Úlceras gastroesofágicas en cerdos de engorde
Antonio Palomo Yagüe
Swine División Manager – ADM
antonio.palomoyague@adm.com
26/03/2025
En ciertas patologías infecciosas las UGE pueden aparecer como una lesión más bien secundaria (Clostridiosis, Circovirosis, Mal Rojo, Salmonelosis, Síndrome Reproductivo y Respiratorio Porcino). Todo proceso de stress ambiental (cambios bruscos de temperatura), de manejo (exceso densidad, mezcla animales, escaso número de puntos de pienso y agua) o nutricional, también están dentro de la ecuación causal.
En este artículo nos centraremos sobre todo en la etiología de base nutricional, donde tenemos básicamente cuatro apartados originales, que a su vez los vamos agrupar en dos por el tipo de artículo: cambios de dietas, cambios programas nutricionales, cambios presentación del pienso y cambios en tecnología de fabricación.
Programas de nutrición
Dentro de la dieta propiamente dicha analizamos las diferentes materias primas (sabemos que algunas son más ulcerogénicas que otras) y sus niveles de inclusión, las contaminaciones por micotoxinas, la presencia de factores anti nutricionales (componentes bioactivos no nutricionales como ciertos alcaloides), los equilibrios entre nutrientes y de estos con la energía, calidad de la fibra, la capacidad buffer – tampón del pienso, balance electrolítico y su nivel oxidativo, viscosidad de la dieta (inversamente proporcional), sin olvidarnos de ciertos minerales esenciales (cobre, hierro, selenio, zinc) y vitaminas (A, E, C y complejo B).
Los cereales blancos, cebada y trigo, junto al maíz como fuentes de energía por su elevado contenido en almidón, suelen ser los principales componentes de nuestras dietas, formando en muchas ocasiones 2/3 de la fórmula. Por orden de riesgo, primero está el trigo, siendo preciso conocer su calidad nutricional y su nivel de inclusión. Ante cualquier incidencia, debemos reducir su porcentaje de inclusión. En los procesos tecnológicos de expandido de cereales y las mezclas entre ellos, o con otras materias primas, debemos considerar los niveles de gelatinización de los almidones y sus porcentajes de inclusión en las dietas, que en cerdos de engorde suelen ser residuales.
Una de las causas recurrentes de úlceras son ciertas micotoxinas, siendo las más frecuentes en porcino la toxina T2 y deoxinivalenol (DON), sin olvidar ocratoxinas, aflatoxinas, fumonisina, zearalenona y ergotamina, entre otras. Debemos prestar atención a las contaminaciones múltiples y no solo a las de una sola micotoxina a dosis elevada. El nivel de humedad de algunas materias primas por encima del 12%, así como el del pienso final, son un factor de riesgo de úlceras a tener en cuenta. Las micotoxinas reducen la biodisponibilidad de la vitamina E, nutriente esencial con función antioxidante. El uso de secuestrantes de micotoxinas, bien en materias primas de riesgo o piensos, es la práctica requerida para evitar problemas derivados de las mismas.
Aunque la prevalencia en nuestra práctica y metaanálisis de la literatura es baja, no debemos descartar nunca las contaminaciones de las materias primas – piensos con residuos – metabolitos de insecticidas, plaguicidas y presencia de factores anti nutricionales, hoy conocidos como componentes bioactivos no nutricionales. Un ejemplo lo tuvimos en el otoño del año 2023 en las dos Castillas con la presencia de alcaloides pirrolicidínicos presentes en semillas de plantas de Senecio que iban con los cereales de campaña, especialmente cebada. Dichos alcaloides son hepatotóxicos, además de debilitar la vascularización del estómago asociado a reducir la biodisponibilidad de la vitamina E y determinar la presencia de úlceras gastroesofágicas agudas a concentraciones elevadas, más aún, teniendo en cuenta que suelen incluirse en porcentajes elevados dentro de las dietas. Ese es el motivo de añadir a mayores suplementos de vitamina E más selenio en casos de UGE. Es por ello que también debemos asegurarnos que los niveles de dichos nutrientes en piensos de consumo habituales estén en valores no solo de requerimientos para cubrir sus necesidades de crecimiento – producción, sino también de seguridad metabólica. No olvidemos que el kilo de cebada es la unidad energética cerdo de engorde.

Las dietas desequilibradas en aminoácidos esenciales y/o excesivamente bajas de proteína digestible suponen un riesgo a padecer úlceras en cerdos de engorde de elevada ganancia media diaria. No menos importante es mantener una correcta correlación entre niveles de proteína con la energía neta, y de esta con el nivel de fibra dietética. La calidad de la fibra en cuanto a niveles de fibra dietética y fibra soluble vs insoluble debemos revisarlos en caso de tener incidencia de UGE. En este punto donde tenemos divergencias en la literatura y los términos son confusos de relacionar, incluso para determinar el preciso valor energético de nuestras dietas de engorde, debemos tener en consideración el tipo de grasa añadida a los piensos, no solo la grasa bruta final, conociendo su estabilidad y nivel oxidativo. Las grasas que más se oxidan también reducen la biodisponibilidad de la vitamina E, con sus consiguientes consecuencias, además de aportar un valor energético menor. Por lo tanto, la calidad de las grasas que utilizamos en los piensos de engorde son críticas a la hora de evitar y/o controlar procesos de UGE.
