Mobility City acogió la XIII Jornada Técnica organizada por la Asociación de Estaciones de Servicio de Aragón 

Europa ya ha puesto fecha fin a los motores de combustión de origen fósil pero el panorama sobre las alternativas y la velocidad de transición todavía es incierto y exige importantes inversiones, tanto a proveedores como usuarios, con dudosos retornos. Así se ha desprendido de la XIII Jornada Técnica organizada por la Asociación de Estaciones de Servicio de Aragón, Aesar, en colaboración con Mobility City, una jornada en la que se ha hablado del presente y el futuro de la movilidad y en la que se han analizado los desafíos y las oportunidades a los que se enfrentan las estaciones de servicio.

“Las estaciones de servicios se enfrentan a un futuro lleno de retos para seguir siendo los garantes de la movilidad, una movilidad que tiene que ser multienergética”, señaló Pilar Soto, presidenta de Aesar. “No se puede favorecer una fuente de energía sobre otra, debe ser el mercado el que marque la mejor solución para una correcta transición”, subrayó Soto.

La consejera de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Zaragoza, Tatiana Gaudes, fue la encargada de inaugurar la jornada. “Nos ha tocado vivir una época apasionante pero llena de cambios e incertidumbres”, indicó Gaudes, “unos cambios que afectan tanto a nuestro modelo económico como energético. Se abren paso nuevas fuentes de energía que nos obligan a reflexionar sobre los caminos que queremos elegir en un futuro inmediato”, concluyó.

Las estaciones de servicio llevan muchos años dando servicio a la movilidad con combustibles fósiles y en la actualidad más del 99% de sus clientes los siguen demandando. La infraestructura de repostaje es imprescindible para el despegue de las nuevas energías para la movilidad, pero nadie desea invertir en servicios o productos carentes de demanda.

Pilar Sánchez, subdirectora adjunta de Hidrocarburos y Nuevos Combustibles de la Dirección General de Política Energética y Minas del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, aseguró que “sabemos que el objetivo es ambicioso pero el sector está avanzando lo suficiente como para conseguirlo. Para lograr los valores establecidos, desde la Administración podemos hacer dos cosas: regular y dar ayudas”.

Conscientes de la necesidad de la transición energética y reto contra el cambio climático, las estaciones de servicio colaboran de forma activa para la incorporación de la infraestructura necesaria para seguir dando servicio a la nueva movilidad. Por ello, el papel de las estaciones de servicio como ‘hub’ multienergético es esencial.

En el nuevo escenario aparecen otros modelos como las electrolineras o los puntos de recarga de conveniencia en supermercados o centros comerciales; pero las estaciones de servicio cuentan con una gran ventaja: la ubicación, la infraestructura y los servicios”, subrayó José María Yusta, catedrático de la Universidad de Zaragoza, “pero cuando nos paramos en una estación de servicio no solo paramos para repostar, también lo hacemos para descarnar o comer. Ahí está la fortaleza y, en consecuencia, la oportunidad”, recalco Yusta.

Electricidad, hidrógeno, biometano o bioetanol son alternativas que ya se están utilizando. Para analizar qué resultado están teniendo para los usuarios finales, se ha desarrollado una mesa redonda con Arturo Pérez, director de la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica (Aedive); Estíbaliz Pombo, de la asociación Combustibles Renovables y Economía Circular para una Movilidad Sostenible (Crecemos); José Ramón Freire, director general de la Asociación Española del Bioetanol; Eugenia Sillero, secretaria general de Gasnam; y Mónica Martín, de Empresas por la Movilidad Sostenible.

“Las infraestructuras de recarga están a un volumen de uso por debajo del 6%”, indicó el director de Aedive. “El problema no es que no haya vehículos eléctricos ni infraestructuras porque en España tenemos 500.000 vehículos eléctricos y más de 37.000 puntos de recarga operativos. El problema está en el mensaje que se ha lanzado a la ciudadanía de que el vehículo eléctrico es caro y no hay infraestructura”.

Pombo, por su parte, aseguró que “el futuro ya está aquí. Tenemos el diésel renovable formado a partir de residuos y tenemos capacidad de producción. La oportunidad está ahora en la gestión de residuos, ¿por qué las estaciones de servicio no se convierten también en un punto donde los usuarios puedan llevar sus residuos?”.

Freire apuntó sobre el bioetanol que “hace años se lanzó el mensaje de que haría subir el precio del cereal o el aceite y, sin embargo, la realidad actual es que las empresas trabajan en una doble línea: reduce la huella de carbono y se crea un incentivo para aumentar la productividad en el campo”.

La secretaria general de Gasnam recalcó que “en el mundo de los combustibles parece que los líquidos han ganado la partida, pero el desafío es tan grande que vamos a tener que recurrir a todos los combustibles disponibles y el gas es una buena alternativa renovable”.

Mónica Martín, de Empresas por la Movilidad Sostenible, puso el foco en la limitación de potencia. “Tenemos una infraestructura de carga amplia pero solo un 1,2% está por encima de los 150kw/h. Un vehículo pesado carga a 350kw/h y se está encontrado con el problema de que tiene que estar parado durante dos horas”, añadió.

La jornada también ha contado con el punto de vista de los usuarios y fabricantes de vehículos. “Los camiones pesados eléctricos no están cargando en trayecto, la gran mayoría de ellos lo hacen en los puntos de recarga de las propias empresas”, aseguró Ramón Valdivia, de la Asociación del Transporte Internacional por Carretera (Astic). “Sumados todos los camiones pesados en Europa suponen menos del 6% de las emisiones de CO₂ de la UE y, sin embargo, están moviendo el 75% de las mercancías”, recordó Valdivia.

Sobre el sector del autobús, Jaime Rodríguez, director de Confebus, señaló que “la legislación nos está marcando el paso. Estamos muy limitados a la contratación pública por lo que la transición se centra especialmente en los autobuses de ámbito urbano y, en menor medida, de media distancia”.

Una visión que ha compartido Juan José Calvo, presidente de Ágreda Automóvil: “El sector de transporte de viajeros por carretera dependemos mucho de la administración por lo que no nos queda más remedio que ofertar vehículos alternativos si queremos optar a concursos”.

La visión global la ha dado Benito Tesier, presidente del Clúster de Automoción y Movilidad de Aragón (CAAR), quien añadió que “la atmósfera no tiene fronteras y si una parte de la industria China emite tanto CO₂ como Europa en toda su actividad social y empresarial, la política de descarbonización no sirve para nada. Las reglas del juego deberían ser mundiales”.

Arancha García, directora del Área Industrial y Medio Ambiente de Anfac, quiso poner sobre la mesa cómo esta política de descarbonización sanciona a los fabricantes de automóviles. “Los fabricantes tenemos encima la espada de Damocles”, aseguró García, “por cada gramo que nos pasamos en la media de emisiones de todos los vehículos lo tenemos que multiplicar por 95 euros y en el caso de vehículos grandes por 4.250 euros. Para llegar al objetivo del 15% se ha estimado las sanciones serán millonarias”.

La clausura corrió a cargo de la directora general de Promoción Industrial e Innovación del Gobierno de Aragón, Mar Paños, quien recalcó que “todos estamos de acuerdo en que hay que mejorar y caminar hacia la movilidad con menos emisiones, pero hay muchas tecnologías alternativas y no debe imponerse ninguna de ellas”.

La jornada contó con el patrocinio de Repsol, bp, Vertex, Cepsa y la colaboración de Mobility City, Zoilo Ríos, Agreda Automóvil y Cepyme Aragón.