Con motivo del Día Internacional de la Mujer, Anetva da voz a algunas de las mujeres que realizan trabajos verticales
Los trabajos verticales, una actividad profesional de presente y futuro para las mujeres
“El número empieza a creer, en especial en las grandes ciudades”
Matilde Murillo Amat es responsable de Seguridad en Desnivel Agranaltura (Granada), cargo que simultanea también como delegada de la actividad de Formación Agranaltura. Creo que habría que diferenciar entre puestos de trabajo –valora–. En puestos administrativos, técnicos y de dirección, la situación de la mujer es similar a otros sectores. Sin embargo, en lo referente a los puestos de trabajo de obra, las mujeres están muy poco presentes. No obstante, creo que el número empieza a creer, en especial en las grandes ciudades. Aunque aún a una distancia enorme respecto del número de hombres”.
No duda en que crecerá el protagonismo de la mujer. “Estoy convencida de que así será”, dice Murillo. “Si existe algún tipo de diferencia en comparación con los hombres, únicamente la encontraría en la fuerza física –apunta–, aunque yo soy de la opinión de que eso es muy cuestionable, pues conozco mujeres más fuertes que muchos hombres”.
Y continúa: “En cualquier caso, asumiendo que el cuerpo femenino a niveles generales no desarrolle el nivel de fuerza de uno masculino, la fuerza no es algo asociado a las técnicas de posicionamiento vertical, sino más bien a los diferentes trabajos que se tengan que ejecutar, explica. Es decir, es una técnica de trabajo temporal en altura, pero no son el trabajo en sí. Por ejemplo: manipular un martillo perforador estando conectado en un talud mediante posicionamiento vertical requiere de mucha fuerza, mientras que un trabajo de medición de espesores de una chapa, no”.
Anetva da ejemplo en su Manual de Formación
Testigo de ello es Araceli Jerez Ayuso, técnico vertical Of II que ya suma quince años en Servialt (Viladecans, Barcelona), empresa dedicada al mantenimiento de edificios urbanos e industriales, la rehabilitación de fachadas y la limpieza de cristales, entre otras tareas. “El trabajo es el mismo para hombres que para mujeres, aunque sí es cierto que en momentos puntuales la fuerza física se puede notar algo. Pero hay maneras de compensarla, con diferentes técnicas. Y también hay trabajos puntuales en espacios reducidos que de ser menor tamaño los facilita”, explica. La verticalera, como se denomina en la actividad, señala que “espero que sí, pero es difícil” que la mujer siga progresando en el trabajo vertical. Y es que, según expone, “como en cualquier otro tipo de empresa, en el cual el trabajo se ‘considere de hombres’, las empresas son reacias a contratar mujeres”.
Miriam Parejo-Bravo hace, en este sentido, un llamamiento. “En las empresas que he estado siempre me han tratado muy bien, como una más, sin excepciones, admite. Es evidente que la mujer está entrando en el sector y las empresas deben apostar por la contratación de mujeres en este tipo de trabajos, no tener desconfianza y sí seguridad en que el trabajo se desempeñará de igual manera, que será igual de efectiva”.
Es el ejemplo que también transmite Anetva, que ha incluido en su renovado Manual de Formación una nueva protagonista, Anette, que junto a Valentín son los personajes que se encargan de mostrar las diversas técnicas de acceso y posicionamiento mediante cuerdas. Es prácticamente el único manual de este tipo que incluye una mujer.
Pasión por la espeleología y la escalada
Sin embargo, es una gran especialista, sobre todo, en el Sima Gesm-Sima de la Luz, el 1.000 de Andalucía. “Es la que más alegrías me ha dado ya que he estado explorando allí más de diez años –manifiesta–. Descubrir zonas donde nunca nadie ha estado, ¡los exploradores del Siglo XXI! Hoy en día sigue habiendo lugares donde el humano no ha pisado nunca, eso es lo que me generó ese amor a la espeleología”. Y, como sigue afirmando: “También la calidad humana en esas exploraciones de tanto riesgo, ya que un rescate seria casi imposible o requeriría una gran cantidad de personas e infraestructura para poder llevarlo o a cabo. Este deporte ha sido y es mi pasión y poco a poco empezó a ser también mi forma de vida, laboralmente hablando”.