Dentro de la micro nutrición a la hora de valorar su interacción con las úlceras gastroesofágicas debemos revisar que los niveles de las vitaminas A, E, C y complejo B estén dentro de los requerimientos de los cerdos actuales de elevada capacidad de deposición proteica y altas ganancias medias diarias de peso. No menos importantes, por su papel tanto en el desarrollo de las mucosas, como en la respuesta inmune de los cerdos, tienen ciertos minerales como son el selenio en su relación con la vitamina E, el cobre, hierro y zinc. Tanto sus deficiencias como sus dosis demasiado elevadas pueden estar dentro de los factores determinantes y/o agravantes de cuadros de úlceras. En nuestra práctica hemos encontrado graves problemas de UGE derivados de dosis excesivas de cobre, debiendo también tener en cuenta que sus niveles están regulados por la legislación europea de alimentación animal. No es menos cierto que dependiendo de la fuente de inclusión de estos minerales (orgánicas vs inorgánicas), el riesgo ulcerogénico se reduce.
Otro punto a tener en cuenta es el nivel de pH de las dietas, donde piensos ácidos tienen más riesgo de provocar úlceras. Pongamos como ejemplo piensos con elevada incorporación de ácidos inorgánicos o dietas líquidas donde los procesos de fermentación estén alterados. Si los piensos en papilla mantienen su nivel de materia seca adecuada (22-25%) y su correcto pH (5-6), el riesgo de úlceras es menor que en esos mismos piensos en harina, y estos que en granulado, como ya mencionamos. Ante cuadros de UGE, en base a este punto, una medida a considerar es la de alcalinizar las dietas con la incorporación de bicarbonato sódico, derivado de su poder tampón. Este apartado también está relacionado con el poder tampón del pienso y su balance electrolítico, valor sumatorio de los niveles de cloro más potasio más sodio de la dieta. Al incorporar bicarbonato sódico por sal (cloruro sódico) parcialmente, conseguimos bajar los niveles de cloro frente a sodio.
Tecnología de fabricación
En cuanto a la tecnología de fabricación repasamos la calidad de la harina y el gránulo (dureza, durabilidad), dispersión de tamaño de partículas junto a finos como elementos de consenso en la literatura científica responsables de UGE. En este punto, el suministro de dietas en seco, líquido o pienso fermentado también lo consideramos.
Ante un cuadro agudo de úlceras gastroesofágicas, dentro de este apartado tenemos dos pilares a considerar:
- Presentación del pienso: si es granulado es conveniente cambiarlo a harina. La prevalencia de UGE es mayor en piensos en gránulo que en migajas y que en harina. A su vez, el suministro en alimentación líquida supone menos riesgos que el mismo en seco. Dentro del pienso en granulado, debemos revisar tanto la dureza como la durabilidad del mismo, de forma que desviaciones fuera de los estándares nos suponen mayores riesgos. Dos ejemplos clásicos son una excesiva dureza y una elevada presencia de finos (>20%) lo que determinan alteraciones en el consumo voluntario de pienso con ayunos intermitentes. Bien sabemos como las diferentes fórmulas de piensos influyen en la calidad del granulado, motivo por el que debemos considerarlo a la hora de diseñas las dietas.
- Tamaño de partículas inferior a 700-750 micras es de los factores de riesgo más comunes reflejado en la literatura y analizado en nuestra práctica clínica. Hablamos de un índice de valor zootécnico que va de <250 a >2000 micras, que significa que no debemos encontrar ninguna partícula en los piensos que estén fuera de este rango. Reducir el tamaño de partícula mejora la digestibilidad del pienso y la eficiencia alimentaria (índice de conversión), debiendo asumir el riesgo de úlceras por debajo de dicho decalaje. El índice de homogeneidad de las partículas es un valor a considerar en la fabricación del pienso y debe estar por encima del 66% para que el mismo no suponga un riesgo de padecer úlceras. A su vez, la elevada dispersión del tamaño de partículas también supone un factor de riesgo, así como una mala mixcibilidad del pienso, por lo que en todo momento tenemos que tener revisados en la fábrica de piensos tanto la mezcladora como la granuladora y el estado de los martillos y tamices.

Conclusiones
Bibliografía
- Antonio Palomo Yagüe (2024). Acute Poisoning by pyrrolizidine alkaloids. Allen D'Leman Swine Conference, September 2024 – University of Minnesota
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