Manusa y sus puertas automáticas se alían con la neuroarquitectura
La orientación, las alturas de los techos o la disposición de los diversos componentes de las estancias de un complejo arquitectónico influyen en el día a día de las personas. Cuando se trata de una oficina, esto puede afectar al rendimiento productivo de su personal.
Las puertas automáticas de Manusa son un elemento considerado por la neuroarquitectura. Los accesos inteligentes mejoran el tránsito de las personas, y ello favorece a su calidad de vida, por ejemplo, ayudando a que la temperatura de una sala o edificio no sufra cambios bruscos. Además, también facilitan la movilidad de personas que van en silla de ruedas o caminan con muletas o, simplemente, tienen las manos ocupadas.
Además, la sensación de luminosidad y amplitud que generan las puertas automáticas tiene efectos positivos sobre el estado anímico de las personas, rebajando en muchas ocasiones sus niveles de estrés y nerviosismo.
El bienestar de las personas, tanto físico como mental, también aumenta gracias a las puertas automáticas en una época como la actual, en la que se ha reducido el contacto físico debido al coronavirus. No tener que tocar una puerta para abrirla o cerrarla proporciona seguridad y tranquilidad a quienes entran o salen de un edificio.
Los arquitectos incluyen las puertas automáticas cada vez en más proyectos, ya sean residenciales, de oficinas, sanitarios, comerciales o de ocio. Por ello, la neuroarquitectura tiene en las puertas automáticas de Manusa un gran aliado.