La AIE recomienda a España subir los impuestos a los combustibles fósiles para compensar los aplicados a la electricidad
España debería implementar cambios en su sistema tributario para incorporar el coste del carbono en los precios finales de los combustibles fósiles y así facilitar la utilización de electricidad de origen renovable en más usos finales. Así lo recoge el estudio presentado el 26 de mayo por el director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), Fatih Birol, junto a la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera.
El organismo dependiente de la OCDE insiste en su análisis sobre el mercado energético español, el primero que se realiza desde 2015, en la necesidad de establecer impuestos adicionales basados en el carbono, así como el establecimiento de otros mecanismos “para redistribuir progresivamente las tarifas de electricidad entre todos los actores del sistema energético”. Esa es la orientación que el Gobierno ha dado al Fondo Nacional para la Sostenibilidad del Sistema Eléctrico, cuyos términos han sido rechazados frontalmente por la Alianza por la Competitividad de la Industria Española, constituida por Anfac, AOP, Aspapel, Feique, Fiab, Oficemen y Unesid.
Asimismo, la AIE es partidaria de incrementar la flexibilidad en el mercado eléctrico y garantizar “precios adecuados” para favorecer las inversiones en generación, a través de una mayor interconectividad, en particular con Francia; la integración de los mercados autonómicos y el desarrollo sistemas de almacenamiento.
A pesar de que España ha avanzado considerablemente hacia su objetivo de alcanzar cero emisiones netas en 2050, los futuros avances “deben estar respaldados por políticas estables, una financiación pública adecuada e incentivos para la inversión privada”, mantiene la AIE.
El director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), Fatih Birol, y la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera.
El objetivo español para 2050 de alcanzar la neutralidad climática exige que las energías renovables proporcionen el 100% de la electricidad y el 97% de la combinación energética total. Para lograr estos ambiciosos objetivos, las políticas energéticas nacionales se centran en el despliegue masivo de energía renovable, en mejorar la eficiencia energética, incrementar la electrificación, sobre todo en la movilidad particular, y en la producción de hidrógeno renovable, describe la AIE en su última revisión en profundidad del sistema energético español.
La AIE enumera algunas de los cambios que se están implantando en el sector energético nacional para alcanzar la descarbonización de la economía española en 2050: el desarrollo masivo de energías renovables, particularmente solar y eólica; la mejora de la eficiencia energética; el incremento de la electrificación en la movilidad; y el desarrollo de proyectos de generación de hidrógeno renovable.
No obstante, aunque la participación de las energías renovables en el sector eléctrico ha aumentado, el informe considera que el ‘mix’ energético nacional sigue estando fuertemente dominado por los combustibles fósiles, sobre todo en los sectores del transporte, la industria y la construcción, que tienen por delante “un trabajo considerable para cumplir los objetivos del país en materia de descarbonización”.
Asimismo, afirma la AIE, “España ha hecho hincapié en la importancia de garantizar una transición justa para garantizar que las comunidades autónomas y los sectores energéticos tradicionales, en particular la minería del carbón, no se queden atrás ante los cambios en el modelo energético”.
Fuerte liderazgo en la transición energética
“Bajo la dirección de la ministra Teresa Ribera, España ha demostrado un fuerte liderazgo en las transiciones energéticas limpias y equitativas”, destacó Birol, quien añadió que “España tiene importantes recursos de energía renovable que pueden impulsar la transformación de su sistema energético y ayudar a alcanzar sus ambiciosos objetivos”.
El informe de la AIE señala que España avanza hacia sus objetivos de descarbonización previstos para 2030, en particular en el sector eléctrico. Después de una caída entre 2013 y 2018 debido a la falta de incentivos financieros, las inversiones en energías renovables despegaron nuevamente a partir de 2019. Así, la participación de las energías renovables en el ‘mix’ eléctrico nacional creció del 33% en 2010 al 44% en 2020, once puntos porcentuales en una década.
La AIE augura que el sector energético de España será completamente diferente una vez que los planes y estrategias aprobados por el Ejecutivo se hayan implementado por completo. Una vez implementados los combustibles fósiles ya no serán los dominantes y la demanda final en su mayoría será eléctrica. No obstante, el organismo internacional señala que “un sistema respaldado por la generación renovable, y por tanto variable, requerirá nuevas formas de respaldo y flexibilidad para garantizar la seguridad energética”.
“Las bases de la transformación del sistema energético español se pondrán en esta década. En particular, la actual recuperación económica de la crisis de Covid-19 ofrece a España una oportunidad importante para adelantar inversiones en energía limpia durante los próximos tres años”, afirmó Birol.
“El actual contexto de recuperación posterior a la pandemia generada por la Covid-19 presenta para España una importante oportunidad para adelantar sus inversiones de transición energética planificadas para los próximos tres años. España está trabajando actualmente en su plan de recuperación verde, ya que será uno de los principales beneficiarios de los fondos de recuperación de la Unión Europea. (…) España debe aprovechar esta oportunidad para impulsar las acciones descritas en su Plan Nacional de Energía y Clima (PNIEC)”, apunta la AIE.