"Los jóvenes deben curiosear cada vez más el campo y preocuparse de lo que realmente nos mantiene vivos: el suelo y el agua"
Entrevista a Antonio Manuel Conde, agricultor e ingeniero agrónomo
En la siguiente entrevista conversamos con Antonio Manuel Conde, premio 'Joven Agricultor' por la Fundación Juan Ramón Guillén, para conocer su punto de vista sobre la importancia de las cubiertas vegetales en el cultivo del olivar. La opinión de este agricultor recién graduado por la Universidad de Córdoba nos permite tomar el pulso a una nueva generación de profesionales que aspiran a mejorar la actividad agraria y el medio en el que se desarrolla.
Antonio Manuel Conde tras la toma de muestras de suelo en cultivo de girasol.
¿Cuál es el trabajo que ha desarrollado en la Asociación Española de Agricultura de Conservación relacionado con las cubiertas vegetales en cultivos leñosos?
La formación es clave en la nueva era de la agricultura y la ganadería con el uso de las nuevas tecnologías. Es por ello que el afán de curiosear el campo y la forma en que lo hago me hizo estudiar el Grado de Ingeniería Agroalimentaria y del Medio Rural en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y de Montes (ETSIAM) de la Universidad de Córdoba, donde empecé a entender y afianzar conceptos sobre cultivos, maquinaria, alimentación animal, etc. Me dio la oportunidad de realizar unas prácticas extracurriculares becadas en la Asociación Española de Agricultura de Conservación Suelos Vivos (AEAC.SV), y a raíz de eso, contratado como Graduado a cargo de proyecto en el proyecto LIFE Agromitiga hasta finales de octubre de 2020, donde antepuse la formación y comencé a estudiar el Máster de Ingeniería Agronómica en la ETSIAM.
Durante los meses de trabajo en la AEAC.SV realicé tareas multidisciplinares, como recogida de muestras de cultivos, muestreo de suelos, diseño de nuevos ensayos, procesado de muestras en laboratorio, tratamiento de datos en gabinete, y redacción de informes y artículos, relacionado con cultivos herbáceos, principalmente. Pero también trabajábamos sobre uno de los principales pilares de la Agricultura de Conservación, las cubiertas vegetales en cultivos leñosos, como puede ser el olivar en los diferentes sistemas de plantación, cítricos, frutas tropicales y almendro. Realizábamos un seguimiento de las diferentes parcelas de ensayo, ubicadas en distintos puntos de Andalucía según su área climática, con toma de muestras de suelo periódicas para intentar cuantificar el secuestro de carbono en el suelo. Incluso tuve la oportunidad de participar en el Grupo Operativo “CUVrEN olivar” junto a otros equipos de trabajo sobre la implantación de cubiertas vegetales de especies nativas en diferentes tipologías de olivar. Esto no acaba aquí, sino que sigo teniendo un gran vínculo con todo el grupo de trabajo, realizando colaboraciones en línea con lo que venía haciendo.
¿Por qué decidió participar en el Proyecto LIFE Agromitiga? ¿Qué objetivos tiene esta iniciativa?
La participación era clave en mi formación y me permitía aprender sobre las Buenas Prácticas Agrícolas que conlleva la Agricultura de Conservación tanto en cultivos herbáceos como cultivos leñosos, ya que persigue múltiples beneficios agronómicos y medioambientales, además de una mejora de la rentabilidad de las explotaciones. Además, como joven agricultor que soy, con parcelas familiares que se adecúan al proyecto, somos partícipes en la Red de Fincas Demostrativas. La intención es sacar conclusiones personales más allá de las que persigue el proyecto, y fortalecer ese papel que ejercen las cubiertas vegetales en nuestros olivares tradicionales e intensivos ubicados en la Sierra Sur de Jaén, dando a conocer dichos trabajos al resto de agricultores para que se familiaricen y apliquen dicha técnica debido a los diferentes beneficios que aporta social, cultural, económica y medioambientalmente.
Los objetivos del proyectos son concisos y se resumen los principales a continuación:
- Mejorar el estado de conocimiento sobre los contenidos de carbono en el suelo.
- Diseñar e implantar una metodología de cálculo de huella de carbono para la fase agronómica de los cultivos, integrable en las normativas internacionales de verificación y cálculo de huella de carbono.
- Desarrollar una herramienta tecnológica que permita evaluar y cuantificar el incremento de carbono debido a mejores prácticas en los suelos, que sirva de base para el desarrollo y seguimiento de políticas ligadas al cambio climático y comercio de emisiones.
- Demostrar la capacidad de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero de la Agricultura de Conservación en la Cuenca Mediterránea.
- Favorecer la transición hacia sistemas de manejo mitigadores del cambio climático, a través de la formación y sensibilización de los agentes del sector agrario.
- Difundir y transferir la experiencia adquirida y la filosofía de manejo de suelo a zonas similares del Mediterráneo.
Ha recibido el premio de la Fundación Juan Ramón Guillén por su implicación en la defensa del uso de las cubiertas vegetales para prevenir la erosión del terreno de cultivo del olivar. ¿Qué resultados son más visibles de esta lucha que usted lleva con muchos otros investigadores, ingenieros y productores? ¿Cuáles han sido los cambios más significativos en este cultivo particularmente?
