BP España y los retos de la transición energética
BP España organizó a principios de octubre un desayuno informativo en el que se abordaron los retos que supone la transición energética, un encuentro en el cual se debatió acerca de las futuras políticas energéticas con las que se pretende frenar el cambio climático, su viabilidad económica en España, así como las consecuencias a largo plazo para el sector energético.
El encuentro, que tuvo lugar en El Gabinete Literario de Las Palmas y fue inaugurado por Gonzalo Piernavieja, viceconsejero de Industria, Energía y Comercio de Canarias, contó con la presencia “de numerosos representantes del ámbito político y económico de las islas”, informaron fuentes de la compañía energética.
Luis Aires Dupré, presidente de BP España, destacó que “las empresas deben seguir innovando y desarrollando tecnologías que permitan reducir emisiones de la forma más eficiente posible, ya que la sociedad demanda soluciones coste eficientes para mantener la competitividad de la economía española y el bienestar de los ciudadanos”. En este sentido, apuntó que “un porcentaje muy relevante de la reducción de las emisiones proviene de la eficiencia energética alcanzada en todos los sectores de la economía española, y las tecnologías maduras deben seguir contribuyendo a la reducción de las emisiones hasta que las tecnologías emergentes sean competitivas”.
Por su parte, Piernavieja destacó la importancia de apostar por políticas de consenso público-privadas para conseguir el objetivo acordado en la cumbre del cambio climático en París. En la misma línea, señaló la relevancia en este proceso de compañías petroleras como BP, “que apuestan por el doble camino de incrementar la eficiencia de los combustibles fósiles al tiempo que desarrollan las energías renovables”.
El petróleo y el gas aportarán el 50% de la energía en 2040
Según estimaciones de BP, en 2040 el Producto Interior Bruto (PIB) global se duplicará fruto del aumento de la población mundial y el incremento en la prosperidad de las personas que viven en países en vías de desarrollo, progreso que conllevará un crecimiento del 33% de la demanda de energía. “Por tanto, el sector energético se enfrenta a un doble reto: por un lado, dar respuesta a esa mayor demanda energética que el mundo necesita para continuar desarrollándose y, por otro, seguir reduciendo las emisiones de CO2 para limitar el calentamiento global.”
Estos cambios globales convivirán con las obligaciones incluidas en el Acuerdo de París, de diciembre de 2015, que supuso un punto de inflexión y el compromiso de los países firmantes de reducir sus emisiones, de modo que el crecimiento de la temperatura global no supere los dos grados centígrados respecto a los niveles existentes antes de la revolución industrial, recuerdan desde BP España.
En esta transición energética en marcha, que llevará muchos años, los combustibles fósiles, que hoy en día representan el 85% de la energía primaria, mantendrán una importante cuota en el ‘mix’ energético. Así, el petróleo y el gas aportarán alrededor del 50% en 2040.
“Puede desterrarse la idea de que el planeta va a agotar sus reservas de petróleo y, más bien al contrario, es muy probable que se queden grandes cantidades sin extraer finalmente”, mantienen fuentes de la multinacional británica. Esta circunstancia podría darse debido, en parte, porque los altos precios del petróleo han incentivado el desarrollo tecnológico, tanto en la producción convencional como en la no convencional. De hecho, “las reservas petroleras conocidas y recuperables con la tecnología actual son más del doble de la demanda acumulada de petróleo hasta 2050, y podrían llegar hasta el triple si se tienen en cuenta el desarrollo tecnológico y los nuevos descubrimientos.”
Mejorar la eficiencia y descarbonizar la generación eléctrica
Antes de que finalice 2018 está prevista la presentación de la Ley de Cambio Climático y de Transición Energética en España, donde se ha llevado a cabo un enorme esfuerzo para reducir las emisiones contaminantes en todos los sectores económicos.
Para el año 2030, los países de la UE tienen como objetivo reducir sus emisiones un 40% respecto a los niveles de 1990, lo que para España supone 150 millones de toneladas de CO2 anuales. Según un estudio realizado al respecto por la Asociación de Operadores Petrolíferos (AOP) y KPMG, ya se ha alcanzado una reducción de 120 millones al año.
En la generación eléctrica las inversiones han permitido que la energía eólica y solar alcanzasen, conjuntamente, el 11% del ‘mix’ de energía primaria – frente al 4% a nivel mundial, y el 25% en el ‘mix’ de generación eléctrica. En el caso de Canarias, la aportación de las energías eólica y solar al ‘mix’ de energía primaria es del 2%, y del 9% en el caso del de generación eléctrica, según datos aportados por BP.
Todos los sectores de la economía han contribuido a la reducción de emisiones por la vía de la eficiencia energética: en el caso del sector del refino, en los últimos diez años se han reducido en un 7%, al tiempo que la producción aumentaba un 7%, con lo que la intensidad de las emisiones del refino se ha reducido en un 14%. Lo mismo se puede decir del sector del transporte, que redujo sus emisiones en un 15%, mientas el tráfico se reducía en un 3%, alcanzándose por ello una eficiencia energética de un 12% en este sector.
No obstante, todavía queda mucho camino por recorrer, y dentro de las alternativas disponibles para alcanzar los límites fijados lo más eficiente es continuar con la descarbonización de la generación eléctrica, puesto que la reducción de las emisiones del transporte “resulta más compleja y costosa, al requerir de grandes inversiones en infraestructuras y tecnologías que siguen sin ser lo suficientemente maduras para ser competitivas”.
Por lo que respecta a los vehículos eléctricos, “aún no son competitivos en costes frente a aquellos con motor de combustión interna, y aún será necesaria una década para que el desarrollo tecnológico haga que los costes se igualen”. Por tonto, BP considera que la electrificación del transporte por carretera “se acelerará en los próximos años, pero dependerá de factores como la reducción de costes, del desarrollo tecnológico, la resolución de las actuales limitaciones existentes en cuanto a autonomía de las baterías, la rapidez de la recarga, las infraestructuras necesarias, la legislación y los gustos de los consumidores”.
BP y un futuro de bajas emisiones
BP estima que “el cumplimiento del ambicioso objetivo de reducción de emisiones establecido en París pasa por ir más allá de la apuesta por las renovables (carrera en la que la compañía se embarcó hace 20 años), siendo necesario que todas las fuentes energéticas contribuyan en la reducción del impacto medioambiental”. Así, la multinacional ha establecido “tres pilares fundamentales para afrontar la transición energética”.
En primer lugar, BP se ha comprometido a reducir las emisiones de sus operaciones de aquí a 2025. En segundo, está desarrollando productos más eficientes, así como combustibles líquidos, lubricantes y productos petroquímicos con menor contenido de carbono. Y, finalmente, está invirtiendo en el desarrollo de tecnologías y modelos de negocio bajos en carbono, como la puesta en marcha de proyectos solares a través de ‘Lightsource BP’, el almacenamiento de energía renovable, la carga ultra-rápida de baterías o la recuperación de energía a partir de residuos sólidos urbanos.