La doble circularidad de la cadena del papel
Carlos Reinoso, director general de Aspapel
03/01/2019Los productos papeleros son naturales y proceden de fuentes renovables y locales. Además, no solo son reciclables, sino que de hecho se reciclan masivamente. Renovabilidad y reciclabilidad, combinadas, aúnan la circularidad natural (materias primas que no se agotan, que se regeneran y se vuelven a plantar) con la circularidad social e industrial del reciclaje (ciudadanos que tras el uso de los productos colaboran con las administraciones y la industria en su recuperación y reciclaje). Por ello, los sectores económicos integrados en la cadena de valor de la celulosa, papel y cartón somos conscientes del potencial de esta cadena para liderar un nuevo modelo basado en la bioeconomía circular y la descarbonización.
La cadena incluye actividades económicas muy variadas y heterogéneas: desde las plantaciones de madera para papel, pasando por la fabricación de celulosa y papel, las industrias fabricantes de productos papeleros (envases y embalajes de cartón ondulado y cartón estucado, bolsas de papel, material de papelería, papel tisú…), los sectores de la publicidad y marketing directo, impresión y edición, hasta la logística de entrega (servicios postales y de correos), cerrando el ciclo con la recuperación de los residuos de papel y cartón y su vuelta a las fábricas papeleras.
Desde la sostenibilidad, del bosque al reciclaje, la cadena de valor de la celulosa, papel y cartón es uno de los grandes motores de la economía de nuestro país por su efecto impulsor y de arrastre en el conjunto de la actividad económica, generando actividad en muchas otras ramas como la energía, química, metal, maquinaria, transporte, construcción, ingeniería y un larguísimo etcétera.
Ocho organizaciones de la cadena de la celulosa, papel y cartón (Afco, Aspack, Aspapel, FGEE, La Bolsa de Papel, Mesa de la Nueva Recuperación, Neobis y Repacar) encargamos recientemente al prestigioso Centro de Predicción Económica Ceprede un estudio de impacto de esta cadena de valor, que nos ha permitido conocer con detalle la aportación de nuestra actividad al conjunto de la economía.
En primer lugar, la actividad de la cadena de valor genera una serie de efectos directos sobre el conjunto de la economía y el empleo. Las 17.377 empresas que integran la cadena contribuyen directamente a la economía española en términos de creación de empleo, inversión, volumen de negocio, generación de rentas y aportación a los ingresos del Estado. Con una facturación de 23.094 millones de euros y 182.370 puestos de trabajo, aportan a los presupuestos del estado 3.529 millones de euros.
Para lograr esos niveles de producción las empresas de la cadena realizan compras (14.566 millones de euros) e inversiones (842 millones de euros) por un valor total de más de 15.408 millones de euros.
En su papel de cliente, a través de las compras e inversiones, la cadena demanda bienes y servicios a empresas españolas (12.035 millones de euros) y extranjeras (3.373 millones de euros), originando toda una serie de efectos indirectos sobre el conjunto de la economía, contribuyendo a la generación de rentas, empleo y facturación en otros sectores económicos. Estos efectos indirectos se cifran en 23.023 millones de euros de facturación, 167.081 empleos y 3.488 millones de euros en impuestos y cotizaciones.
Gráfico de cómo contribuye la cadena de valor a la economía.
Cubrir esta demanda de bienes y servicios procedente de la cadena de valor de la celulosa, papel y cartón, precisa de creación de empleo por parte de los suministradores, demandantes nuevamente de factores productivos a otras actividades. Y en este proceso circular, la generación de rentas estimula el consumo, que de nuevo actuará como impulsor de la actividad, produciendo los efectos inducidos. La renta disponible para el consumo derivada de los efectos indirectos de la cadena de valor asciende a 4.433 millones de euros. De esta cantidad, 3.611 millones de euros van al consumo nacional, fundamentalmente a servicios inmobiliarios, hostelería y alimentación. Y por esta vía se generan en el conjunto de la economía de manera inducida 2.354 millones de euros de facturación y 19.585 empleos y se aportan 407 millones a las arcas del Estado.
Desde la sostenibilidad, la cadena de valor del papel aporta globalmente a la economía el 4,5% del PIB y genera uno de cada cincuenta empleos en nuestro país. Asimismo, cuatro de cada cincuenta euros que factura la industria y uno de cada cincuenta euros que recauda el Estado vía impuestos o cotizaciones sociales en España están relacionados con la actividad de esta cadena de valor.
