Espacios sostenibles y etiquetas medioambientales
La construcción y la edificación comportan impactos medioambientales que incluyen la utilización de materiales provenientes de recursos naturales y la utilización de grandes cantidades de energía en edificios tanto a lo que atiende a su construcción como a lo largo de su vida y el impacto ocasionado por su emplazamiento.
Las claves para una edificación responsable fueron explicadas el pasado 15 de julio en un coloquio digital donde participaron diversos expertos en esta materia como Bieito Silva Potí, responsable de certificación WELL; Ignacio Lizasoain, consultor de sostenibilidad en Minsait; Paula Rivas, directora técnica de Green Building Council España (GBCe) y Rafael Rivelles, Product & Sustainability manager de Tarkett.
Según explicaron en el encuentro digital, en Tarkett trabajan con tres pilares fundamentales:
- Calidad del aire interior
- Calidad de los materiales
- Economía Circular
Sobre si la edificación sostenible es una tendencia y cuáles son sus ventajas, Ignacio Lizasoain comentó que “como sociedad estamos cada vez más concienciados de la sostenibilidad de los edificios”. Para el experto, la edificación sostenible “es más que una tendencia” y tenemos cada vez más consciencia del impacto que tiene tanto en nosotros como en el medio ambiente. “Ahora surgen conceptos como el Cradle to Cradle”, afirma el consultor de sostenibilidad en Minsait y añade que “las certificaciones han surgido como una demanda del mercado para medir esta sostenibilidad”.
¿Hay un ‘boom’ de las etiquetas?
Para Bieito Silva Potí, “es evidente que en los últimos años, las etiquetas han tenido un crecimiento importante” ya que son formas efectivas de implantar la sostenibilidad porque son impuestas por terceros y certifican que se cumplen con los requisitos.
“Con esta crisis todavía crecerán más las etiquetas ya que pasamos un gran porcentaje de nuestro tiempo en espacios cerrados (un 90%) y esto pone de manifiesto la importancia de que estos espacios no impacten de manera negativa en nuestra salud”, asegura Bieito Silva reiterando la idea de que “es evidente que cada vez nos preocupamos más por estas cuestiones”.
Precisamente la certificación WELL es una de las etiquetas que permite acreditar los requisitos del edificio. Para Ignacio Lizasoain, la certificación WELL concuerda muy bien con el resto de certificaciones ya que son “totalmente compatibles y se pueden combinar”
Parámetros para medir la sostenibilidad
Sobre esta cuestión, Paula Rivas señaló que hay que tener en cuenta la parte ambiental, la social y la económica. Según la directora técnica de Green Building Council España (GBCe) el sistema Levels nos da unas pautas de cómo se van a diseñar estos parámetros e indicó que son 6 los macroobjetivos de cara a la Comisión Europea:
- Huella de carbono
- Circularidad de los materiales
- Consumo y gestión el agua
- Salud y bienestar
- Resiliencia al cambio climático
- Coste del ciclo de vida
“WELL es una de las herramientas que hace una serie de ensayos durante la obra para certificar que se han cumplido con los requisitos”, comentó Rivas añadiendo que también hay certificaciones en uso para ver cómo se está llevando a cabo la obra.
Cradle to Cradle
Para Rafael Rivelles, cuando hablamos de la sostenibilidad de los productos, nos viene a la cabeza el impacto medioambiental. “La forma en la que medimos la sostenibilidad en Tarkett es el Cradle to Cradle, es decir, diseñamos productos ‘correctamente’ ya que el Cradle to Cradle nos ayuda a hacerlo”.
“Cuando hablamos, por ejemplo, de una moqueta- continuó Rivelles-, hablamos de un cócktel de químicos. El Cradle to Cradle nos ayuda a diseñar productos totalmente sostenibles. También hablamos de ‘justicia social’ ya que el hilo de nuestra moqueta procede del hilo de pescar. También analizamos el ciclo de vida del producto y así, al tener una medición de todo, se pueden tomar decisiones acertadas”, sentenció.
En definitiva, todos los expertos coincidieron en la importancia de utilizar materiales de baja emisión desde el inicio del proceso, tanto para los trabajadores como para los usuarios y el medio ambiente, y en la cada vez mayor concienciación social sobre la importancia de la calidad del aire.