Con el fin de reconocer e impulsar los avances y el desarrollo del sector olivarero español, he recibido el premio en la categoría de Joven Agricultor, un proyecto que contribuye a la mejora y evolución de un sector estratégico para nuestro país, y fundamentalmente nuestro “mar de olivos” de la comunidad autónoma de Andalucía. Refleja el trabajo, la experiencia y los conocimientos adquiridos durante la etapa profesional, con las múltiples ventajas que conlleva cuidar una cubierta vegetal viva, destacando las siguientes:
- Previene la erosión del suelo, reduciendo la escorrentía.
- Incremento de la materia orgánica.
- Mayor capacidad de retención e infiltración de agua.
- Conservación y aumento de la biodiversidad.
- Mayor secuestro de carbono orgánico, lo que conlleva una disminución de las cantidades de gases de efecto invernadero que se encuentra en la atmósfera.
En nuestras parcelas podemos encontrar cubiertas vegetales vivas de especies espontáneas y de restos de poda, controladas de forma mecánica con una o varias siegas, dependiendo de las condiciones agroclimáticas de cada año.
En el olivar tradicional y en especial el olivar de la Sierra Sur de Jaén con pendientes muy por encima del 20%, catalogado como olivar de alta pendiente y poco mecanizable, son muchos los agricultores que cada año se suman a la apuesta por cubiertas vegetales vivas y la supresión de las hierbas adventicias -"malas hierbas"- con herbicidas, debido a los beneficios que encuentran. Además de optar por otras técnicas como la incorporación de subproductos procedentes de las almazaras olivareras, como son los restos vegetales, tierra y piedras que provienen de la limpieza de la aceituna previa a su molturación para la extracción de aceite de oliva virgen extra.
¿Qué diría a los olivicultores que prefieren ver el terreno de sus olivares ‘pelado’ por encima de todo?
La visibilidad del uso de cubiertas vegetales con proyectos, asociaciones, grupos, cooperativas, grupos de trabajo, técnicos, personal científico y divulgadores del sector, están propiciando que los agricultores que destacaban su labor de poseer el terreno “pelado” está cambiando drásticamente y son muchos los olivares que se ven con nuevas técnicas de manejo de suelo. Incluso cuando uno habla directamente con ellos, agachan la cabeza y te afirman que las cubiertas vegetales son útiles y que conviven perfectamente con el cultivo del olivo, eso sí, con un manejo exhaustivo y unos conocimientos previos para su manejo óptimo.
Actualmente, la incorporación de jóvenes agricultores, más cualificados y con conocimientos basados en experiencias reales y estudios científicos, recalcan el uso de cubiertas vegetales y otras técnicas que mejoran las cualidades físico-químicas del suelo, como manejo ideal en olivar tradicional, intensivo y en seto, estos últimos sistemas poco o nada predominantes en la zona de la provincia de Jaén… ¡por ahora!
¿Qué podría posibilitar que la Agricultura de Conservación tuviera una presencia aún mayor en la agricultura española?
El suelo, gracias a sus propiedades físico-químicas, es el mayor sumidero terrestre y la influencia de la agricultura en su capacidad de capturar dióxido de carbono y almacenar carbono orgánico está demostrada por numerosos estudios científico-técnicos. Apoyando y afianzando los pilares que persigue la Agricultura de Conservación, tanto en cultivos herbáceos como cultivos leñosos, donde la superficie a nivel europeo está creciendo, con España a la cabeza. Estos suelos ricos en carbono orgánico ayudan así a compensar las emisiones globales de gases del sector agrícola. La agricultura que predomina en la península debido a su posición geográfica se está viendo alterada por el cambio climático y todo lo que supone en cuanto cantidad y calidad del agua y del suelo, lo que hace primordial la aplicación de Buenas Prácticas Agrícolas que adopta la Agricultura de Conservación, para mitigar el cambio climático.
"En el olivar tradicional y en especial el olivar de la Sierra Sur de Jaén con pendientes muy por encima del 20%, catalogado como olivar de alta pendiente y poco mecanizable, son muchos los agricultores que cada año se suman a la apuesta por cubiertas vegetales vivas"
¿El olivar tradicional es compatible con las plantaciones en intensivo que están proliferando durante los últimos años en España?
Son cada vez más el número de hectáreas que se plantan de olivar en sistemas diferentes al olivar tradicional, como son el olivar en intensivo y en seto, siendo estas últimas, mecanizables casi al completo. Esto reduce los costes de operaciones llevadas a cabo desde la plantación de plantones, hasta la primera recolección, acelerando la entrada en producción con una selección genética de variedades. Mientras que las plantaciones de olivar tradicional son las que hay, todas con varias décadas e incluso algunas centenarias, localizadas en zonas rurales donde aún lo tradicional prevalece ante nuevas ideologías de olivar. Siendo difícil su conversión a otros sistemas de plantación, por los altos costes de desmantelamiento de árboles viejos y la gran inversión en nueva planta madre, sumándole las dificultades de la tipología de los terrenos que hay en Jaén, donde gran parte de su olivar es poco o nada mecanizable. Una realidad que viene a cambiar el paisaje y el medio rural que se ve en la provincia por excelencia del olivar, Jaén, a la cual se le suma el papel de los recortes en las dosis de riego con la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, lo que en un plazo corto hará que se deban buscar alternativas no solo en nuevas modalidades de olivar sino en nuevos cultivos que se adapten a las condiciones agroclimáticas, como pueden ser almendro o pistachero, que ya en algunas zonas se están empezado a estudiar y evaluar su adaptación y atracción por agricultores de la zona.
