Un futuro mejor
A pesar de que los datos macroeconómicos acumulan varios trimestres de mejorías, la situación laboral que sufren algunos colectivos dista mucho de ser adecuada. Mujeres, personas con más de 50 años y jóvenes tienen serias dificultades para encontrar un empleo. Para subsanar, en la medida de sus posibilidades, esa situación, la Asociación Regional de Empresarios de Estaciones de Servicio de Cantabria ha alcanzado un acuerdo de colaboración con la Cruz Roja para ofrecer formación teórica y práctica a 16 jóvenes que ya están adquiriendo los conocimientos que les permitirán, en unos días, realizar prácticas en varias de las estaciones de servicios integradas en el citado colectivo cántabro.
“Aprender trabajando para jóvenes de Garantía Juvenil” es un proyecto enmarcado dentro del Programa Operativo de Empleo Juvenil 2016-2018 del Fondo Social Europeo. Está destinado a jóvenes de entre 18 y 29 años inscritos en el Sistema de Garantía Juvenil, cuyo objetivo es reforzar la empleabilidad y las competencias profesionales de las personas jóvenes no ocupadas y no integradas en los sistemas de educación o formación, informan fuentes de la asociación cántabra.
Los profesionales que integran el profesorado que ha impartido esta formación son el ingeniero Mario Cabezas del Álamo, responsable de la empresa Cinder y asesor técnico de la Asociación Regional de Empresarios de Estaciones de Servicio de Cantabria y de la Asociación de Estaciones de Servicio de Bizkaia (Estaserbi); Santiago Gómez Campo, encargado general de la División de Estaciones de Servicio del Grupo IPC, y Jorge de Benito Garrastazu, que a su faceta asociativa suma una dilatada carrera empresarial, como atestiguan las tres estaciones de servicios que gestiona en la actualidad su empresa, que también opera en los sectores de la hostelería y la restauración, así como en el de la construcción.
Formación multidisciplinar
Los participantes en esta iniciativa, que corrobora el compromiso del sector cántabro con el empleo, se convertirán en especialistas en estaciones de servicios, una figura que se obtiene tras haber superado 420 horas de formación. De ellas, 170 son teóricas y 250 prácticas no laborales en empresas del sector.
El profesorado ha impartido la parte teórica relativa a ‘Atención al Cliente’, ‘Mantenimiento del automóvil’ y ‘Seguridad. Equipos de Protección Individual (EPI)’. Además, y debido al mayor peso que está adquiriendo la restauración en las estaciones de servicios, los alumnos han recibido unas nociones básicas de hostelería y han adquirido los conocimientos necesarios para obtener el carné de manipulación de alimentos.
La formación va más allá de la adquisición de conocimientos específicos relacionados con las estaciones de servicios y actividades adyacentes, ya que en una primera fase se han mejorado algunas competencias básicas de los participantes, como habilidades sociales o el refuerzo de algunos conceptos de cultura general. Además, se han reforzado atributos transversales (trabajo en equipo; adaptación a los cambios, así como técnicas de resolución de conflictos, que tan útiles son, no solo para inscribirse en el mercado laboral, sino para la vida en general).
Seguimiento continuo y personalizado
Todo este flujo formativo se revisa mediante un seguimiento continuo, e intensivo, que se articula a través de tutorías individuales y grupales que verifican el grado de adquisición y aplicación de las técnicas y conocimientos impartidos.
En cuanto a las materias específicas de la actividad desarrollada por las estaciones de servicios, se dividen en tres módulos. El primero (con 70 horas de duración), es el de ‘Atención al cliente’, que reúne enseñanzas como técnicas de comunicación; de recepción; de control de carburantes y de mercancía; de gestiones administrativas, y de manejo del terminal del punto de venta. El segundo módulo engloba nociones básicas de mantenimiento y reparación de vehículos en intervenciones de mecánica rápida, (accesorios, neumáticos, filtros, lubricantes…), que se desarrolla durante 50 horas. Finalmente, el tercer módulo, con la misma duración que el anterior, ofrece nociones básicas hostelería.
Las prácticas, que se prolongarán durante 250 horas distribuidas en 10 semanas, no suponen ningún coste para los empresarios que acojan en sus negocios a los participantes en el curso formativo que, además, son asegurados por Cruz Roja.
La organización no gubernamental ha sido la encargada de seleccionar las ocho estaciones de servicios en las que se llevará a cabo la fase culminante de esta completa acción formativa. Se trata de las estaciones de servicios de Barreda; Cartes; Cayón; Reocín; Ruycopetrol; Suances; Somahoz y Vargas. Puesto que el ámbito de actuación de esta acción formativa se ceñía a la zona de influencia de Torrelavega, se ha escogido instalaciones cercanas a esta importante localidad cántabra.
Santiago Gómez Campo, uno de los formadores que ha colaborado en la iniciativa desarrollada junto a Cruz Roja, imparte una de las clases. En la imagen los alumnos están realizando una cala manual de un depósito de carburantes mediante una varilla.
