La satisfacción de ayudar

La estación de servicio La Hoya, abanderada por Repsol y ubicada en la pedanía del mismo nombre en la localidad murciana de Lorca, fue una de las primeras en apoyar a los transportistas, que durante los primeros días después de la declaración del estado de alarma tuvieron dificultades para encontrar lugares en los que alimentarse y asearse. Hablamos con su gerente, Diego Corbalán Acosta, quien transmite un entusiasmo contagioso.

Con 35 años, nuestro protagonista se enfrenta a la situación que atravesamos con una actitud que es todo un ejemplo. Sus ganas de ayudar sin buscar un retorno económico resultan admirables. Corbalán está al frente de la estación de servicio desde que en 2019 se produjo la jubilación de su padre, quien durante muchos años ejerció como conductor de camión, una profesión que dejó una profunda huella en el progenitor de nuestro protagonista. Es ese pasado el que ha empujado a la familia Corbalán a poner en marcha una campaña solidaria agradecida por transportistas de multitud de lugares de España.

Sobre su actividad en el mundo de las estaciones de servicio, nuestro interlocutor afirma que le gusta mucho. “Tiene la dificultad que tiene cualquier actividad empresarial: muchos desvelos, y más ahora, que con tanta incertidumbre se duerme mal. Pero el reto es muy atractivo, porque te das cuenta de que eres capaz de resolver los problemas que van surgiendo, vas comprobando que terminas abarcando más de lo que creías que sería capaz de abarcar… Al final amplías tus límites, y eso es muy satisfactorio. Estoy muy contento”.

Diego Corbalán Acosta es el gerente de la estación de servicio abanderada por Repsol en la pedanía de La Hoya, en Lorca, Murcia.

Pues porque nos dimos cuenta de en qué circunstancias iban a realizar su trabajo los transportistas. Aunque no son nuestros principales clientes, sí son parte de nuestro día a día y, además, en nuestra familia hemos sido transportistas y eso hizo que nos solidarizáramos más con su situación. Así que decidimos ofrecerles bebidas calientes, como café o consomé, y también pizzas, pasteles de carne, empandillas, barritas de chocolate…, lo que hemos podido conseguir. También les facilitamos, desde el principio, el uso de nuestros baños.

Como hemos señalado, la estación de servicio propiedad de Diego Corbalán Acosta, abanderada por Repsol, se encuentra en la antigua carretera nacional 340 a su paso por la pedanía de La Hoya, en el término municipal de Lorca. Y aunque la la A-7 la autovía que comunica la localidad gaditana de Algeciras con Barcelona, transcurre cerca de la instalación, sus principales clientes no son los vehículos dedicados al transporte de mercancías, lo que añade valor a su gesto. La mayor parte de sus clientes se dedican a actividades relacionadas con la agricultura.

El 15 de marzo y el día siguiente, lunes 16, empezamos a ofrecer alimentos y bebidas gratuitas a los transportistas. Y aún seguimos haciéndolo (nota del redactor: la entrevista se realizó la mañana del 20 de abril).

La verdad es que lo agradecen mucho. Nos cuentan las dificultades que han encontrado para poder comer en ruta durante las primeras semanas del confinamiento y cómo han tenido que trabajar sin ducharse durante varios días.

Todos se comportan con mucha corrección y ninguno abusa, porque saben que otros compañeros vendrán después y necesitarán tomar algo. Y hay muchos a los que les da apuro, les da vergüenza aceptar la comida y la bebida.

Diego Corbalán nos cuenta que otras iniciativas similares se han articulado en otros puntos de la geografía nacional, incluso en Lorca (que cuenta con una población que de 94.404 habitantes según el censo de 2019 elaborado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), lo que convierte a esta ciudad en la tercera más poblada de la Región de Murcia, tras la capital y Cartagena), cuyo ayuntamiento ha habilitado un campo de fútbol municipal para prestar ayuda a los conductores de camión y resto de transportistas.

Sí, porque ese fin de semana ya había noticias que decían que en algunos lugares los transportistas estaban teniendo problemas para poder comer, ir al baño o ducharse. Se cerraron restaurantes de carretera y bares en muchos lugares.

Después nosotros también nos adherimos a la campaña impulsada por Repsol en la que se ofrecen café y bollos gratis a transportistas y servicios de seguridad y emergencia.

Bueno, las ventas han caído muchísimo, pero no he pedido un ERTE. Lo que hemos hecho es reducir el horario de atención al público. En marzo pudimos pagar las nóminas y espero poder hacerlo también en abril. Lo prioritario es que ellos cobren. Si hay que recortar de otras cosas, lo haremos. Hemos reducido el horario porque para ellos estar trabajando en estas circunstancias es muy estresante. Son jornadas en las que apenas hay actividad y siempre tienes encima el miedo a contagiarte.

