La reforma necesita un cambio de chip

El sector de la reforma y la rehabilitación en España atraviesa una situación especialmente delicada, sobre todo teniendo en cuenta que 4,5 millones de viviendas cumplirán 50 años esta década. Un acelerado envejecimiento que contrasta con un lento ritmo de ejecución de obras para ponerlas a punto y pone de relieve la falta de una cultura de rehabilitación, de un culto hacia el estado de nuestras casas, lo que afecta no solo a la calidad de vida de los ciudadanos, sino también a su valor patrimonial.

En la antesala de nuestro IX Congreso Anual, que celebramos los pasados 29 y 30 de octubre en Valencia, desde Andimac ya avisamos de que la falta de una política efectiva de rehabilitación va a dificultar cumplir con los objetivos que marca la Estrategia a largo plazo para la rehabilitación energética en el sector de la edificación en España, ERESEE.

Por ello, llevamos tiempo pidiendo a las autoridades tomar conciencia de que esta problemática necesita múltiples actuaciones para generar palancas de cambio. Y la principal es que las administraciones cumplan con la legalidad, tanto en la adaptación y mejora de la edificación pública como en impulsar el desarrollo de los informes técnicos y de evaluación de edificios.

En base a los resultados de estos informes, recomendamos acciones de naturaleza fiscal así como la creación de instrumentos financieros que permitan hacer de la inversión en rehabilitación el mayor instrumento de ahorro disponible para las familias a medio y largo plazo.

Nadie duda de que los problemas de vivienda constituyen un problema económico y un drama social. Ni de que las posibles soluciones, nada sencillas, pasan por un aumento de la oferta, que podría lograrse mediante un impulso a la obra nueva o a través de una decidida apuesta por la reforma y rehabilitación, para lo que hoy en día hay más dinero que nunca gracias a las partidas presupuestarias asignadas en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.

En este marco, el retraso en la ejecución de los fondos europeos puede agravar las dificultades para cumplir con los objetivos de rehabilitación, por lo que el gobierno debería negociar una prórroga con Bruselas para que el horizonte de finalización de las obras se extienda más allá de 2026.

Con respecto a la situación que actualmente atraviesan los distribuidores de materiales, tanto de ellos representados en Andimac, cabe destacar que son una pieza fundamental tanto para el sector de la rehabilitación y reforma como para el conjunto de la construcción.

Pues bien, los almacenes de materiales deben prepararse para un profundo cambio de mentalidad que les permita competir frente a las grandes superficies y la irrupción en el sector de gigantes tecnológicos que ya comienzan a penetrar en los canales de comercialización.

Asimismo, este cambio de chip ayudaría a aprovechar el potencial de la digitalización del sector, que sigue siendo la gran asignatura pendiente.

En esta línea, la piedra angular sería la creación de una base de datos homogeneizada que mejore la productividad de toda la cadena de valor, también de los fabricantes, para lo que resultaría imprescindible la participación de los proveedores, fuente de estos datos.

Finalmente, si hay un desafío común en el conjunto del sector sería la alarmante falta de trabajadores, lo que aleja compromisos contraídos tanto a nivel estatal como con las autoridades comunitarias.

Tal es la magnitud del reto que incluso podríamos afirmar, sin miedo a equivocarnos, que la falta de mano de obra cualificada es un cuello de botella con capacidad de estrangular el potencial de crecimiento del sector.

Para paliar la falta de trabajadores, todos los agentes que conformamos el sector de la construcción deberíamos trabajar conjuntamente para prestigiar la imagen y ser más atractivos, lo que sin duda también pasa por impulsar un nuevo modelo de formación y cualificación.

Finalmente, ante el cambio de paradigma que plantea la transformación digital del sector, todos los agentes de la cadena del sector (fabricantes, distribuidores…) debemos reforzar nuestra colaboración para generar valor añadido. Así, y solo así, lograremos cambiar el chip para ser más productivos, competitivos y sostenibles.