La población demanda más proactividad en la labor asistencial y en la provisión de servicios del farmacéutico comunitario
El farmacéutico comunitario es un profesional muy valorado por la población, pero la sociedad demanda una mayor proactividad en su labor asistencial, en la provisión de servicios y una mejor comunicación de sus actividades. Estas son algunas de las conclusiones recogidas en el documento 'Cómo debe ser la farmacia que necesita la sociedad', que presentaron en Infarma 2015 (Barcelona) la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (Sefac) y ratiopharm, y que incluye distintas propuestas para mejorar la relación entre farmacéuticos comunitarios y pacientes a partir de las opiniones recabadas de la ciudadanía, las asociaciones de pacientes y de los propios farmacéuticos.
La realidad de la farmacia comunitaria en España (en el que se ha entrevistado a 1.000 ciudadanos, 800 farmacéuticos y a las principales asociaciones de pacientes y consumidores) y de la jornada de debate 'Cómo debe ser la farmacia que necesita la población', destaca que tanto la población general como, en particular, los pacientes dan una buena nota a la labor de los farmacéuticos comunitarios (un 7,4 de media). No obstante, el 49% considera también que los conocimientos de estos profesionales no se aprovechan lo suficiente y solo un 51% opina que el farmacéutico comunitario está bien integrado en el sistema sanitario.
De hecho, solo un 9% de la población reconoce a la farmacia comunitaria como un centro exclusivamente sanitario, por lo que el documento propone que se trabaje en modificar la estructura de las farmacias para disponer de una zona de atención personalizada donde atender de forma confidencial a los pacientes y modificar así su imagen de establecimiento comercial.
En cuanto a la provisión de servicios, tanto la población general como los pacientes tienen buena predisposición a hacer uso de ellos a un precio asequible. Algunos de estos servicios serían la cesación tabáquica, análisis de colesterol y azúcar, prevención de enfermedades y revisión y detección de los problemas de medicación. Otros servicios más valorados por las asociaciones de pacientes son la atención domiciliaria, el seguimiento farmacoterapéutico a los pacientes crónicos y el asesoramiento relacionado con el uso de medicamentos que no necesitan prescripción médica. Entre las áreas susceptibles de mejora, sería necesario reforzar el servicio de dispensación de medicamentos para asegurarse de que el paciente comprende y asimila la información que recibe.
En cualquier caso, para desarrollar con calidad estos servicios la sociedad demanda la figura de un farmacéutico comunitario profesional, preparado, especializado y centrado en el paciente, para lo cual es necesario insistir en la integración de los farmacéuticos en el sistema sanitario y que los profesionales se sometan a un proceso constante de formación y actualización de conocimientos.