Satisfacción de todas las partes
Charlamos con Leticia Pérez Arreba, coordinadora de Cruz Roja, quien destaca que “ha sido un programa muy innovador, porque nunca se había llevado a cabo un proyecto formativo orientado a las gasolineras. Y creemos que está resultando muy exitoso”, afirma, para añadir que el 15 de junio “empiezan las prácticas en las estaciones de serviciso seleccionadas”.
“Los alumnos empezaron a la expectativa, ya que no sabían muy bien qué iban a aprender. Pero ya tras la finalización del primer módulo (en el que se impartieron talleres relacionados con habilidades sociales y el desarrollo de competencias específicas), la valoración que hicieron fue muy buena. Hay que tener en cuenta que algunos de ellos no han finalizado la ESO, por lo que el apoyo que han recibido, como el refuerzo escolar que contempla el curso, ha sido muy útil para su futuro”, explica con detalle Pérez.
“En la segunda fase del programa se han dado clases más específicas, más orientadas a las necesidades de las estaciones de servicios, y de ellas se han encargado Jorge y Santi”, añade Pérez, quien destaca el papel de los formadores y los voluntarios de Cruz Roja, que “ha sido fundamental”.
“Los voluntarios de Cruz Roja”, prosigue Pérez, “están constantemente ayudando en cualquier iniciativa que desarrollamos. Nos han dado un taller relacionado con la comunicación y la escucha activa; otro en el que hemos trabajado la asertividad… Y todo de una forma muy práctica, con dinámicas de grupo. Cruz Roja siempre cuenta con la ayuda de sus voluntarios para desarrollar las iniciativas, que van más allá de los relacionados con la inclusión laboral de las personas”, destaca.
La coordinadora del programa ‘Aprender trabajando’ apunta que la actitud de la Asociación Regional de Empresarios de Estaciones de Servicio de Cantabria “ha sido muy positiva. Ha mostrado una implicación del 100%. No habíamos colaborado nunca con ellos y desde el principio se comprometieron con las prácticas de los alumnos, que es el aspecto más complicado de este tipo de proyectos. Colocar a 16 alumnos en las estaciones de servicios no es sencillo, y ellos lo han hecho de forma muy rápida y efectiva. Además, ha sido la propia asociación la que se ha encargado de impartir los módulos más específicos, más técnicos. Estamos muy contentos con su compromiso con el curso, mucho”, apostilla Pérez.
Esta es una iniciativa extrapolable a otras comunidades autónomas, ya que forma parte del programa ‘Aprender trabajando’, que también se imparte en otras autonomías, pero que suele estar orientado al sector turístico, para que los alumnos ejerzan como camareros, ayudantes de cocina… Este proyecto, continúa Pérez, “proviene del interés de los empresarios de estaciones de servicios en contar con mano de obra cualificada. Confío en que, tras el éxito de este proyecto en Cantabria, en concreto en la zona de Torrelavega, este programa se pueda ‘exportar’ a otras comunidades autónomas”.
Torrelavega y sus alrededores es una zona que ha sufrido de forma muy evidente las consecuencias de la crisis económica. “En general”, explica por teléfono la coordinadora de Cruz Roja, “Cantabria siempre ha sido una zona con una gran presencia de la industria, pero en los últimos años han cerrado muchas empresas importantes. Así que los beneficiados de esta iniciativa no son solo los alumnos, sino que hay casos en los que sus padres no están trabajando, por lo que en esas familias están sobreviviendo gracias a la beca de Cruz Roja. Estamos cualificando a los alumnos y, en algunos casos, ayudando con nuestras becas a sus familias”, subraya la coordinadora del proyecto.
“Nuestra intención es repetir esta iniciativa orientada al sector de las estaciones de servicios, pero tenemos que ver si será posible repetir la temática. La idea del programa ‘Aprender trabajando’ es ir variando los temarios. Nosotros estaríamos encantados de repetir con la Asociación Regional de Empresarios de Estaciones de Servicio de Cantabria. De hecho, ya le he transmitido nuestro interés a Jorge”, subraya Pérez.
Los alumnos, con ganas de empezar
También hablamos con dos alumnos que han terminado la formación teórica (que se inició en marzo), y que en unos días iniciarán la parte práctica del programa formativo. Andrieli Cristina Nascimento, de 21 años de edad, nos explica por teléfono que “el curso me está pareciendo genial. Es una novedad, ya que es la primera vez que se está haciendo y es una suerte haber sido elegida para hacerlo. Estoy muy contenta por ello. Es el primer curso de este tipo en el que participo y me está resultando muy interesante. Además, está siendo impartido por especialistas en gasolineras, y eso se nota”, asegura.
En cuanto a sus expectativas sobre las prácticas, Andrieli comenta que su intención es “aprovecharlas al máximo y, si es posible, quedarme trabajando en la estación de servicios en la que voy a hacer esas prácticas. La verdad es que cuando era pequeña me llamaban la atención las gasolineras, y ahora tengo muchas ganas de empezar a trabajar en una de ellas”, reitera con gran entusiasmo.
