Cómo conservar nuestro patrimonio cultural
29 de Septiembre de 2008
Hoy día se considera a los polímeros modernos como SAN (estireno/acrilonitrilo; Luran S), ABS modifi-
cado (acrilonitrilo/butadieno/estireno; Terluran) y los polimerizados MABS (metil-metacrilato/acrilonitrilo/butadieno/estireno; Terlux) materiales de diseño por derecho propio, merced a las oportunidades creativas que ofrecen y a las posibilidades que comportan en cuanto a procesos de fabricación y características del material. Esto no es un hecho inevitable sino el resultado de décadas de trabajo de los desarrolladores de Basf AG, Ludwigshafen/Alemania. Durante el primer tercio del siglo pasado el desarrollo de nuevos materiales estuvo condicionado en primer lugar por la necesidad de disponer de capacidades adecuadas y mejorar gradualmente las propiedades técnicas del género, concretamente en relación con tecnologías entonces innovadoras como el moldeo por inyección. Durante mucho tiempo se tendió a ver en los plásticos un substituto para materias tradicionales como madera o cerámica.
El que los polímeros fueran capaces de abandonar este nicho y llegar a constituir un medio de diseño se debe entre otras causas a un grupo de artistas y diseñadores visionarios como Charles y Ray Eames y Verner Panton. En las décadas de los 50 y 60 comenzaron a utilizar el plástico en la fabricación de muebles con un toque distintivo único. Aquellas formas curvas y orgánicas que los caracterizaban aun son asociadas con un concepto de 'progreso.
Déficit de experiencia
Solo desde hace unos pocos años se están llevando a cabo proyectos con asistencia científica para la conservación de objetos plásticos en vías de deterioro que vale la pena preservar
Debido a la falta de experiencia a largo plazo con los nuevos materiales, no existían recomendaciones de conservación, las cuales, aplicadas de manera conveniente, habrían asegurado una mayor durabilidad a los objetos fabricados con dichos materiales. Además, los primeros objetos de plástico en muchos casos no se fabricaban en condiciones óptimas de manufactura industrial, ni siquiera en una época de avances ya consolidados, sino que eran elaborados a mano por los propios artistas, quienes tuvieron que poner a punto en sus talleres las técnicas de manipulación correcta para materiales de doble componente como los poliuretanos. Como resultado de ello instituciones de fama mundial como el VitraDesignMuseum con sede en Weil am Rhein, que se dedica a preservar la valiosa herencia cultural de los primeros días del diseño con plásticos, se ven obligadas a acometer una tarea difícil. El desafío consiste en como mínimo detener, y a ser posible revertir la gradual desintegración de los materiales poliméricos utilizados en la creación de importantes iconos culturales, con el objeto de lograr que el diseño de las últimas décadas pueda seguir siendo objeto de experimentación durante el siglo próximo.
Aunque la magnitud de este reto ya se barrunta de antiguo, solo desde hace unos pocos años se están llevando a cabo proyectos con asistencia científica para la conservación de objetos plásticos en vías de deterioro que vale la pena preservar.
La misión de mantener en óptimas condiciones los objetos relevantes de plástico constituye para el restaurador y el conservador museístico un proceso similar al que durante los últimos siglos presenció el desarrollo de métodos para el cuidado de materiales delicados de origen orgánico como la madera.
Las causas de la degradación de las propiedades de materiales como, por ejemplo, los poliuretanos a lo largo de las décadas casi siempre tienen que ver con fenómenos químicos como la hidrólisis, fractura de cadenas, entrecruzamiento de moléculas y el calor, así como la deriva de ingredientes básicos como plastificantes
Necesidad de cooperación entre los expertos
Para tener éxito en esta empresa se requiere una estrecha colaboración entre restauradores, químicos y expertos en ciencia de materiales; como la que desde hace tiempo existe entre el VitraDesignMuseum y Basf AG de Ludwigshafen. Las causas de la degradación de las propiedades de materiales como, por ejemplo, los poliuretanos a lo largo de las décadas casi siempre tienen que ver con fenómenos químicos como la hidrólisis (tanto microbiana como por efecto de la humedad ambiente, en determinados casos catalizada por la transpiración de la mano, gases dañinos como óxidos de azufre y de nitrógeno y a veces emisión de ácido clorhídrico por el PVC degradado), fractura de cadenas, entrecruzamiento de moléculas como resultado de reacciones con radicales (fotoquímica) y el calor, así como la deriva de ingredientes básicos como plastificantes. Huelga decir que ningún museo ha tenido que hacer frente con anterioridad a problemas de este jaez. Basf, por otra parte, habiendo sido precursora en la elaboración de plásticos, dispone de una vasta experiencia que acompaña al desarrollo de productos en la actualidad, y a la cual se puede recurrir para conservar objetos culturales amenazados. Es de vital importancia que todos los restauradores y especialistas técnicos en polímeros aprendan en primer lugar a hablar un lenguaje común. Buen ejemplo de las dificultades que a veces surgen de manera inesperada en el proceso de comunicación lo constituye el término alemán 'umformen'. Los ingenieros de polímeros alemanes entienden por este concepto el cambio completo de forma de un semielaborado mediante procesos de deformación térmica.
Las soluciones ideales, como por ejemplo capas de alta pureza similares a las utilizadas en el sector farmacéutico, inflan a menudo los presupuestos disponibles, disparando las alarmas restrictivas del contable
Por su parte el restaurador no utiliza la misma definición que el ingeniero de plásticos, sino que prefiere hacer referencia a un cambio de forma en el sentido de corregir irregularidades y ondulaciones en una pieza de exposición, como mucho en el rango de los centímetros. Desde el punto de vista de un técnico de polímeros resulta imposible el cambio de forma ('umformen') por efecto del calor en un material termofraguante tras el curado del mismo; por el contrario el restaurador alemán sabe que un cuidadoso calentamiento -incluso en materiales no fundibles- facilita la corrección de pequeñas distorsiones e irregularidades de forma, aplicando un procedimiento específico que él también denomina 'umformen'.
