Incorporación de guisante y otros recursos locales aragoneses en el cebo de terneros
El sistema de cebo se basa en el engorde de terneros nacionales e importados, alimentados principalmente con piensos concentrados (90% de la dieta). En la composición de estos piensos juegan un papel importante el maíz y la soja como aporte de energía y proteína, respectivamente, mayoritariamente importados, y hoy en el punto de mira por la posible aplicación de impuestos de hasta un 25% a las importaciones estadounidenses a la UE en respuesta a la guerra de aranceles.
Desde el Departamento de Ciencia Animal del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) se lleva varios años trabajando en la mejora de la autosuficiencia de las explotaciones ganaderas con la incorporación de recursos de origen local en las dietas de los animales. En particular, se está desarrollando actualmente un proyecto sobre el uso del raspón de vid, subproducto agroindustrial, y la esparceta, leguminosa forrajera, en las dietas de cebo de terneros con el fin de favorecer la economía circular como el proyecto ‘Inclusión de recursos locales en dietas de cebo de vacuno: Biomarcadores de eficiencia y calidad. (LocalBeef)’ liderado por Mireia Blanco, investigadora del departamento de Ciencia Animal, y que cuenta con la colaboración de Isabel Casasús, Margalida Joy, Sandra Lobón y Guillermo Ripoll, investigadores del CITA; además de Daniel Villalba y Ester Molina, profesores de la Universitat de Lleida.

En este sentido, se acaban de publicar los resultados de un estudio que indica que el guisante grano puede sustituir tanto a la soja como al maíz en los concentrados de cebo, por su alto contenido en proteína y almidón. En el ensayo, realizado en la Finca Experimental la Garcipollera del CITA, se compararon los rendimientos técnicos, la respuesta digestiva y metabólica, los resultados económicos y la calidad de la canal y de la carne de terneros cebados con piensos con distinta proporción de guisante grano.
Además de contribuir a la autonomía proteica promovida por la Unión Europea, el trabajo demuestra que la inclusión de hasta un 30% de guisante en las dietas no afecta a los rendimientos técnicos ni a la calidad de las canales y genera mejores resultados económicos, incluso considerando diversos escenarios de costes relativos de las materias primas que no incluían todavía un potencial encarecimiento del maíz y la soja.