Industria farmacéutica y sector cosmético: alianza de largo recorrido
Tanto la demanda social como la orientación de la Administración en materia sanitaria se focalizan en la prevención y el cuidado integral de la salud, en la optimización del bienestar, incluidas las aspiraciones sobre la apariencia físico-estética. Paralelamente a estas directrices del mercado se han abierto nuevas líneas de investigación que han dado lugar al desarrollo de nuevos productos que dan respuesta a estas expectativas. La industria cosmética ha sido uno de los sectores que ha buscado incorporar los nuevos desarrollos procedentes delsector farmacéutico, de ahí el goteo de adquisiciones y alianzas corporativas que han acaecido en los últimos tiempos entre la industria cosmética y los laboratorios farmacéuticos.
La industria farmacéutica, en sus diversos ámbitos de especialización, aporta nuevas posibilidades al sector cosmético, que hoy engloba distintas parcelas de la demanda, desde la cosmética de prescripción, hasta la de gran consumo, pasando por la alta cosmética, o por los productos de cosmética “bio”. Aunque el sector también se nutre de las líneas estándar, trabajadas por la gran distribución con marca propia, es el producto de valor, que incorpora innovación, el que centra la atención de todos los actores de la cadena y el que ha consolidado el modelo de negocio de fabricación para terceros especialmente en este segmento. La oficina de farmacia, por su parte, también se ha lanzado a desarrollar marca propia en dermocosmética, a través de laboratorios que se encargan de todo el proceso de creación de una nueva marca.
El autocuidado, oportunidad para la farmacia
Según las conclusiones del estudio FarmaShoppper Especial Parafarmacia 2016, realizado por la consultora Shoppertec, “la dermofarmacia es el segmento con mayor potencial dentro de los productos de autocuidado”. El consumidor, hoy formado e informado más que nunca, busca productos innovadores para los cuidados de piel, cabello y demás partes superficiales del cuerpo, pero busca sobre todo, la garantía del producto farmacéutico, por lo que la botica tiene la oportunidad de atraer a un nuevo target proveniente del canal de perfumería selectiva.
Estos productos dermocosméticos requieren la gestión conjunta entre la marca y la farmacia, una estrategia comercial con la que el punto venta obtiene diferenciación y fidelización. Del mismo modo, la marca propia de farmacia proporciona exclusividad al establecimiento y mayores márgenes. Otra de las categorías que marcan tendencia es la cosmética “bio”. La demanda de productos compuestos por ingredientes naturales certificados es otra de las necesidades del mercado a la que da cobertura la industria farmacéutica fabricando para las marcas.
Cuando el producto también es el envase
Una potente línea de investigación en el mundo de la cosmética, sobre todo en las categorías “selectiva” y “bio”, es el abanico de posibilidades que aporta la interacción entre el producto y su propio envase. El envase plástico, principal material utilizado en la industria cosmética, presenta el inconveniente de no ser barrera total a los gases. Industria y centros tecnológicos, trabajando en estrecha colaboración, buscan materiales capaces de frenar el efecto de acortamiento de la vida útil. El producto final cobra así un mayor valor y se presenta más competitivo en el mercado.
En este sentido, el centro tecnológico Ainia ha encabezado un proyecto de investigación aplicada en el que se han incorporado nanopartículas en los materiales poliméricos (plásticos) para la obtención de envases cosméticos. Estas nanopartículas, nanoarcillas y óxidos metálicos, hacen innecesaria la utilización de aditivos y disminuyen la cantidad de materia prima en el envase. Las nanopartículas utilizadas confieren a los envases plásticos propiedades avanzadas como una mayor barrera a los gases y mejores propiedades mecánicas y térmicas.
Otro ejemplo es el desarrollo por parte del centro tecnológico Itene, en colaboración con Laboratorios Acento y un consorcio de empresas y centros europeos, de un envase activo para cosmética que alarga la vida útil del producto, y que se basa en la incorporación de conservantes y antioxidantes naturales en el propio envase, en lugar de en el producto cosmético, gracias a la liberación controlada de conservantes desde el envase activo. Estos envases activos, que hasta ahora se han desarrollado para champú, loción solar y crema facial, logran disminuir hasta en un 40% los conservantes que se añaden a los cosméticos.
Estructura del mercado cosmético
Las ventas de cosméticos y perfumes, con tendencia negativa desde 2007, crecieron el año pasado un 1,5%, alcanzando los 6.450 millones de euros, según la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa). La industria española está formada por más de 400 empresas entre grandes grupos, pymes y micropymes, que generan 35.000 empleos directos y más de 200.000 indirectos entre perfumerías, farmacias, peluquerías y centros de belleza. España se sitúa así como el quinto mayor mercado de la UE, tras Alemania, Francia, Reino Unido e Italia. El gasto medio es de 139 euros por persona y año, frente a los 136 euros de 2014, y los 120 euros de la media de la UE.
El sector cuenta con 250.000 referencias divididas en cinco categorías de productos, que suponen más de 1.200 millones de unidades vendidas. Los productos destinados al cuidado de la piel y al cuidado personal (aseo e higiene) suponen el 28% y el 25% de las ventas, respectivamente; a continuación, el cuidado del cabello (19,2%), los perfumes (18,6%) y la cosmética de color (maquillaje), con el 9,3%.
Por canales, el gran consumo (hipermercados y supermercados) supone el 47,2% del total, aunque las ventas caen un 0,2%. Los canales selectivos (lujo) y dermofarmacia crecen un 3,8% y un 3,7%. En menor medida, la venta directa (2,2%), estética (1,9%) y peluquería profesional (0,3%).