El resultado de todos estos debates entre restauradores y químicos de Basf y de otras empresas que consideran que el diálogo con el cliente es un elemento fundamental de su negocio, comienza a difundirse para ayudar al coleccionista como mínimo a detener el deterioro progresivo de unos objetos cada vez más valiosos, aplicando para ello algunas medidas de precaución harto sencillas. El programa de actividades incluye el desarrollo de nuevas tecnologías para el restaurador de plásticos.
Piezas de diseño de la década de los 60
No es raro hallar en la superficie de los plásticos fabricados hace unas pocas décadas trazas de plastificantes expulsados desde el interior o poliol -en objetos obtenidos mediante moldeo de resina de poliuretano- . El poliol pudo quedar retenido en la matriz polimérica como resultado de unas condiciones de mezcla imperfectas durante la reacción con isocianatos cuando el prototipo fue elaborado a mano. Un punto característico de debate lo constituye el evitar -a ser posible de modo permanente- que estas películas líquidas se adhieran unas a otras cuando los objetos entran en contacto, así como impedir la adherencia de partículas contaminantes. En la actualidad los especialistas de Vitra, en cooperación con los químicos de BASF, investigan sobre la utilización de películas de disipación adecuadas. En este caso lo que se considera no es únicamente la libertad de movimiento del plastificante y la polaridad del material; también se tienen en cuenta factores de economía. Las soluciones ideales, como por ejemplo capas de alta pureza similares a las utilizadas en el sector farmacéutico, inflan a menudo los presupuestos disponibles, disparando las alarmas restrictivas del contable.
En estos momentos se debate acerca de si los nuevos pigmentos Xfast de Basf deberían utilizarse para obtener un mejor emparejado de las tonalidades entre el revestimiento utilizado por el restaurador y la pieza original
Actualmente se prefiere otorgar prioridad a los filmes a base de politetrafluoroetileno
El mismo reto se nos presenta con prototipos antiguos o artículos fabricados en resinas de poliéster. Como consecuencia de la contracción de este material, a veces muy alta (hasta del 8 por ciento), aparecen fuerzas en el interior del objeto, formándose grietas que emergen a la superficie tras varias décadas de envejecimiento a lo largo de las cuales se va incrementando la fragilidad del material. Dichas grietas pueden afectar asimismo a los recubrimientos, permitiendo la entrada de aire y ozono en el producto. Este es un hecho demostrado, por ejemplo, en prototipos de la célebre Silla Panton. Las grietas pueden provocar daños ulteriores en el material, cuya fragilidad se va viendo incrementada de modo progresivo. Un remedio a este problema lo encuentra el restaurador, por ejemplo, en resinas epoxi, las cuales tienen un bajo índice de contracción que les permite sellar protectoramente el objeto envejecido.
Superficies protegidas mediante revestimiento
No por azar un restaurador de la actualidad posee conocimientos avanzados sobre la estructura de los primeros plásticos utilizados con fines comerciales; él mismo suele utilizar materiales muy superiores a los disponibles durante la década de los 60. Contrariamente a la percepción del lego no siempre es posible reparar los desperfectos utilizando materiales lo más parecidos al que se empleó para elaborar el original.
El objetivo principal consiste en preservar las piezas restauradas para el porvenir sin que de aquí a unas pocas décadas nos veamos obligados a aplicar nuevamente soluciones costosas a los mismos problemas. En determinadas circunstancias está justificado el llevar a cabo una labor de restauración reversible; esto es lo que recomendamos al experto.
Necesidad de las nuevas tecnologías
En estos momentos se debate acerca de si los nuevos pigmentos Xfast de Basf deberían utilizarse para obtener un mejor emparejado de las tonalidades entre el revestimiento utilizado por el restaurador y la pieza original. En el desarrollo de los innovadores pigmentos Xfast a base de estirina, consistentes en nanopartículas orgánicas dispersas en solución acuosa, Basf se ha servido de métodos HTS para buscar un acoplamiento óptimo en cuanto a color, reología y estabilidad coloidal. Estos métodos son los mismos que se aplican en la búsqueda de ingredientes farmacéuticos activos.
Desde un punto de vista tal resulta obvio que un restaurador también debería interesarse por servicios que hayan sido especialmente desarrollados para la generación actual de diseñadores, como por ejemplo la Basf Design Factory, creada a medida por los ingenieros de Ludwigshafen para satisfacer los requerimientos de diseñadores y usuarios (industriales), sobre todo en relación con la gama PlasticsPlus. La Design Factory es capaz de elaborar en el día muestras individuales de color con una amplia variedad de texturas superficiales para que el cliente las examine.
El número de usuarios industriales que consideran este servicio como una herramienta indispensable para su labor diaria aumenta de manera constante.
Gracias a dicho servicio, el restaurador también puede seleccionar a la primera la tonalidad exacta que necesita, sin compromisos de ningún tipo, lo cual permite preservar el espíritu de los antiguos artículos de diseño.
Por consiguiente la industria química, y en particular Basf, no solamente contribuye a preservar una herencia cultural amenazada, sino que también permite al moderno usuario de plásticos sacar partido de una estrecha colaboración con los expertos de los museos, ya que el conocimiento de los procesos de obsolescencia -y qué mejor lugar que un museo para adquirirlos- pasa así a integrarse de manera natural y fluida en el desarrollo de los plásticos y recubrimientos del futuro.