Un sector cementero pendiente de la 'resiliencia'
Aniceto Zaragoza, director general de Oficemen (Agrupación de fabricantes de cemento de España)
02/06/2023En febrero de este año, haciendo balance de la situación y perspectivas del sector cementero, indicamos que esperábamos un arranque de año con valores en negativo, como consecuencia de la comparativa con la evolución tan positiva que tuvimos en los meses de enero y febrero de 2022. Confiábamos entonces -y continuamos confiando- en que a lo largo del año se aprecie una ligera recuperación real en el consumo, impulsada por la llegada de los fondos del Plan de Resiliencia.
Finalmente, y aunque seguimos esperando –desde la resiliencia, eso sí– el impacto de esos fondos, el primer cuatrimestre nos ha dejado unas cifras de consumo de cemento ligeramente mejores que las esperadas. En lo que va de año, el crecimiento acumulado es de un 1,6%, una evolución en positivo que sitúa el consumo en 4.87 millones de toneladas, pero condicionada por unos datos mensuales tan atípicos, que no creemos que puedan ser extrapolables al conjunto del año. Entre enero y abril, se han sucedido crecimientos y caídas muy acusadas, en una estadística en zigzag vinculada, más que a circunstancias concretas de este ejercicio, a la comparativa con las diferentes situaciones coyunturales vividas en 2022.
Así, mientras que en enero el consumo creció un 5,4%, al recuperar los volúmenes perdidos en diciembre por las fuertes lluvias, en febrero cayó un 7,1%. En marzo, la comparativa con el mismo mes de 2022, cuyo consumo fue muy bajo por la huelga de transporte, favoreció un crecimiento del 23,5%, poco ajustado al volumen real de consumo, aun sumando el efecto preelectoral que impulsó el aumento en la ejecución de obras a escala municipal. Finalmente, en abril, el último mes del que disponemos de datos, se ha producido una caída del 11,6%, influida por la comparativa con los buenos resultados del mismo mes de 2022, cuando se finalizaron, tras la huelga de transporte, muchas obras que habían quedado paralizadas por falta de materiales.
La doble convocatoria electoral añade incertidumbre al escenario económico
Aunque nuestras previsiones para el conjunto del año, realizadas en febrero, situaban el consumo de cemento en una horquilla poco optimista de entre un 0% y un -3%, confiábamos en que este ratio podría mejorar si finalmente empezaba a notarse en el conjunto de la economía el impacto de los fondos de resiliencia. Aun no los percibimos, pero queremos insistir en que su aplicación práctica, a escala pública y privada, es imprescindible para el impulso del conjunto del sector constructor.
No obstante, el nuevo escenario político, con una segunda convocatoria de elecciones no prevista en ciernes, marca un nuevo hito en el camino, ya que suele ralentizar la toma de decisiones a nivel empresarial. En los meses que quedan hasta el ecuador del año, ya preveíamos un parón de la obra pública, mientras se ajustaban los nuevos equipos de Gobierno a escala local y autonómica. Pero el adelanto de las elecciones generales al 23 de julio, añade más incertidumbre, si cabe, al actual escenario. Este tipo de circunstancias suelen afectar, no solo a la licitación y ejecución de la obra civil, sino también a la evolución de la construcción y edificación privada, lo que dificulta aún más aventurar una previsión real para la evolución del mercado de aquí a final de año.
Los avances del MAFC, claves para mantener la competitividad de la industria cementera
Por lo que respecta a la evolución de la balanza comercial, el primer cuatrimestre se ha cerrado con una caída acumulada de las exportaciones del 3,6%, situándose en 1.8 millones de toneladas, mientras que las importaciones se reducen hasta las 300.000 toneladas, en un contexto internacional incierto por la prolongación del conflicto bélico en Ucrania.
En este ámbito y en el contexto UE, sin duda la mejor noticia de los últimos meses son los avances del nuevo Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (MAFC), que viene a dar solución a una de nuestras reivindicaciones históricas como sector. Es una medida fundamental para la industria del cemento porque actúa tanto a nivel de mercado, al garantizar un tratamiento equilibrado de las importaciones procedentes de terceros países con normativas medioambientales más laxas, como a nivel de compromiso y cumplimiento de nuestros objetivos de descarbonización industriales.
El 'pero' es que se trata de un acuerdo provisional, que comenzará en octubre de 2023, y que hasta 2026 se limitará a obligaciones de información. El reto ahora es adecuar correctamente y con rapidez estos mecanismos en cada fase -desde 2026 hasta 2034 -, si queremos que la pérdida de competitividad no siga ampliándose e impida una descarbonización real del conjunto de nuestra economía.
Una oportunidad histórica en el camino hacia la neutralidad climática
Otro elemento que destacar en el camino hacia la neutralidad climática es el PERTE de Descarbonización Industrial, que se configura como una oportunidad histórica para llevar a cabo esta transformación sin precedentes, y del que ahora hay incertidumbre en su tramitación como consecuencia del adelanto electoral.
Desde el sector cementero, pionero dentro de la industria de materiales de construcción en este ámbito, ya detallamos nuestros pasos en la hoja de ruta que presentamos en el mes de diciembre del año 2020 y que actualmente está en fase de revisión.
Descarbonización de fuentes de energía; gestión energética integral de procesos industriales; captura, almacenamiento y usos del carbono; reducción en el uso de recursos naturales; avances en I+D+i; búsqueda de procesos de combustión limpios… Probablemente muchos de estos objetivos protagonizarán los proyectos presentados, aunque es importante destacar que nuestra industria no se ha quedado cruzada de brazos a la espera de las ayudas.
Hace años que trabajamos activamente en la mejora de nuestro comportamiento ambiental y ya hemos conseguido reducir las emisiones totales de CO2 un 38% respecto a las de 1990.
Una industria comprometida con las comunidades locales en las que opera
Finalmente, quiero incidir, como en otras ocasiones, en que, a pesar de la dura situación vivida en los últimos 15 años, hemos mantenido los niveles de empleo y el compromiso con las comunidades locales en las que operamos. El sector cementero en España cuenta con 32 fábricas integrales y da empleo a 40.000 personas si tenemos en cuenta el conjunto de la cadena de valor del cemento y el hormigón.
Somos una industria centenaria que innova de manera sostenible, con unos objetivos de descarbonización pioneros, marcados claramente en nuestra hoja de ruta, un compromiso vivo que revisamos año a año y que esperamos nos permita alcanzar la neutralidad climática en 2050, contribuyendo además a la consecución de una economía circular real.