2014, annus horribilis para los fabricantes de cisternas
Revista Estaciones de servicio10/07/2014
Cisterna 2168
Hasta el mes de junio, los fabricantes españoles de cisternas para el transporte de carburantes produjeron únicamente 13 unidades, cantidad que representa un descenso de más del 90% en comparación con las que se daban antes del inicio de la crisis. La cifra está incluso por debajo de las que se registraron el año pasado, que se cerró con la fabricación de 29 cisternas.
El 31 de mayo de 2013 se habían vendido 18 cisternas frente a las 13 matriculadas en el mismo periodo de este año, en el que el sector ha experimentado una caída de casi el 28% con respecto a unos datos que ya eran malos.
Estas cifras quedan muy lejos de las más de 240 unidades vendidas tanto en 2007 como en 2008. Desde entonces, exceptuando un notable repunte en 2012 (111 unidades), las matriculaciones de cisternas para el transporte de carburantes no han dejado de caer hasta rozar prácticamente la inactividad este ejercicio.
Los datos han sido facilitados por la Asociación Española de Fabricantes de Remolques, Semirremolques, Cisternas y Vehículos Análogos (Asfares), desde donde atribuyen el desplome de las matriculaciones de cisternas a varios factores.
Entre ellos destaca el hecho de que los contratos de distribución de gasóleo ya no incluyen cláusulas para limitar la antigüedad de los vehículos que prestan el servicio, lo que ha propiciado “un envejecimiento espectacular del parque”.
Tampoco han ayudado los planes del Gobierno para permitir las 44 toneladas en el transporte por carretera, que habrían tenido especial repercusión en el transporte de carburante. Un incremento de cuatro toneladas en la masa máxima autorizada de los vehículos hace que por las características de densidad de los combustibles la cisterna deba ser significativamente más grande.
De momento, ese proyecto duerme en algún cajón de la Administración, pero la incertidumbre que ha generado ha sido otra de las causas del parón sufrido por los fabricantes de cisternas. La tercera pata del batacazo que han sufrido estos productos desde el inicio de la crisis es la falta de financiación, mal endémico para todos los segmentos de la economía.
El estancamiento de la fabricación de cisternas hasta su práctica desaparición contrasta con los incrementos de matriculaciones experimentados tanto por los semirremolques como por las cabezas tractoras, cuya recuperación refleja la incipiente mejora de la situación económica.
El 31 de mayo de 2013 se habían vendido 18 cisternas frente a las 13 matriculadas en el mismo periodo de este año, en el que el sector ha experimentado una caída de casi el 28% con respecto a unos datos que ya eran malos.
Estas cifras quedan muy lejos de las más de 240 unidades vendidas tanto en 2007 como en 2008. Desde entonces, exceptuando un notable repunte en 2012 (111 unidades), las matriculaciones de cisternas para el transporte de carburantes no han dejado de caer hasta rozar prácticamente la inactividad este ejercicio.
Los datos han sido facilitados por la Asociación Española de Fabricantes de Remolques, Semirremolques, Cisternas y Vehículos Análogos (Asfares), desde donde atribuyen el desplome de las matriculaciones de cisternas a varios factores.
Entre ellos destaca el hecho de que los contratos de distribución de gasóleo ya no incluyen cláusulas para limitar la antigüedad de los vehículos que prestan el servicio, lo que ha propiciado “un envejecimiento espectacular del parque”.
Tampoco han ayudado los planes del Gobierno para permitir las 44 toneladas en el transporte por carretera, que habrían tenido especial repercusión en el transporte de carburante. Un incremento de cuatro toneladas en la masa máxima autorizada de los vehículos hace que por las características de densidad de los combustibles la cisterna deba ser significativamente más grande.
De momento, ese proyecto duerme en algún cajón de la Administración, pero la incertidumbre que ha generado ha sido otra de las causas del parón sufrido por los fabricantes de cisternas. La tercera pata del batacazo que han sufrido estos productos desde el inicio de la crisis es la falta de financiación, mal endémico para todos los segmentos de la economía.
El estancamiento de la fabricación de cisternas hasta su práctica desaparición contrasta con los incrementos de matriculaciones experimentados tanto por los semirremolques como por las cabezas tractoras, cuya recuperación refleja la incipiente mejora de la situación económica.