A grandes rasgos, y con lo que conocemos a día de hoy, ¿cómo ve usted la nueva PAC y en qué medida puede beneficiar al olivar tradicional?
La nueva Política Agraria Común (PAC) es una oportunidad para los agricultores del olivar tradicional y para los jiennenses, gracias a los nuevos objetivos establecidos y en los que se enmarca la Agricultura de Conservación contribuyendo a los objetivos climáticos, incluyendo las cubiertas vegetales dentro del listado de ecoesquemas. Una práctica que muchos agricultores vienen haciendo de forma sostenible y que se adapta plenamente a lo que se pide en los objetivos de la PAC. De manera que los agricultores que realicen este tipo de Buenas Prácticas Agrícolas, entre otras muchas más citadas por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, van a ser retribuidos económicamente.
¿Qué posibilidades abre la agricultura digital en un cultivo como el olivar? ¿En qué aspectos de su agronomía observa mayores posibilidades de mejora y eficiencia?
Las nuevas tecnologías y su aplicación en agricultura están revolucionado el sector agrícola, alcanzando una agricultura más digital y conectada, en especial, en el cultivo del olivar está generando un gran interés el uso de tecnologías relacionadas con el riego, la genética, las aplicaciones fitosanitarias, la monitorización de operaciones, la evaluación de la calidad del producto, la maquinaria, la trazabilidad de productos, el procesado industrial… Involucrando sistemas de inteligencia artificial, robotización, sensorización, BigData, control remoto, sistemas satelitales, geo-posicionamiento, etc., acercando cada vez más el cultivo del olivar a una Agricultura de Precisión.
Un objetivo, el de la Agricultura de Precisión, alcanzado en las nuevas plantaciones de olivar en seto. En el resto de sistemas, la adaptación se está realizando por partes y en tiempos diferentes. Centrándonos en el olivar tradicional, las mejoras que se llevan a cabo están relacionadas con la maquinaria utilizada en la recolección y en la aplicación de productos fitosanitarios, con la creación de maquinaria autopropulsada con implementación de unas pinzas vibratorias para derribar la aceituna del árbol y la creación de pulverizadores hidroneumáticos (atomizadores) con aplicación variable de producto fitosanitario. Además de otras muchas mejoras que implementa esta maquinaria, se le suma otro tipo de maquinaria manual para las zonas donde la mecanización del olivar tradicional es escasa o nula. Muchos de los agricultores, con la llegada de las nuevas tecnologías y con la tecnificación de los cultivos, se sienten más relajados en cuanto a tiempo de realización de una determinada operación, esta ya la hacen de forma eficaz y controlando los tiempos de trabajo. Una forma rápida de controlar este tiempo es con los Cuadernos de Campo, que ya existen de forma electrónica y se pueden rellenar de forma remota e in situ.
Respecto a la formación en el sector, como joven agricultor e ingeniero agrónomo recién graduado, ¿qué les diría a los jóvenes que están pensando en estos momentos dedicar sus estudios universitarios al sector primario? A nivel laboral, ¿qué se van a encontrar?
La vocación y la complementariedad con una formación profesional es fundamental en la nueva era, donde mundialmente está cambiando la forma de hacer agricultura y ganadería, siempre respetando de forma sostenible el medio ambiente. Aquí entra el papel de los jóvenes con una formación y cualificados para lanzarnos a resolver problemas que se presentan en el sector agrícola, interactuando con toda la cadena de valor, aumentando así las posibilidades de resolver dicho problema, ya que un producto abarca una gran cadena y es primordial conocerla desde el primer eslabón al último. Los jóvenes deben curiosear cada vez más el campo y preocuparse de lo que realmente nos mantiene vivos: el suelo y el agua y su forma de concebir la agricultura y la ganadería. Un sector muy atractivo para dedicarse profesionalmente y donde la actividad es muy polifacética, donde el abanico de posibilidades para involucrarse es muy amplio.
La oferta laboral que genera el sector es tan amplia que la demanda de personal cualificado con una rama relacionada con la agricultura y la ganadería es muy alta, siendo difícil en algunos casos encontrar personal cualificado con un mínimo de requisitos para realizar un trabajo. Las titulaciones como Graduado en Ingeniería Agroalimentaria y del Medio Rural, “no tienen parados registrados entre los que se titularon un año después”, lo que confirma que los jóvenes que salen al mercado laboral con esta titulación o una relacionada tienen plenamente un trabajo estable.