El virus del mosaico verde jaspeado del pepino en España
El Virus del mosaico verde jaspeado del pepino, o Cucumber green mottle mosaic virus (CGMMV), es un tobamovirus que causa enfermedad en cultivos de cucurbitáceas en donde origina mosaico, moteado, clorosis e incluso abullonado de las hojas. Puede causar importantes pérdidas económicas ya que produce síntomas de deformación y mosaico en los frutos, especialmente en pepino (Figura 1). En particular en sandía, el virus causa un deterioro y licuado de la pulpa que adquiere un aspecto sanguinolento por lo que pierde todo su valor comercial. La enfermedad fue descrita por primera vez en España en los años 90 en cultivos de pepino en la provincia de Almería (Célix et al., 1996). A partir de ese momento, se han producido diversas alertas fitosanitarias en 2014, 2015 y 2017 por parte de la RAIF (Red de Alerta Fitosanitaria de Andalucía), o por el sector productivo ya en 2008 (Homo Agrícola, 2009). Además, desde hace unos años, la incidencia e importancia de este virus en la zona del sudeste español ha ido en aumento, encontrándose en áreas donde no se había registrado con anterioridad. El virus se transmite mecánicamente y por semilla, y como otros tobamovirus, CGMMV puede sobrevivir durante mucho tiempo en restos de cultivos vegetales (Reingold et al., 2015).
Detección de dos razas de CGMMV
No es posible discriminar en el laboratorio las razas europeas y asiáticas mediante test serológicos en los que se utilizan anticuerpos específicos de antígenos virales. Esto se ha corroborado mediante el empleo de los test Immunostrip® (Agdia), que también utiliza anticuerpos específicos contra el virus. Para evaluar esto, se inocularon mecánicamente plántulas de pepino (cv Cum Laude de Fito) y calabacín (cv Victoria de Clause), ambos en estadío de 3 hojas verdaderas, con aislados pertenecientes a las razas europea y asiática de CGMMV. Después de 7, 14 y 21 días se tomaron muestras de hojas para su análisis según las instrucciones del fabricante. Los primeros síntomas atribuibles a CGMMV aparecieron a los 12 días dpi en plántulas de pepino. Las plantas de calabacín no mostraron ningún síntoma durante las tres semanas que duró el ensayo. Una semana después de la inoculación, y cuando todavía no se habían expresado síntomas del virus, los Immunostrips® dieron positivo para CGMMV tanto en las plántulas de pepino inoculadas con CGMMV-SP (raza europea) como CG-SPCu16 (raza asiática). Las plantas de calabacín inoculadas (descrito éste como huésped asintomático) tardaron dos semanas con respecto al pepino en resultar positivas al test, independientemente de la raza analizada.. Además, no se apreciaron diferencias significativas en cuanto a la intensidad de la reacción entre plántulas con una u otra raza (Figura 2).
Aunque no hay diferencias claras entre los síntomas que inducen ambas razas en pepino, si existen determinadas diferencias biológicas en cuanto a los síntomas producidos por inoculaciones mecánicas en algunas plantas huésped. Por ejemplo, sólo la raza asiática es capaz de inducir lesiones locales en Chenopodium amaranticolor, mientras que la europea no produce ningún tipo de síntomas. Esta característica puede ser usada como test de diagnóstico rutinario y fácilmente reproducible. Por tanto, la expresión de los síntomas inducidos en esta planta huésped puede utilizarse para diferenciar los aislados tipo europeo de los aislados españoles de tipo asiático. El único inconveniente de este procedimiento es que el resultado se observa a partir de los 14 días, por lo que resulta algo tedioso y poco práctico.
Debido a esto, se ha desarrollado un método molecular más eficiente, basado en el análisis de las secuencias genómicas del virus.
Para diferenciar los aislados de CGMMV de la cepa europea y la asiática recogidos en el sudeste de España, se desarrolló una prueba de Polimorfismo de Longitud de Fragmentos de Restricción (RFLP) sobre productos de RT-PCR obtenidos con los cebadores que amplifican la región de la cápside del virus. En dichos productos se ha detectado la presencia de una secuencia diana para la enzima de restricción KpnI sólo en los aislados asiáticos. Así, al digerir los productos de amplificación con la enzima de restricción KpnI, se da lugar a dos fragmentos en los aislados asiáticos de 514 y 173 nucleótidos, permaneciendo el fragmento original de 687 nucleótidos, sin cortar, en el caso de los aislados europeos (Figura 3). Este protocolo ha sido utilizado con éxito en aislados de campo que muestran síntomas de CGMMV con independencia del origen del aislado, demostrando la fiabilidad y estabilidad del test y puede, por tanto, ser utilizado para la caracterización de nuevas infecciones de CGMMV que se detecten en los cultivos.
Figura 3: Análisis de RFLP con KpnI de productos de RT-PCR generados con los cebadores que amplifican para la cápside. Carril MW: marcador de peso molecular. Líneas 1 y 3: productos de amplificación no cortados de CGMMV-SP16 y CGMMV-SP (raza asiática y europea respectivamente). Carriles 2 y 4: productos de amplificación cortados de CGMMV-SP16 y CGMMV-SP.
