Un 28% de nuevas investigaciones contra la COVID-19 se abren camino entre los socios de AseBio
La Asociación Española de Bioempresas (AseBio) ha publicado nuevos datos sobre el trabajo de sus socios para luchar contra la pandemia provocada por la COVID-19. Han pasado dos años desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia mundial, pero las necesidades para acabar con ella persisten. Por eso, la cantidad de soluciones para combatir el virus SARS-CoV-2 aumenta entre los socios de AseBio; según el análisis realizado en la asociación estas últimas semanas en comparación con el de 2021.
Los resultados muestran que, de las líneas de investigación en COVID-19 de las empresas y entidades socias de AseBio con respecto a lo que se recogió hace un año, el 38% sigue en activo, el 28% se trata de nuevas líneas, el 27% están completadas y en el mercado, y tan solo el 7% son líneas de investigación que están en stand-by.
“El sector biotecnológico español se ha volcado en la búsqueda de soluciones contra la pandemia desde el minuto uno y eso ha generado una consolidación de nuestras capacidades industriales y en I+D para hacer frente a los futuros retos que nos esperan, más allá de este virus”, destaca Ion Arocena, director general de AseBio. También menciona que, con esta crisis sanitaria, se han puesto bajo los focos nuevas herramientas innovadoras made in Spain que debemos considerar y que nos permitirán desarrollar y fortalecer una autonomía estratégica esencial para nuestra economía y sistema sanitario”, explica.
La recopilación muestra que hay más de 53 socios de AseBio, entre ellos compañías, hospitales y centros de investigación, que trabajan en 170 soluciones. Casi la mitad (49%) de las líneas buscan productos o materias primas para diagnosticar la enfermedad, un 33% trata de dar con un tratamiento y un 9% son herramientas de predicción. Los socios de AseBio también quieren dar con una vacuna: un 7% de esas investigaciones se dedican a ella y otro 2% de los asociados contribuye a la producción de una vacuna.
Un eslabón olvidado, esencial en la cadena de producción
La cadena de producción de estas herramientas y soluciones es compleja e implica a muchos actores. Uno de ellos es Agarose Bead Technologies (ABT) que colabora con entidades clave en estas soluciones a nivel internacional y con entes públicas como el CNB-CSIC (Centro Nacional de Biotecnología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas). “Nuestro trabajo, aunque poco conocido, ha resultado ser clave y esencial para el devenir de la pandemia”, comienza Javier Peña, responsable de marketing de la compañía.
Esta empresa española de menos de 50 empleados y con más de 20 años de historia, fue una de las primeras en Europa en fabricar resinas de agarosa, producto de origen natural (algas) que resulta esencial en la purificación de biomoléculas de uso terapéutico como antígenos o proteínas recombinantes, anticuerpos u oligonucleótidos, entre otras, siendo una etapa clave en la cadena de producción del producto final, ya sea un test de diagnóstico, un biofármaco o incluso una vacuna. La empresa dio un giro innovador cuando se declaró la pandemia mundial hace dos años: “Nos pilló de sorpresa, como a todas las compañías, pero la adaptación al cambio fue muy rápida y clave. Ahora estamos inmersos en un gran proceso de expansión y digitalización”, añade Peña.
Sin embargo, el papel que juega esta empresa es poco visible y reconocido y, según el experto, “la gente desconoce su labor y cómo se aplica su producto en la cadena de producción”; lo que les pone algunas barreras para tener visibilidad, incluso a escala nacional. “Es importante que sepan que hay una empresa aquí, en España, que es capaz de atender las demandas de materias primas esenciales para las etapas de purificación de cualquier bioproceso y servirlas en un tiempo récord. Ponemos nuestro alto conocimiento técnico y experiencia al servicio del cliente y nos implicamos con él en ofrecerle la mejor solución costo-efectiva”, asegura. “Es un mercado muy tradicional, es cierto, pero hemos tenido que evolucionar sí o sí por el bien global. Y la innovación ha estado presente en nuestra compañía más que nunca”, concluye.
Un virus que ha venido para quedarse
Belén Sopesen, directora de la Unidad de Virología de PharmaMar, recuerda que una posibilidad que aún no está confirmada es que el virus terminé teniendo un impacto parecido al de la gripe. “Si es el caso, siempre habrá pacientes que necesiten un tratamiento médico, estoy pensando especialmente en aquellos más vulnerables como los inmunodeprimidos, que tienen por su condición peor pronóstico”, avisa. Al iniciarse la pandemia, la compañía creó la Unidad de Virología que, según cuenta, se irá fortaleciendo cada vez más. “Sobre el futuro hemos de mirar al pasado y al presente, lo que nos ha enseñado para estar mejor preparados si vuelve a suceder y apostar por tanto por una investigación recurrente”.
Además, Sylentis, una empresa del grupo Pharmamar, se dedica a la investigación de nuevos enfoques terapéuticos basados en las técnicas de silenciamiento génico. La compañía está especializada en el desarrollo de terapias mediante RNA interferente, una potente herramienta que permite el diseño racional de fármacos. Su investigación hasta ahora se orientaba a tratar el síndrome de ojo seco, glaucoma y alergias oculares y utilizan dicha tecnología para desarrollar nuevos fármacos basados en RNAi para el tratamiento de la COVID-19. La entidad también forma parte del proyecto CoviNanoVax que investiga el desarrollo de una vacuna de ARN mensajero (mRNA) que tiene por objetivo exponer el cuerpo a un antígeno que generará anticuerpos para actuar como sistema de defensa frente a posibles infecciones del virus.
En definitiva, según lo comentado por los expertos y las cifras sacadas por AseBio, parece que todas las investigaciones que nacen y continúan, también han venido para quedarse de una forma u otra.