Los consumidores del siglo XXI buscan productos naturales, renovables, reciclables y biodegradables que sean bajos en carbono. Pocos productos como los papeleros cumplen satisfactoriamente estos requisitos.
Desde la cadena de la celulosa, papel y cartón, mejoramos la calidad de vida de los ciudadanos con bioproductos renovables y reciclables, capaces de producir el mayor valor añadido a partir de materias primas locales. Estos bioproductos, sustituyendo crecientemente a los productos procedentes de recursos fósiles no renovables, contribuyen a la descarbonización.
Un aspecto especialmente reseñable de la cadena del papel es el carácter local de las materias primas utilizadas. El 98% de la madera y el 70% del papel para reciclar que utiliza como materia prima la industria papelera española son de carácter local, según la Memoria de Sostenibilidad del Papel 2018. Se trata de madera procedente de plantaciones locales de pino y eucalipto y de papel para reciclar recogido en España. Y el pequeño porcentaje de materias primas no locales (un 2% de la madera y un 30% del papel para reciclar) procede en todo caso de otros países europeos limítrofes.
La cadena realiza además un ciclo virtuoso de aprovechamiento sostenible de la materia prima. El 70% de la materia prima empleada por la industria papelera española es fibra reciclada y el 30% fibra virgen de madera certificada (63%) y en todo caso de madera de origen controlado procedente de aprovechamientos legales. Hablamos pues de una materia prima renovable —la madera— y de todo un ciclo de aprovechamiento a través del reciclaje masivo de los productos papeleros.
La tasa de recogida (papel que se recoge para reciclar en porcentaje sobre el consumo total de papel) se ha movido en España en los últimos años en torno a la media europea e incluso por encima. Y en lo que se refiere a la tasa de reciclaje (consumo de papel para reciclar utilizado como materia prima en porcentaje sobre el consumo total de papel y cartón), cuya media europea está en el 62%, la superamos actualmente en doce puntos (74%), no en vano nuestra industria papelera es la tercera más recicladora de Europa en volumen después de Alemania y Francia.
Otro aspecto relevante de la cadena de valor de la celulosa, papel y cartón es su apuesta por la innovación tecnológica, como estrategia para ampliar mercados y mejorar la competitividad y sostenibilidad, con un especial esfuerzo para liderar la descarbonización de la industria. Los gastos en innovación de la cadena de valor se estiman en 491 millones de euros, lo que supone el 8,1% del gasto del conjunto de la industria manufacturera en este capítulo.
Por lo que se refiere a la descarbonización, como recoge el informe 'To our roots and beyond' de CEPI (patronal europea del papel), dos son los caminos emprendidos: la mejora de los procesos en las plantas producción destinadas a “hacer más con menos” —menos energía y menos emisiones— y el total aprovechamiento de la naturaleza renovable de las materias primas del sector que marca la diferencia en cuanto a intensidad de carbono tanto en productos como en procesos.
El informe recoge toda una serie de innovadores proyectos puestos en marcha en fábricas europeas: mejora de la eficiencia energética con tecnologías innovadoras, incremento del uso de energías renovables y progresos en el desarrollo de la oferta de bioproductos como alternativa de baja o cero huella de carbono frente a los productos intensivos en carbono procedentes de fuentes no renovables.
Los sectores económicos vinculados al papel forman una potente cadena de valor, creadora de empleo y riqueza y perfecto ejemplo de bioindustria circular. Nuestra contribución a la economía española es altamente positiva y muy significativa, no solo por sus efectos económicos (efecto arrastre en producción, empleo, rentas y balanza fiscal) sino también por el impulso a la innovación tecnológica y la sostenibilidad que traslada.
Informe sobre la Importancia Socioeconómica de la Cadena de Valor de la Celulosa, Papel y Cartón
http://graciaspapel.es/wp-content/uploads/2018/12/NAVEGABLE.pdf
Memoria de Sostenibilidad del Papel
http://www.aspapel.es/sostenibilidad/memoria
To Our Roots and Beyond
http://www.cepi.org/publication/our-roots-and-beyond-reducing-emissions-2050-society