Paco Yglesias, economista y director de Agro Fundamenta
¿En qué ha cambiado el comercio de las materias primas desde que comenzó usted en este ámbito hace más de 30 años? ¿Cómo han cambiado las reglas de juego?
España no había ingresado todavía en el marco de la Unión Europea y el comercio para la importación/exportación de cereales se desarrollaba bajo la tutela del Ministerio de Comercio. La protección de pabellón para el transporte de los cereales importados por vía marítima obligaba a los operadores a contratar a medio y largo plazo posiciones de flete. Se operaba con una infinidad de divisas distintas lo que generaba posiciones de riesgo y gran volatilidad en los precios.
La implantación del Sistema Monetario Europeo fue un gran paso para conseguir mayor estabilidad entre las monedas comunitarias, a pesar de que su gestión en los mercados de materias primas agrícolas era extremadamente compleja (Serpiente monetaria, Montantes Compensatorios, etc.). La integración de España en el Mercado Común en el año 1986 y posteriormente la adopción del euro, cambió completamente el paradigma de aprovisionamiento para nuestro país, ampliándose rápidamente el número de países proveedores.
Se operaba en un marco geopolítico distinto, en el que la Unión Soviética, era una de las regiones del mundo con mayor apetito importador y existían multitud de acuerdos bilaterales entre países vinculados a proyectos de financiación específicos. Muchos de los países que hoy son netos contribuidores al mercado exportador de materias primas agrícolas, como Brasil, Rusia, Ucrania o Kazajstán, no existían como tales.
Este sector de la actividad económica es muy intenso en capital, requiere grandes cantidades de recursos económicos y en aquel momento los costes de financiación doblaban e incluso triplicaban en algunos casos, los tipos actuales de interés. En Bruselas, los objetivos de la PAC, centrados inicialmente en estimular la producción, se comprobó que no eran asumibles a largo plazo. Al día de hoy, aquellos, han evolucionado hacia conceptos como el bienestar animal, la calidad, la sostenibilidad, la trazabilidad, la salubridad y el medio ambiente entre otros.
¿Los profesionales de las empresas del sector agroalimentario cuentan actualmente con la formación suficiente para gestionar la volatilidad y posibles amenazas de mercado?
España es un país deficitario por excelencia en la producción de cereales y en cambio uno de los mayores contribuidores a la fabricación de pienso de la UE; su capacidad de transformación en carne para la exportación es extraordinaria, por lo que, nuestro país, cuenta con grandes profesionales del comercio en el sector agroalimentario.
Sin embargo, la utilización de las herramientas financieras que facilitan el arbitraje del precio y el control de la volatilidad es todavía baja y podría desarrollarse mucho más. Esta es una de las actividades que desarrollamos en Agro Fundamenta, donde evaluamos la adecuación de las herramientas financieras para medir y gestionar la compra/venta de materias primas y el riesgo asociado al precio de los productos agrícolas, tanto los destinados al consumo humano como animal.
¿Qué necesita alguien que quiera dedicarse en el mundo de la compra-venta de materias primas?
El comercio de materias primas es un mundo apasionante; tiene una alta propensión al riesgo financiero y está permanentemente expuesto a los eventos macroeconómicos, que pueden desestabilizar los balances en cualquier momento. En Agro Fundamenta somos expertos en conocer cómo operar, a nivel logístico nacional e internacional, lo cual es fundamental para realizar un buen análisis del mercado de materias primas agroalimentarias. Por otro lado, la formación y el conocimiento no solo de las técnicas de compra/venta sino de los partícipes del propio mercado es un proceso dilatado en el tiempo y Agro Fundamenta contribuye con sus planes de formación para futuros expertos agroalimentarios a que este proceso sea mucho más breve.
Con nuestra formación el profesional acorta el tiempo necesario para operar en el mercado con mayor solidez y conocimiento.
¿Tienen razón aquellos que acusan al sector de las materias primas alimentarias de favorecer la especulación?
Para nada. Las materias primas están expuestas a variaciones de precio influidas por multitud de variables: trabajamos "los fundamentales", o sea, el análisis de los balances de producción, consumo, importación, exportación y los fragmentamos a escala mundial, de la Unión Europea y de país. Con ello realizamos un correcto seguimiento, midiendo y estimando el impacto que pueden tener en los precios.