Actualmente, Miriam forma parte del departamento técnico de Protecciones Gharo. “Somos un Gabinete de Seguridad y Salud, experimentados en los trabajos en altura, como técnicos superiores en Prevención de Riesgos Laborales –explica–. Las personas que contactan con nosotros nos plantean problemas relacionados con los trabajos en altura y nosotros buscamos las mejores soluciones técnicas, puesto que también somos fabricantes de equipos de protección individual y colectiva, además de distribuidores de EPI de otras marcas. También nos dedicamos a la formación en altura y trabajos verticales”.
Matilde Murillo Amat, en cambio, llegó a la actividad vertical como administrativa: “Empecé en esto en 2005 por echar una mano en la pequeña empresa que mi pareja acaba de montar de trabajos verticales –narra–, y cuando unos años después Desnivel absorbió esa empresa, continué con mis trabajos, meramente administrativos. De ahí surgió la necesidad en la empresa de darle peso a la seguridad en obra, por medio de personal propio y empecé a formarme como técnico de prevención, hasta ocupar el puesto de Responsable de Seguridad, coordinando también todo lo referente a la empresa específica de formación”.
Experiencia muy positiva, pero “aún somos muy pocas”
Miriam, Matilde y Araceli son todo un ejemplo. “Estudié la licenciatura en Historia del Arte, posteriormente hice el máster de Prevención de Riesgos Laborales, he trabajado como bombera industrial y como técnico en rescate industrial”, relata Miriam Parejo-Bravo. Su experiencia en la actividad vertical es “muy buena”, como afirma: “He tenido muy buenos compañeros de trabajo y siempre me han tratado como una más, nunca he tenido una sensación de exclusión, al contrario”.
Matilde Murillo coindice en parte, su opinión refleja cómo ha ido poco a poco cambiando la situación de la mujer: “Mi experiencia es buena, aún más conforme avanzan los años —relata—. Aunque al principio en ocasiones sí que sentí que tenía que demostrar mi valía profesional por el hecho de ser mujer, con el paso del tiempo creo que al menos ya no se cuestiona que los cargos técnicos lo ocupen mujeres”. La formación y el conocimiento no falta: “Aunque en mi trabajo no tengo que hacer yo el trabajo en altura ni vertical, si que estoy igualmente formada en el nivel Of Basic Anetva, para poder conocer de primera mano de las técnicas correctas, los EPI, etcétera, y poder evaluar bien la seguridad de los compañeros en la obra”.
Araceli Jerez llegó a técnico Of II Anetva desde la escalada deportiva, como muchos de sus compañeros: “Yo prefiero trabajar al aire libre y venía del mundo de la escalada, lo cual me fue bien”. Lamenta, en cambio, que todavía “somos muy pocas mujeres. Aunque mi experiencia es muy positiva. Siempre he tenido buenos compañeros de trabajo”.
Una actividad que sigue en crecimiento
Así lo comparte también Matilde Murillo: “Considero que es un sector en condiciones de crecimiento, pues ofrece soluciones de rápida ejecución, y por tanto económicas. Igualmente, son aplicables en multitud de ámbitos, desde construcción, industria, conservación del patrimonio cultural, infraestructuras, etcétera”.
Las dificultades no tienen que ver con el género, sino con la propia actividad: “Para mí, las principales dificultades con la que me encuentro desde mi puesto y mi responsabilidad –añade Matilde Murillo– son, por un lado, el desconocimiento de las diferencias entre trabajo en altura, trabajo vertical, e incluso entre escalada deportiva, que en ocasiones tienen las empresas que contratan estos servicios, e incluso de coordinadores de seguridad, quienes suelen ser reacios a que se realicen trabajos verticales porque temen que sean trabajos poco seguros”. Araceli Ayuso, resume: “Son trabajos muy especializados y poco reconocidos. Y mal remunerados”.
Aunque muy seguros, como explica Miriam Parejo-Bravo: “Con las técnicas de acceso y posicionamiento por cuerda, las mayores dificultades son los lugares de difícil acceso en general, pero teniendo los conocimientos necesarios no debería plantear un problema en las ejecuciones de trabajo, al fin y al cabo, es saber, conocer y trabajar de forma segura y sin riesgos innecesarios”.