Alarma por el agua: solo la agricultura digital evitará el colapso agrícola por el consumo excesivo de agua
La agricultura es el sector productivo que más agua gasta en el mundo, con un consumo medio que equivale al 69% del total, un porcentaje que en continentes como Asia o África se eleva hasta el 81%. Y esos porcentajes han ido en aumento en los últimos años haciendo que peligre en muchos puntos la continuidad de la actividad agraria tal y como se viene realizando, máxime si se tienen en cuenta las inciertas perspectivas que se abren con el cambio climático sobre la evolución de las reservas y los regímenes pluviométricos de muchas zonas. Un ejemplo de esos problemas fue lo sucedido hace cuatro años en Nueva Zelanda, principal exportador de lácteos a nivel mundial, donde la sequía multiplicó los costes de producción y redujo drásticamente la producción y las ventas de este país al exterior. Y nuevos episodios similares en el futuro podrían poner en peligro el abastecimiento y los precios de los alimentos en muchas zonas en un futuro inmediato.
La principal esperanza para evitar esos efectos negativos, según las conclusiones del seminario sobre nuevos sistemas de riego inteligentes celebrado en la feria italiana de EIMA, estaría en la aplicación al riego agrícola de las nuevas tecnologías, como sensores, drones y satélites, que permitirían el ahorro de un 30% del agua y harían posible que la productividad agrícola se mantuviera y permitiera hacer frente a las necesidades de abastecimiento derivadas del aumento de población y de la mejora de los niveles de vida. Las empresas agrícolas disponen de tecnologías avanzadas para reducir los consumos de agua hasta un 30% con sistemas integrados de riego inteligente.
En el seminario titulado “Recursos hídricos, un reto global”, el centro de estudios Nomisma ha presentado un estudio sobre la sequía en el mundo y también sobre los efectos que tiene en la producción de alimentos y en sus precios. En todo el mundo, los terrenos de regadío están creciendo y, en la actualidad, ocupan una superficie de 334 millones de hectáreas, el 20% del total. Pero, en el futuro, con el aumento de la población mundial (9.700 millones en lugar de los actuales 7.600 millones), serán necesarias nuevas estrategias para producir más alimentos con menos agua. El uso de sensores capaces de medir la humedad del terreno y de satélites que, cada cinco días, pueden proporcionar datos valiosos, incluso sobre el estado de salud de las plantas abre un horizonte de esperanza. Pero satélites, sensores, redes inalámbricas y centralitas meteorológicas deberán integrarse en un único sistema y es necesario realizar campañas de sensibilización entre los agricultores para favorecer la transferencia tecnológica. Entre las innovaciones que se han presentado, cabe destacar Agrimap.Eu, un nuevo sistema de monitorización multiespectral para drones, con una aplicación que permite que el agricultor introduzca el mapa de su terreno para obtener información sobre la presencia de agua y sobre donde es necesario regar.