El estado de las carreteras españolas es comparable al de los años 80
Revista Estaciones de servicio04/04/2012
EESS Digital.- El estado actual de conservación de las carreteras españolas ha empeorado hasta situarse en niveles que no se registraban desde los años 80. Esta es la principal conclusión del Estudio sobre Necesidades de Inversión en Conservación elaborado por la Asociación Española de la Carretera (AEC).
Dicha entidad ha llevado a cabo ese informe, que tiene su origen en las Campañas de Inspección Visual de la Red Viaria que la AEC comenzó a realizar en 1985 con el objetivo de conocer el estado de la pavimentación y del equipamiento, así como de determinar la inversión mínima necesaria para alcanzar niveles de servicio adecuados.
El estudio revela que las carreteras españolas se encuentran en la actualidad en un estado de conservación deficiente, con un déficit acumulado de 5.500 millones de euros (un 30% más que en 2005). Y es que el deterioro de las infraestructuras viarias españolas ha sido constante durante los últimos seis años, periodo durante el que su estado ha empeorado a un ritmo del 5% anual.
Como consecuencia de los reiterados recortes en la inversión destinada a refuerzo de firmes y al equipamiento viario, la red española de carreteras empieza a mostrar claros síntomas de un deterioro que la Asociación Española de la Carretera califica como peligroso.
En opinión de la asociación, las consecuencias del mal estado del patrimonio viario español no se harán esperar. Entre ellas, destacará un incremento de la exposición al riesgo de sufrir un accidente de tráfico; pérdida de competitividad interterritorial y con respecto a nuestros socios europeos; aumento exponencial de los costes de reparación (cada euro no invertido a tiempo en refuerzo de firmes se transforma en 5 € a los tres años y en 25 € a partir del quinto); incremento de los costes de mantenimiento de los vehículos y aumento de las emisiones contaminantes, entre otras.
A todas estas consecuencias directas se suman muchas otras colaterales para el usuario con claras implicaciones en la seguridad, tales como la exigencia de mayores niveles de concentración en la conducción derivada de la necesidad de prestar más atención al pavimento, con el consiguiente aumento del cansancio y la pérdida de percepción respecto de las circunstancias del tráfico, la vía y la señalización.
Dicha entidad ha llevado a cabo ese informe, que tiene su origen en las Campañas de Inspección Visual de la Red Viaria que la AEC comenzó a realizar en 1985 con el objetivo de conocer el estado de la pavimentación y del equipamiento, así como de determinar la inversión mínima necesaria para alcanzar niveles de servicio adecuados.
El estudio revela que las carreteras españolas se encuentran en la actualidad en un estado de conservación deficiente, con un déficit acumulado de 5.500 millones de euros (un 30% más que en 2005). Y es que el deterioro de las infraestructuras viarias españolas ha sido constante durante los últimos seis años, periodo durante el que su estado ha empeorado a un ritmo del 5% anual.
Como consecuencia de los reiterados recortes en la inversión destinada a refuerzo de firmes y al equipamiento viario, la red española de carreteras empieza a mostrar claros síntomas de un deterioro que la Asociación Española de la Carretera califica como peligroso.
En opinión de la asociación, las consecuencias del mal estado del patrimonio viario español no se harán esperar. Entre ellas, destacará un incremento de la exposición al riesgo de sufrir un accidente de tráfico; pérdida de competitividad interterritorial y con respecto a nuestros socios europeos; aumento exponencial de los costes de reparación (cada euro no invertido a tiempo en refuerzo de firmes se transforma en 5 € a los tres años y en 25 € a partir del quinto); incremento de los costes de mantenimiento de los vehículos y aumento de las emisiones contaminantes, entre otras.
A todas estas consecuencias directas se suman muchas otras colaterales para el usuario con claras implicaciones en la seguridad, tales como la exigencia de mayores niveles de concentración en la conducción derivada de la necesidad de prestar más atención al pavimento, con el consiguiente aumento del cansancio y la pérdida de percepción respecto de las circunstancias del tráfico, la vía y la señalización.