficiente. El nuevo equipo, que tengo el gusto de presidir, tiene ganas de hacer cosas diferentes, eso sí, siempre dentro del papel que juega la sociedad en la contribución científica para el desarrollo de la horticultura. Muchas veces no nos hacemos a la idea de la enorme actividad de la ISHS, y con las cifras en la mano, a lo largo del año se organizan alrededor de 50 simposios, o lo que es lo mismo, casi uno de media por semana repartidos por todo el mundo. La ISHS tiene que tener presente su posibilidad de influenciar en el desarrollo de la horticultura, y para ello se tiene que intensificar la promoción de todo aquello que realizamos.
Afirmó usted recientemente que el público general desconocía lo que había detrás de la horticultura. ¿De quién es la culpa?
La culpa es de todos, cada uno tiene su grado de responsabilidad. Debemos aprender a transmitir al público todo lo que hay detrás de los productos, y es que hay mucha gente que no comprende que para tener un tomate de calidad o un melón con las propiedades adecuadas se ha realizado un gran trabajo de investigación y hay toda la cadena de producción. Por ello, la divulgación de todo los que ocurre a lo largo de esa cadena hasta que el producto llega al supermercado es fundamental. Y aquí, no solo entra la divulgación del conocimiento de la ciencia hortícola, sino también desde otras disciplinas que aportan conocimiento a nuestro sector, como la genética, la biotecnología o la física.
¿La administración ya no juega ese papel de correa de transmisión de conocimiento?
Si analizamos la inversión de las administraciones públicas en investigación agraria o innovación para los productores, observamos como ha descendido claramente en los últimos años. Solo algunas excepciones como Brasil, en que la investigación pública es muy fuerte, ponen el contrapunto.
Creo que el Estado no debe hacer todo, sino que el papel de la sociedad civil ha de ser cada vez más relevante: organizaciones de productores, asociaciones científicas, etc. Hay un gran espacio para trabajar, pero cada uno debe hacerlo desde su especialidad, consiguiendo entre todos espacios para poner en común los conocimientos que se vayan generando.
¿Dónde se produce ahora la investigación que aplica el agricultor? ¿En la administración, en las universidades o son las propias empresas las que llevan la voz cantante?
Cuando hacemos una comparación entre los países más avanzados tecnológicamente y los que no lo son, uno de los índices más llamativos viene marcado por la diferencia en el porcentaje que las empresas invierten en investigación, como es el caso de EE UU, Japón, u otros países europeos. La tendencia es que las empresas hagan más investigación, porque es la forma más fácil de ponerla al servicio de la innovación para el desarrollo de nuevos productos y servicios. Eso no significa que sean investigaciones llevados a cabo exclusivamente por las empresas, sino que es aquí donde aparece la importancia de las colaboraciones con universidades e instituciones públicas. De hecho cuando observamos los programas de investigación de la UE, la mayor parte de ellos exigen que las empresas participen para dar credibilidad en su aplicación práctica.
¿En qué punto se encuentra actualmente la investigación en el sector hortícola? ¿Cuáles son los retos más inminentes?
Debemos tener en cuenta que cuando nos referimos a horticultura lo hacemos en un sentido amplio, y aquí tienen espacio desde frutas, olivos, hortalizas y flores hasta actividades fuera de la agricultura como la jardinería y la utilización de las plantas en las ciudades, lo que los americanos denominan 'horticultura ambiental'. Ese espacio tan amplio nos presenta un sector fuerte, pero la diversificación también dificulta su identificación como un ‘todo’. Por ello las prioridades de investigación cambian dependiendo del producto, pero existiendo algunos componentes comunes:
- La poscosecha y la calidad del producto adquiere cada vez mayor importancia. En el congreso, el simposio de poscosecha fue precisamente el que tuvo un mayor número de contribuciones.