Por mi cuenta, la verdad. Cuando nos quedamos sin alcohol, gel hidroalcohólico, mascarillas o guantes tengo que buscarlos y comprarlos yo, claro. Bueno, también hemos tenido la suerte de que nos han donado mascarillas. Lo hizo una cofradía de Semana Santa de Lorca y hace unos días un partido político de Totana, donde yo vivo, nos ha regalado algunas más. La campaña se ha difundido por redes sociales y mucha gente se ha enterado y nos ha echado una mano.

Además de la gasolinera y de la tienda, tenemos una máquina de lavado automático, dos boxes para turismos y otro para camiones.

Sí, la verdad. El box para camiones lo abrimos antes porque los camiones seguían trabajando y en algunos lugares pedían que estuvieran limpios. Y sí, se nota que hay algo más de movimiento.

Si, claro. Mi padre fue durante muchísimos años conductor de camión y se tiraba fuera de casa durante muchos días cuando viajaba a Inglaterra, Italia o Alemania, por ejemplo. Si durante estos viajes no tienes la posibilidad de comer caliente o ducharte se hacen durísimos.

Nosotros conocemos perfectamente la profesión de camionero, y eso es lo que nos hizo darnos cuenta de que los conductores de camión iban a encontrarse con muchas dificultades. Trabajar así, comiendo mal, sin poder asearte es un desastre.

Creo que esta es una situación que supera a todo el mundo. Es difícil acertar. Y da la impresión que se está improvisando en lugar de anticiparse. Parece que se reacciona ante lo que sucede, pero habiendo tenido ejemplos anteriores en otros países debería haberse tomado decisiones con antelación. Aun así, esto es una enfermedad y creo que hasta que no tengamos una vacuna esta situación no se terminará de solucionar.

A nivel personal, que no estábamos valorando todo lo que teníamos. No hemos valorado suficientemente lo que supone tener libertad. A nivel profesional, que, a pesar de las dificultades, si te empeñas puedes salir adelante. ¿Lo conseguiremos? El tiempo lo dirá, pero no queda más remedio que reinventarse y sacar adelante el negocio.

A corto y medio plazo mi intención era asentar lo logrado. Y a largo plazo sí habíamos pensado ampliar y mejorar los servicios que ofrecemos a los clientes. Queríamos poner en marcha un restaurante colaborando con uno muy cercano ya existente, pero eso es algo que habíamos hablado sin fijar plazos. Lo primero y más importante era, y sigue siendo, asentar el negocio actual.

Bueno, posponer los planes, no; pero sí costará más sentar las bases para llevarlos a cabo. Está claro que antes de poner en marcha otras iniciativas habrá que ver cómo se comporta la economía. Es verdad que los momentos en los que hay dificultades también son momentos de oportunidad, así que, quien sabe, puede que surja alguna cuando todo esto pase.

Sí, pero ya sabes que nunca estamos contentos: los que tienen que ir a trabajar se quejan por tener que hacerlo, y quienes se deben quedar en sus casas se quejan por no poder salir de ellas. No nos conformamos nunca. Es cierto que aquí hay menos contagiados que en otras comunidades autónomas, pero el miedo siempre está ahí.

Sí, es así, hemos hecho esto por empatía. No ha sido por interés ni por ganar visibilidad. De hecho, la campaña nos está costando dinero, pero entendemos que era necesario prestar ayuda a un gremio tan importante para toda la sociedad.

También te sientes más útil en momentos como éste, en una situación tan extraña. Tienes la posibilidad de colaborar con Cruz Roja u otras ONG, pero no tienes tiempo para hacerlo, porque debes estar atendiendo la empresa. Desde mi punto de vista, no puedes tener a los empleados trabajando y tú quedarte en casa. Tienes que echar una mano, vigilando que los clientes no se salten la actual normativa de seguridad (porque algunos quieren entrar en la tienda y no deben hacerlo). Es una situación difícil de controlar y eso genera nerviosismo y estrés. Tienes la obligación de estar aquí y eso impide que puedas ayudar de otra forma, así que haciendo esto hemos logrado, además de ayudar a quien lo necesita, sentirnos más útiles y tener cierta ilusión añadida a la hora de venir a trabajar. Poner en marcha la campaña nos ha animado mucho. También la buena acogida que ha tenido en redes sociales, en Facebook, los agradecimientos de gente que estos días ha pasado por aquí y que vive en Sevilla, en Valencia… Incluso nos han felicitado padres y madres de conductores que han pasado por la estación estos días. Estas respuestas nos animan mucho a los cinco.

Cuando habla de “los cinco”, Diego Corbalán se refiere a él y a Marisol Carvajal, Salvador Giménez, Dani López y Antonio José Palacios, los cuatro empleados de la estación de servicio.

Yo estoy contento con el equipo que formamos, la verdad. Hace poco, a finales del año pasado, se incorporaron dos trabajadores y ellos se han involucrado mucho, llegando a plantearme que, si no podía, no les pagara toda la nómina, un gesto que se agradece. Todos se han involucrado mucho y la verdad es que sí, nos llevamos bien.

Diego Corbalán cita a los cuatro empleados que trabajan en su estación de servicio: Marisol Carvajal, Salvador Giménez, Dani López y Antonio José Palacios