Transmisión de virus en invernaderos
Para mejorar el conocimiento sobre los métodos de control de CGMMV en el sudeste de España, hemos estudiado la epidemiología del virus en la provincia de Almería. Entre los años 2013 y 2015, 154 cultivos protegidos de pepino (119), melón (21), sandía (13) y calabacín (1), en las provincias de Almería y Granada, fueron seleccionados al azar y analizados para la detección del virus. Para ello se recolectaron hojas de plantas de distintos puntos del invernadero para su análisis de CGMMV. Simultáneamente se recogió información detallada sobre el lugar, las características del invernadero, las prácticas culturales habituales y las prácticas normales de prevención y control de las enfermedades presentes o que hubiesen afectado anteriormente a dicho cultivo, y en concreto su histórico referente a la presencia del CGMMV.
Como resultado de los análisis realizados, se detectó CGMMV en 23 invernaderos, principalmente de pepino (20/119). Se determinó que la presencia de CGMMV era independiente del uso de plantas injertadas, del origen de las semillas y del tipo de cultivar, o del origen del agua de riego (pozos propios o comunes). Sin embargo, la infección si estaba relacionada en muchos casos de si hubo o no infecciones previas por CGMMV en las fincas o en el entorno de las mismas. Respecto a las prácticas habituales que se realizaban en los invernaderos que podrían influir en la epidemiología de este virus, en este estudio se mostró que rara vez se usaban guantes o desinfectantes para las manos y que tampoco es común limpiar periódicamente las estructuras de los invernaderos ni los reservorios de agua de riego. En cambio, y siempre según la encuesta, si es común la aplicación para el control del CGMMV de la desinfección de suelo por solarización, acompañándola de una rotación de cultivo con especies no susceptibles y por tanto que no pertenezcan a la familia de las cucurbitáceas (Elorrieta et al., 2017). Los seguimientos realizados en fincas con estas prácticas de solarización y rotación, junto con la eliminación controlada de los restos vegetales, mostraban que aunque no siempre se conseguía erradicar la enfermedad al menos se minimizaba su incidencia.
Profilaxis y control
Se debe mantener siempre un mismo sentido de trabajo dentro de un invernadero, y se deben minimizar los movimientos de equipos y personas entre invernaderos. Así mismo se debe tomar siempre máximas precauciones al entrar y al salir de un invernadero, dirigidas tanto a las personas como las herramientas utilizadas. También es importante que los trabajadores conozcan bien los síntomas de la enfermedad y alerten de la situación cuando sospechen de presencia de ellos, estableciendo zonas de cuarentena amplias, de varios líneos alrededor de la planta sospechosa. En dichas zonas no se debe trabajar, y de hacerlo, se debe hacer al final de la jornada, no tocando después las zonas aparentemente libres de virus. Finalmente, estas muestras deberían ser analizadas en un laboratorio para confirmación de la enfermedad y tomar medidas de contención. También es importante siempre eliminar y controlar malas hierbas.
Agradecimientos
Este trabajo ha sido financiado por un proyecto de investigación RTA2012-00003-00-00 de INIA y FEDER. Leticia Ruiz tenía un contrato de investigación de IFAPA y el Programa Operativo FSE de Andalucía 2007-2013. ‘Andalucía se mueve con Europa’.
Referencias bibliográficas
Célix, A.; Luis-Arteaga, M.; Rodriguez-Cerezo, E. (1996). First report of Cucumber green mottle mosaic tobamovirus infecting greenhouse-grown cucumber in Spain. Plant Disease 80, 1303.
Crespo, O.; Janssen, D.; García, C.; Ruiz, L. (2017) Biological and Molecular Diversity of Cucumber green mottle mosaic virus in Spain. Plant Disease 101, 977-984.
Homo Agricola (2009) CGMMV. http://elhocino-adra.blogspot.com/2009/08/cgmmv.html
Elorrieta M.A.; Ruiz, L.; Janssen. D. (2017) Epidemiology and control of Cucumber green mottle mosaic virus in Spain. Phytopathologia Mediterranea 56, 358-358.
Reingold, V.; Lachman, O.; Belausov, E.; Koren, A.; Mor, N.; Dombrovsky, A. (2015). Epidemiological study of Cucumber green mottle mosaic virus in greenhouses enables reduction of disease damage in cucurbit production. Annals of Applied Biology 168, 245-255.
Ruiz, L.; Simón, A.; García-García, M.C.; Pascual, F; Janssen, D. (2014). Transmisión del Virus del Mosaico Verde Jaspeado del Pepino en Sustratos de Cultivo. Publicación SERVIFAPA http://www.juntadeandalucia.es/agriculturaypesca/ifapa/servifapa/contenidoAlf?id=714e68d1-ec50-4921-8d07-649924bd06b4