El CO2 supercrítico, última tecnología al servicio del consumidor
5 de junio de 2008
La extracción de principios activos se utiliza fundamentalmente para aportar aquella materia extraída de alto valor añadido (vitaminas, aceites esenciales, aditivos y aromas) al producto o separar sustancias (cafeína, grasas, purificar suelos...). Los costes y la calidad del producto final variarán en función de la técnica utilizada en el proceso de extracción o en su caso de purificación (separación de sustancias del producto como la cafeína y grasas, entre otras).
La tecnología basada en fluidos supercríticos (sustancia que se encuentra en determinadas condiciones en un estado con propiedades intermedias entre líquido y gas) puede emplearse en multitud de operaciones básicas, pero ha experimentado un notable desarrollo como medio de reacción para la extracción y la purificación de sustancias de alto valor. Esta técnica permite que el CO2 en estado supercrítico, gas totalmente inocuo que en condiciones de presión y temperatura superiores a su punto crítico se convierte en un disolvente muy potente, sirva como elemento separador eficaz totalmente limpio. Sus principales ventajas radican en la fácil separación de sustancias; las suaves temperaturas en el proceso que permite no dañar al producto; ser un elemento no inflamable, no corrosivo, no tóxico, no cancerígeno; su capacidad selectiva y la no generación de residuos.
Tecnología mucho más limpia y segura
Constituye una opción “mucho más limpia y segura” que los procesos convencionales, que permite preservar además los principios activos y características propias de las sustancias. Hasta ahora, en la mayoría de este tipo de procesos se hace uso de disolventes orgánicos muchos de ellos tóxicos, con los consiguientes problemas que esto genera por la presencia de residuos en los productos o la generación de vertidos en el proceso, lo que degenera en problemas para la salud y el medio ambiente.
Aplicaciones industriales
Los fluidos supercríticos se están utilizando a escala industrial principalmente en los sectores agroalimentario, químico, farmacéutico y cosmético. Entre otras aplicaciones, se dirigen a la obtención de extractos herbales a partir de plantas aromáticas, de extractos de especias para colorantes alimentarios y aceites esenciales; el fraccionamiento de bebidas para desalcoholización, la mejora de propiedades de alimentos (desgrasado de alimentos, extracción de colesterol de aceites, carnes y lácteos), la descafeinización del café, la recuperación de la nicotina del tabaco, la obtención de principios activos, operaciones de desinfección, impregnación, microencapsulación, el fraccionamiento de productos pesados del petróleo, la descontaminación de aguas residuales y el desengrasado de pieles, entre otros.
Se trata, por lo tanto, de una tecnología puntera con grandes posibilidades, ya que es una nueva vía para la obtención de productos de origen natural; permite la adaptación de nuevos productos de calidad con alto valor adecuados a los hábitos de consumo; posibilita el desarrollo de nuevos procesos no contaminantes e inicia el desarrollo de un sector terciario dirigido hacia la nueva tecnología.
Japón y EE UU ya están incorporando en sus legislaciones normas que hacen referencia directa o indirecta a prohibiciones sobre el uso de ciertos disolventes orgánicos en los procesos de extracción y de purificación. Esta circunstancia ya está incidiendo de manera significativa en aquellas empresas españolas con vocación exportadora hacia dichos países.
Pese a su demanda creciente y utilización en otros países como EE UU o Japón, en España todavía es una tecnología en gran medida desconocida por la industria y aquellas empresas que la utilizan contratan estos servicios en otros países, ante la carencia de oferta tecnológica en fluidos supercríticos en nuestro país.
No obstante, la industria española en estos sectores está realizando importantes avances en esta dirección, ya que por una parte, cada vez se conocen más los resultados negativos que determinados procesos industriales convencionales, y por otra, son más conscientes de la necesidad de dar respuesta a los requerimientos actuales de los consumidores y la legislación.
La primera planta extractiva 100% española
El Centro Tecnológico Ainia viene trabajando desde 1993 en la investigación y la aplicación de los fluidos supercríticos en la industria. Fruto de este trabajo, ha desarrollado una tecnología propia aplicada a los procesos extractivos que le sitúa en referente mundial en este campo. El centro tecnológico, a través de Altex, la empresa de base tecnológica que impulsa junto a Exxentia y Monteloeder, inauguró el pasado 10 de junio la primera planta extractiva 100 por ciento española, basada en la utilización del CO2 en estado supercrítico. Con la apertura de esta planta pionera en nuestro país, ubicada en el Parque Tecnológico de Valencia, en Paterna, Altex ofrece “una respuesta rentable a la industria alimentaria, cosmética, farmacéutica y química, a través de unos procesos productivos de extracción y purificación versátiles, dirigidos a la elaboración de productos de alto valor de consumo habitual con propiedades positivas para la salud”.
Con grandes potencialidades de crecimiento, la planta permitirá trasladar esta tecnología a escala industrial de una manera multifuncional, lo que posibilitará “un ahorro de costes para las empresas españolas al poder contratar este servicio dentro de nuestras fronteras, al tiempo que les facilitará el cumplimiento de la normativa actual, la cual se está endureciendo cada vez más”.
Para la mejora de la competitividad empresarial
Ainia centro tecnológico es una asociación privada con fines no lucrativos, de ámbito nacional, formada por 1.100 empresas del sector agroalimentario y afines. Su misión es participar activamente en la consecución de la excelencia de las empresas a través de la innovación, anticipándose a las exigencias de la sociedad y permitiendo mejorar la competitividad empresarial.