Estas variables son inestables y cambian de acuerdo con la meteorología, con las intenciones de siembras de los agricultores, con los precios de los insumos para cultivar la tierra, con el precio del petróleo que impacta en los costes del transporte y de la producción, con las regulaciones de los países para, por ejemplo, desarrollar otros tipos de carburantes a partir de cereales o bien oleaginosas.
Los responsables del aprovisionamiento de materias primas, aquellos que tenemos el cometido de comprar o vender productos agroalimentarios básicos, aplicamos la ética a las reglas de mercado. Por eso, en Agro Fundamenta, insistimos en que es imprescindible acudir a la formación adecuada. Realizar el análisis, el control de las herramientas financieras del mercado agrícola que permitan forjar una buena reputación de la empresa y de nosotros mismos en el sector, entre nuestros proveedores y clientes.
¿Se esperan sobresaltos a medio-largo plazo en el mercado de los cereales?
Una de las preocupaciones del sector es la de pronosticar qué ocurrirá en nuestro país cuando la demanda para la exportación en el sector porcino empiece a disminuir. El abandono del Reino Unido de la UE es también un reto para el suministro de cereales a toda la cornisa Cantábrica, ya que la Gran Bretaña ha sido un proveedor tradicional para esta zona y en este momento se desconocen las reglas y aranceles que se aplicarán para la importación desde este origen.
Desde el punto de vista de la demanda industrial, nos encontramos con importantes transformaciones en el consumo. Por ejemplo, la empresa Cargill anunció el pasado mes de noviembre que cambiaría el tipo de ingredientes para la fabricación de amiláceos en su fábrica francesa de Haubourdin (Nord Pas de Calais). Esto, supondrá una pérdida de unas 500.000 Tm de consumo de maíz que a partir de mediados de la próxima campaña deberán buscar nuevos destinos.
¿Está perdiendo España protagonismo en el mercado del cereal?
A nivel productivo, la climatología no nos favorece tanto como a otros países situados más al norte donde los rendimientos de las cosechas son superiores. En el sector industrial, nuestra estructura es muy eficaz en la transformación de cereales en pienso y en carne, por lo que España es muy dependiente de las importaciones de cereales, principalmente maíz y trigo.
Otro aspecto importante es la regulación y normativa que rige la importación y exportación de materias como el cereal. ¿Se ha tendido a una unificación a nivel regulatorio en los países de la UE?
La reglamentación comunitaria para la importación/exportación de cereales es similar en todos los países de la UE. España y Portugal se benefician de algún reglamento particular cuyo origen se remonta a los tratados que concluirían en la Ronda de Uruguay en 1993 y que se iniciaron en 1986 con el fin de negociar la política de aranceles y la liberalización de mercados a nivel mundial.
El comportamiento de la alfalfa
La alfalfa es un cultivo muy especial que España lleva liderando hace años a nivel europeo. ¿Se han hecho las cosas bien desde la industria transformadora de la alfalfa española?
La industria española de la alfalfa ha sabido aprovechar la exportación para canalizar un producto excedentario en nuestro país, situándolo en el mercado internacional en una segunda posición detrás de los EUA. Sin embargo, esta demanda, en algunos casos, ha venido mayoritariamente liderada del lado del consumo exterior y no tanto por una proactividad comercial local.
Tras Oriente Medio, China se ha convertido en nuestro principal mercado, arrebatando cuota a la alfalfa estadounidense. ¿Seguirá esta tendencia en los próximos años?
Los mercados internacionales son volubles y en particular lo es el cliente chino. Las negociaciones comerciales entre ese país y los EUA podrían favorecer aún más este hecho, incluso llegando a darse el caso de que se llegue a acuerdos en volúmenes contingentados entre ambas potencias. Sin embargo, esperamos que la mejora de la dieta del ciudadano chino, tanto en calidad como en variedad, y fomentando el consumo de los productos lácteos, se transforme en una mayor demanda de forraje, lo que supondría una magnífica ocasión para que España continúe aumentando el volumen de exportación de alfalfa hacia este mercado.
¿A qué puede aspirar la alfalfa española en el futuro?
A nivel mundial, existe una grave preocupación por la obtención y el mantenimiento de los recursos hídricos, de manera que algunos países han tenido que preservar sus reservas de agua fósil, restringiendo el acceso al agua en algunos cultivos. Esto puede traducirse en una mayor demanda de forrajes.
La industria española de la alfalfa tiene una buena oportunidad si explora con mayor intensidad los aspectos comerciales, concentrando aún más esfuerzos en establecer una estrategia de exportación a medio y largo plazo y en la que la calidad sea la bandera del producto.