Mario Ibáñez, quien ya ha recibido otros cursos para mejorar sus destrezas a la hora de buscar empleo, coincide con su compañera a la hora de valorar el curso, que considera muy válido. A pesar de haber concluido el pasado curso un grado medio de Informática, a sus 24 años Mario no cuenta aún con experiencia laboral, por lo que para él este programa formativo es “una gran oportunidad para poder trabajar. Es un curso muy completo”, agrega.
Ibáñez vive en Barreda, localidad ubicada a cinco minutos de Torrelavega y espera con ganas el inicio de la formación práctica, que dará comienzo el 15 de junio y terminará el 30 de septiembre. “En general los alumnos estamos muy contentos con el curso. Los profesores se han portado muy bien con nosotros y lo han explicado todo muy bien, así que estoy con muchas ganas de empezar las prácticas”, declara con ilusión.
La importancia de prestar ayuda
También nos pusimos en contacto con Mario Cabezas del Álamo, ingeniero civil que colabora con la Asociación Regional de Empresarios de Estaciones de Servicio de Cantabria y con la Asociación de Estaciones de Servicio de Bizkaia, quien en ambos colectivos se encarga de “todo lo que tiene que ver la aplicación de la nueva normativa que afecta al sector, defendiendo los intereses de los asociados a nivel administrativo mediante el asesoramiento, la tramitación de expedientes y la presentación de alegaciones, si fuera necesario”.
Cabezas del Álamo ha sido uno de los formadores escogidos por la patronal cántabra para impartir algunos de los módulos del proyecto “Aprender trabajando” y su valoración del mismo no puede ser más positiva. En primer lugar, desde el punto de vista humano, ya que “son unos chavales muy majos, gente muy sana, con ganas de aprender. Creo que todos los que hemos participado en ella estamos muy contentos con la experiencia”.
“Se trata de gente joven que, en líneas generales, no tiene experiencia laboral, por lo que este curso puede jugar un papel determinante a la hora de iniciarse en el mundo laboral. En este sentido, las prácticas serán muy importantes. De hecho, creo que algunos de ellos encontrarán trabajo en alguna estación de servicios en las que van a hacer esas prácticas. Varios de los alumnos que han pasado por el curso son muy válidos y tienen una gran ilusión, algo que es muy importante”, relata.
Pero, ¿cuáles son las características necesarias para convertirse en un buen empleado de una estación de servicios? Mario Cabezas del Álamo no lo duda: “Un trabajador que desarrolle su actividad en una estación de servicios debe tener, sobre todo, mucha mano izquierda. Los clientes, en ciertas ocasiones, somos muy puñeteros. Así que un trabajador debe estar preparado para recibir desplantes que en ocasiones son inmerecidos. Hay que tener esa capacidad de atender al cliente, que no siempre tiene la razón (en contra de lo que mantiene el dicho), aunque sí hay que dársela”.
El temario impartido corrobora, de nuevo, que una estación de servicios es mucho más que un establecimiento en el que se venden carburantes. Cabezas del Álamo recuerda que “casi todas las estaciones de servicios tienen tienda, muchas cuentan con cafetería y aún más poseen equipos de lavado de vehículos. Tras el curso, los alumnos han aprendido algunas nociones básicas relacionadas con la mecánica rápida que les ayudarán a dar respuesta a las demandas que pueden recibir por parte de clientes que necesiten, por ejemplo, aceite para su vehículo”.
No podemos olvidar la ayuda que reciben los clientes en una estación de servicios, la protección que ofrecen a los conductores y el refugio que dan a muchas personas ante las incidencias que se producen en los desplazamientos. Y en esa sensación -que es realmente una realidad, tal y como ha comprobado casi cualquier conductor-, la presencia de personal es condición indispensable.
“Es cierto”, apunta Mario Cabezas del Álamo, quien añade un detalle más práctico, puesto que “no todos los conductores están dispuestos a repostar ellos mismos. Aunque pueda parecer un acto rutinario y muy sencillo, no es así. Y no solo porque se trate de productos peligrosos, sino por las salpicaduras que se pueden producir, por los derrames. Y hay muchos clientes a quienes les da seguridad que haya personal en las estaciones de servicios”.
El formador apunta que esta iniciativa es ‘exportable’ a otras comunidades autónomas, ya que una iniciativa de este tipo “es una manera muy clara y evidente de colaborar con el entorno social más cercano y ayudar a personas que necesitan entrar en el mercado laboral. Además, los alumnos pueden ser los mejores candidatos para trabajar en la estación de servicios en la que hagan las prácticas. En nuestro caso, nos sentimos muy satisfechos de haber colaborado en mejorar las destrezas de 16 chavales y pensamos que, gracias a nuestra intervención, su futuro será mejor”.