Aislamiento industrial: una baza para la sostenibilidad
Monica Herranz, secretaria general de AFELMA
27/01/2023El sector industrial es, junto con el transporte, el segmento que más puede aportar a los propósitos de sostenibilidad energética que marca la agenda de los gobiernos del mundo. En los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos por la ONU, dentro de la Agenda 2030, se abordan numerosas metas en esta materia: acceso universal, crecimiento de renovables, cooperación internacional, etc, destacando la necesidad de impulsar aquellas tecnologías que favorezcan la eficiencia energética y donde el aislamiento tiene un papel muy significativo. Se estima que el aislamiento industrial puede lograr un ahorro energético de hasta 15.000 millones de kilovatios por hora.
Concretamente, las refinerías de petróleo, las plantas eléctricas y la industria química contribuirían al 57% de ese ahorro y al 61% de la reducción de emisiones de CO2, si se toman las medidas adecuadas. En este contexto, las lanas minerales constituyen el aislante ideal dado que permiten un alto grado de ahorro energético, reduciendo el consumo al mínimo racionalmente posible y disminuyendo así el deterioro del medio ambiente.
Las lanas minerales son uno de los materiales aislantes que más pueden contribuir a reducir las emisiones de CO2.
Tan solo en España, si se mejoraran los requerimientos de aislamiento térmico, se podría alcanzar hasta el 12,5% del objetivo de ahorro energético de cara a 2030. Un correcto aislamiento en instalaciones industriales puede suponer el ahorro de 15.000 millones de kilovatios/hora al año. Para ponerlo en contexto, esto equivale a la cantidad de petróleo que se necesitaría para circunnavegar la Tierra en un Boeing 747 al menos 2.509 veces.
Invertir en ahorro
Según el estudio Ecofys de la Fundación Europea del Aislamiento Industrial, los casos prácticos y las historias de éxito demuestran que, el potencial de ahorro del aislamiento de procesos y sistemas en la industria, puede llegar a los 400 millones de euros al año en España. Es decir, 13.600 gigavatios hora y 3,4 millones de toneladas de CO2, o lo que es lo mismo, el consumo de 1.200.000 viviendas o el CO2 de 1.700.000 coches. Si bien estos ahorros son posibles, requieren de una inversión total de 7.370 millones de euros, de los que, aproximadamente, 1.647 millones corresponderían al sector público. Un dato clave teniendo en cuenta la oportunidad que suponen los Fondos Europeos acordados para España, en el marco del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia que corresponden a la transición verde.
Para cumplir con los compromisos de sostenibilidad y eficiencia, es preciso no solo incluir la premisa de un buen aislamiento en las fases de diseño y edificación, sino el impulso de actuaciones de rehabilitación y mejora de materiales. Todos los caminos de la descarbonización pasan por la rehabilitación y, en eso, las lanas minerales tienen un papel protagonista.
Este material, que se obtiene a partir de productos naturales -arena silícea en el caso de las lanas de vidrio y roca basáltica en el de las lanas de roca-, está constituido por un entrelazado de filamentos de materiales pétreos, que forman un tejido y que mantienen entre ellos aire en estado inmóvil. Esta estructura flexible permite obtener un producto capaz de proporcionar una triple condición: aislamiento acústico, aislamiento térmico y, por su naturaleza incombustible, protección contra el fuego. Se trata de hecho del material aislante más utilizado en Europa.
Sus usos y posiciones potenciales son muy diversas: cubiertas, fachadas, suelos, falsos techos, divisorias, conductos de aire acondicionado, protección de estructuras, cerramientos, aislamiento térmico de tuberías, equipos, tanques y superficies calientes que sufren pérdidas energéticas. En definitiva, se trata de un material sostenible, eficiente e idóneo para el aislamiento de todo tipo de edificios e instalaciones.
El tejido industrial de España, en materia de aislamiento, no está sometido a ninguna normativa obligatoria, en comparación con el residencial, que se rige por el Código Técnico de la Edificación (CTE), algo que es clave a la hora de definir el nivel tecnológico de la región.
Aunque el sector está cada vez más concienciado, en los estudios realizados como, por ejemplo, en la ‘Guía de Buenas Prácticas de Aislamiento Térmico en la Industria’ de Afelma y Andimai, se ha detectado que, al menos el 10% de las superficies de las instalaciones, no disponen de aislamiento o está deteriorado. El 90% restante podría llegar a reducir hasta un 75% sus pérdidas energéticas invirtiendo en una mejora del aislamiento. La inversión suele ser lo mínima posible, debido a que únicamente se centra en atender la temperatura superficial, que evite daños personales, así como las necesidades básicas del proceso industrial. Las propiedades aislantes de las lanas minerales, entre las que se encuentra su carácter ignífugo, facilitan las condiciones de seguridad en el desarrollo de la actividad industrial, como también lo hacen el aislamiento acústico, el confort térmico y el mantenimiento de la calidad del aire interior que proporcionan.
Por todo ello, ahora más que nunca, es importante alertar a la Administración Pública y al sector industrial de la importancia de aislar y de hacerlo bien, con medidas que respondan a los desafíos de hoy.