¿Y si la hospitalidad fuera la base del nuevo hábitat?
Hostelco, HIP, Interihotel… ¿Diferentes ferias y congresos con el vertical hotelero en el centro? Deberíamos empezar a poner en el centro a las personas, al ‘habitante’. Pero para ello deberíamos redefinir los conceptos de ciudadano, cliente, usuario, consumidor, comensal o huésped. ‘Habitar’ es una acción transversal que nos permite relacionar espacios como las Viviendas, Hoteles, Oficinas, Hospitales, Escuelas o Comercios. Todos ellos comparten al usuario, a la persona que los habita.
Existe una pequeña, pero importante diferencia entre consumidor y usuario. Entender la diferencia entre verbos como consumir y usar es clave, si queremos dejar atrás el modelo de consumismo insostenible actual. No se trata solo de preocuparnos por los productos y espacios que consumimos, sino de centrarnos en las personas que los utilizan. Es preferible por tanto hablar de la experiencia de usuario o habitante que de experiencia de compra o de consumidor.
Desde el covid-19 la sociedad está viviendo cambios acelerados que están haciéndonos replantear el diseño de los espacios que habitamos. La salud y la sostenibilidad han sido los principales vectores de cambio. El usuario cada vez está más informado y concienciado y, por tanto, es más exigente. La ley de la oferta y la demanda ha hecho un giro de 180º. Ahora es el usuario quien decide y pide lo que necesita y no solo elige de la oferta recibida. Informes anuales de investigación como ‘The New Habitat’, realizados por Pepa Casado y su equipo de Futurea, nos lo muestran con las reflexiones y tendencias que comparten los expertos que trabajan desde diferentes sectores. Y tal vez ha llegado el momento de cruzarlos porque la innovación nace siempre de la escucha activa y, principalmente, del cruce de miradas distintas.
Luki Huber, primer diseñador que trabajó conjuntamente con el equipo de cocina de un restaurante (El Bulli), siempre dice que “al ir a ferias debes ir a la feria equivocada, donde no se te espera”, pues es de este modo que puedes hacer lo que es más innovador: descontextualizar e hibridar conceptos y objetos. Si cuando te encargan el diseño de un restaurante o un hotel los referentes que miras son del mismo sector solo conseguirás hacer un restaurante u hotel más. Si en cambio miras y aprendes de otros sectores seguro que consigues aportar algo novedoso. Por ello, la hotelería se encuentra en un momento de cambio, evolucionando hacia modelos de negocio híbridos.
La gente, por ejemplo, al ir a un hotel a pasar las vacaciones o a la oficina a trabajar quieren sentirse como en casa o incluso mejor. Steve Jobs no solo cambió el mundo de la tecnología con los smartphones, sino que cambió el concepto del workplace. Jobs era incansable en su trabajo y un ‘workaholic’. Po ello, transformó el entorno laboral en un espacio mucho más doméstico, introduciendo ideas como permitir la entrada de mascotas o zonas de relax, para que la gente se sintiera más cómoda y, paradójicamente, pasara más tiempo trabajando en la oficina que en casa. La entrada de futbolines, cafeterías o gimnasios y, por tanto, del ocio y relax en la oficina, produjo grandes cambios en el sector. Esta domesticación de la oficina abrió paso a lo que hoy conocemos como ‘Espacios Transversales’, donde el trabajo se mezcla con áreas de ocio y confort. Ahora a esta estrategia la llamamos ‘retención de talento’, pero esta idea de fusionar vida y trabajo tiene raíces mucho más profundas que nos llevan también al sector Horeca.
En realidad no hace tanto tiempo en la historia que los humanos cocinan para otros o abren sus puertas a los huéspedes. Incluso hace menos tiempo que las empresas abren sus oficinas al visitante. Los arquitectos y diseñadores empezamos a entender los espacios que habitamos como espacios de relación y encuentro, en los que por descontado el bienestar y el confort giran alrededor del habitante. Es por ello que el concepto de hospitalidad, lo que defines el sector ‘Hospitality’ es el punto de partida de muchos de estos proyectos.
Buscamos espacios que nos inspiren, sorprendan y nos reconforten. Las sensaciones y, por tanto, las emociones personales son el punto de partida de este nuevo modo de diseñar. Por ello, disciplinas emergentes como la neuroarquitectura son el mejor modo de chequear la confortabilidad real de los espacios. La acústica, la calidad de aire o la iluminación son clave en el diseño de espacios. Diseñamos para mejorar la experiencia del usuario, mejorando su estado de confort y calidad de vida. Y, todo ello, no podemos hacerlo desde otro lugar distinto al de la hospitalidad.
¿Y si replantearse la vivienda fuera aprender de los hoteles?