Alimento del espacio arquitectónico
Mencioné alguna vez la esencial relación de la luz como alimento y en ello la mágica relación entre la sal y la luz.
Este tema sigue en preparación, cocinándose en varias direcciones y contradicciones en el cuidadoso intento
de no volverse un refrito.
En iluminación, la industria y la tecnología aunadas a la ciencia materialista pragmática presiona inclemente
el tema del supuesto y socorrido ahorro energético, que en esencia es una especie de dieta anoréxica visual que intenta evitar supuestos sobrepesos en la percepción a la vez de mantenernos cautivos en un estado anémico de inanición de las impresiones.
Recalco diferencialmente el desbalance visual entre la anorexia visual y los efectos bulímicos en la invasión y glotonería vomitiva dinámica en el mal uso del color y distorsión en la forma, por la ingestión light DMX / RGB que por doquier aparece en nuestro entorno urbano como la solución cajita feliz o receta secreta, batiéndose en excesos de grasa visual provocando gula y obesidad perceptiva.
Ejemplos no faltan y surgen con aparente inocencia, morbo y gratuidad, como ahora sucede en la ciudad de México con la nueva iluminación en el Paseo de la Reforma, ahora Paseo de la Deforma.
Bueno...
recuperando la ruta de vuelo, partiendo del principio que la luz manifiesta en iluminación es un alimento, extrañamente nos hemos acostumbrado a ver rasgos generales de nuestra alimentación ordinaria simplemente entre los sólidos y los líquidos.
Adicionalmente también podemos ver la alimentación reconociendo la digestión que se manifiesta en nuestros cuerpos planetarios en el tiempo - espacio - luz , conectada a la respiración de cada célula y a la vida de la molécula asociada.
Los ciclos digestivos vitales orgánicos son: noche, día, respiración, impresión, tiempo, espacio, manifiesto del poder de la luz permitiendo a todas las cosas presentarse y desenvolverse por sí mismas.
Así, una vida está medida en la unidad universal de 24 - 25 horas llamado día, y en todo esto la luz en la medida como el gran pacificador universal.
En la percepción orgánica, la unidad día de 24 - 25 horas es la pieza unidad en el ciclo completo de la digestión
del ser humano que en su promedio actual estadístico vive 28,000 días, equivalente aproximado de 75 a 85 años de vida orgánica nominal promedio.
Una impresión es 1 / 28000 unidades en cada ciclo de respiración, siendo el alimento la emoción.
Una respiración es 1 / 28000 unidades en cada ciclo de día, siendo el alimento el aire.
Un día es 1 / 28000 unidades en cada ciclo de vida, siendo el alimento, lo sólido-líquido.
La luz como alimento es el ordenador en el cuerpo físico, mental, emocional, espiritual, responsable de la producción de toda la materia orgánica consciente en el ciclo de vida de cada humano, sin importar cuantos años viva, porque la medida no es numérica, es factorial multidimensional.
Alimento y luz son incidencias orgánicas en la impresión de la memoria.
Como en la fotosíntesis, la vida depende de la energía Luz- Solar atrapada en el proceso fotosintético responsable de la producción de toda la materia orgánica llamada biomasa.
Así en la arquitectura, el balance correcto de la luz y el color son el alimento que mantiene vivo el espacio arquitectónico en el ciclo global orgánico de las impresiones, el aire, líquidos y sólidos.
Evocando a mi colega Kai Diederichsen mencionar;
por que estamos buscando los mínimos en vez de los máximos ?
Que alimenta esta ciega insistencia por el aparente ahorro energético impuesto en leds, Leeds, noms, niveles, promedios, standares, mínimos, etc., como disfrazados métodos e instrumentos ecológicos de sostenibilidad en el consumo ?
Entonces...
cuando consideramos la luz como alimento y hablamos de ahorrar energía,
de que energía hablamos y porqué la queremos ahorrar ?
Gustavo Avilés.