La auto regulación responsable de las estaciones de servicio

El estado de alarma considera como esencial el servicio que dan las estaciones de servicio, pero no ha intervenido su funcionamiento. Si no existiera oferta de estaciones abiertas para cubrir el actual consumo, que está en torno al 15% de la demanda habitual, existiría la posibilidad de que el Gobierno obligara a abrir a alguna o todas las estaciones que entendiera necesario para cubrir el suministro en estos días.

El cierre de la actividad en todos los sectores tiene por causa común parar la pandemia. En pura lógica, mientras menos estaciones, trabajadores y actividad estén innecesariamente abiertas, mejor se contribuirá a la contención y erradicación de la enfermedad que es, en última instancia, lo que debe informar cualquier duda, acerca de cómo interpretar el marco legal.

En la actualidad existen en España unas 11.700 estaciones, que ofrecen una capacidad de suministro muy por encima del 100% del consumo ordinario. Y a día de hoy prácticamente todas siguen, lamentablemente, abiertas y semidesiertas.

Los empresarios quieren que sea el Gobierno el que fije servicios mínimos, los operadores no quieren tomar decisiones en sus estaciones que pudieran ser mal interpretadas por las autoridades y, mientras, sigue la ruina.

Considero que sería muy útil dar un paso adelante por parte de los principales actores del sector; esto es operadoras, empresarios y asociaciones que los representan. En mi opinión deberían proponer unas listas conjuntas de estaciones que se comprometen a permanecer abiertas en unos horarios adecuados para garantizar de manera más que suficiente la escasa demanda en estos días. El resto de las estaciones tendrían libertad para reducir sus horarios o incluso cerrar temporalmente, sin que entrasen en ningún tipo de conflicto, ni de fondo, ni de formas.

Sería tan sencillo como que las principales asociaciones del sector, de manera conjunta, conformaran esa lista, la comunicaran al Ministerio de Industria, e incluso le dieran unas horas o días para que desde la Administración las complementara o sustituyera. En cuanto a la lista, abogo, por ser lo más rápido y para evitar discusiones, por proponer las estaciones de servicio que cubrieron los servicios mínimos durante las últimas huelgas generales.

Estamos en el país del péndulo, pasamos de la proliferación de operadores petrolíferos que inician actividad con una simple declaración responsable a ser incapaces de organizar cuáles son los puntos de suministro abiertos en el contexto de una crisis sanitaria como la actual.

Todas las estaciones tendrían que prestar un servicio en beneficio de España, unas abriendo y otras cerrando. En ambos casos, todos de manera coordinada y al servicio del mismo fin: la lucha contra el virus.

No debemos de esperar más a que una Administración desbordada sea la única responsable de resolver este acuciante problema en unos momentos en que las estaciones están sufriendo unas circunstancias especialmente duras. Es una oportunidad histórica de organizar de una manera unida, proactiva, respetuosa con los fines de todos y eficiente. Una solución que, garantizando el servicio, logre salvaguardar la salud de los empleados y, además, permita reservar energías para los meses que vienen, que falta nos van a hacer.