- La sostenibilidad y la relación con el impacto ambiental. La horticultura compite con las ciudades en la utilización de agua y de espacio, y cada vez debemos tener más cuidado cómo se utilizan estos medios, porque la fruta y las hortalizas tienen buena una imagen hacia el consumidor. Por ello es fundamental que esa imagen también se haga extensiva al sistema de producción. A la gente no le gustará consumir una fruta o una hortaliza que sabe que se está produciendo bajo unas condiciones que no son sostenibles.
- El tercer punto es el cambio climático y la utilización de los recursos genéticos. El clima y las condiciones de producción van a cambiar, y por ello hay que preservar los recursos genéticos, porque son la fuente de variabilidad para poder después producir nuevas variedades que se adapten a esas nuevas condiciones climáticas.
Ha mencionado la poscosecha como uno de las prioridades en que el sector está intensificando la investigación. ¿En qué sentido se ha avanzado en este campo?
Efectivamente hoy el consumidor espera que una fruta u hortaliza esté disponible y en la calidad correcta durante todos los días del año. En los últimos tiempos se ha avanzado mucho en el campo del conocimiento de la fisiología de las plantas y de las técnicas de transporte y conservación. Todo ello plantea al mismo tiempo problemas de energía y producción de carbono, porque alguien que está consumiendo una manzana que ha estado durante seis u ocho meses en una cámara frigorífica no tiene conciencia de la cantidad de energía que ha costado. Hoy se está progresando mucho en técnicas que permiten producir productos que estén cada vez más cerca del consumidor, que llegue con calidad y que haya ‘costado’ menos energéticamente.
La figura del consumidor ‘consciente’ está ganando peso. Se trata de aquel cliente que va al supermercado y quiere saber la huella de carbono del producto que está comprando, y de esta forma puede decidir si prefiere un producto de proximidad, o si va a querer un producto que ha sido transportado por avión desde otra parte del mundo. Hasta hoy con la apertura de los mercados, Europa y EE UU están siendo inundados de productos de todo el mundo. En el momento que el coste de energía suba y el consumidor demande productos con una huella de carbono determinada, se modificará la relación entre las regiones de producción y los centros de consumo. Ahora, y a modo de ejemplo, nos podemos encontrar en España o Portugal, espárragos verdes de Perú durante todo el año, o rosas que provienen de Kenia o Ecuador... ¿Cómo se transportan? ¿Es sostenible o no? Se trata, en definitiva, de un problema que está sobre la mesa.
¿Y cómo se está trabajando para mejorar la imagen de la fruta y la hortaliza hacia el consumidor?
Hoy existe una presión muy grande hacia el consumidor para que consuma más fruta y hortalizas por sus beneficios para la salud, y es un argumento incontestable. ¿Pero quién más se está beneficiando con ello? Algunas veces productos que de frutas y hortalizas solo tienen el nombre o el aroma, se están beneficiando de ese buen nombre. No es lo mismo comerse una fresa, que comer un yogur con sabor a fresa o un helado de fresa.
Y me gustaría poner un ejemplo. Hace un tiempo, Danone hizo una buena campaña, específica para Portugal, en que se comprometía a que en sus productos había fruta natural y que ella era oriunda de diferentes regiones del país. En pocos meses hicieron más por la horticultura y las variedades portuguesas que decenas de campañas juntas. Eso nos da idea hasta que punto la comunicación es básica para desarrollar el sector.
¿De qué forma puede estar hoy bien informado un cultivador que quiera estar al día en nuevas técnicas y productos?
La dificultad no radica en encontrar la información, que existe en demasía, sino en seleccionarla y tener el tiempo de estudiar lo más importante de lo que se vaya publicando. Necesitamos entidades que seleccionen la información. Por ejemplo, los simposios de la ISHS son encuentros específicos sobre temas de interés hortícola en que sus participantes encuentran información seleccionada. Se ha de realizar una inversión para crear estructuras en que el usuario pueda seleccionar la información disponible, y para crear una conexión entre quien crea la información y quien la utiliza.