Roberto Solsona, presidente de Aefyt
Para empezar, ¿qué opinión le merece la F-Gas? ¿Considera que sus objetivos son válidos para conseguir sus objetivos de frenar las emisiones?
El Reglamento Europeo F-Gas responde con fidelidad a los objetivos de reducción de emisiones fijados en el Acuerdo de Kigali y refrendados por el Acuerdo de París. Desde Aefyt suscribimos estos acuerdos y pensamos que el Reglamento F-Gas es una norma eficaz para frenar las emisiones de gases con efecto invernadero que pueden emanar de la industria del frío sin añadir una carga impositiva innecesaria. Esto significa que la industria del frío está absolutamente comprometida con la reducción de emisiones y el incremento de la eficiencia energética. La inversión en investigación en este sentido es ingente y la adaptación está siendo rápida, aunque –como cualquier nueva tecnología- necesita su periodo de prueba y adaptación a la industria.
¿Existe un compromiso real de la industria del frio para frenar el calentamiento global?
En lo que respecta a frenar el calentamiento global, la concienciación y el compromiso de la industria del frío es claro y… sin embargo, el impacto de los HFCs (hidrofluorocarbonos) no es tanto como podría pensarse: menos del 0,8 por ciento de la contribución al calentamiento global total. Meter en el mismo saco los GEI (Gases de Efecto Invernadero) y los HFC ofrecen una visión demasiado simplista que ha dado como resultado la aplicación de restricciones y prohibiciones extremadamente duras para la industria, que sólo revierten en ese mínimo 0,8 por ciento, lo cual nos hace plantearnos por qué no se exigen las mismas medidas en el resto del 92,8 por ciento.
En todo caso, nuestra responsabilidad para contribuir a la acción global destinada a frenar el calentamiento del Planeta contempla cinco pasos fundamentales:
• Eficiencia energética en equipos e instalaciones.
• Toma de medidas para reducir emisiones de HFC, como prevención de fugas, reciclaje, incremento de las competencias técnicas y de formación y control y vigilancia del mercado.
• Enfoque flexible de los objetivos que distinga entre países A2 (más desarrollados) y A5 (menos desarrollados).
• Establecimiento de registros de datos rigurosos y probados.
• Certeza regulatoria sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible en relación a las sustancias que agotan la capa de ozono.
"La aprobación de la Ley 16/2013 ha supuesto para la empresas distribuidoras de gases fluorados una disminución de las ventas en el mercado español de aproximadamente el cincuenta por ciento"
Sin embargo, en España se topan con el Impuesto sobre Gases Fluorados de Efecto Invernadero, criticado por todo el sector…
En efecto, en España, este compromiso se está viendo comprometido por el gran lastre de la industria del frío: el IGFEI, Impuesto sobre Gases Fluorados de Efecto Invernadero, que graba ostensiblemente a las empresas españolas frente a otras de la UE. Las medidas fiscales han llegado en un momento de adaptación al cambio que puede ser puesto en peligro si se produce un freno de las inversiones en investigación en eficiencia energética y que, sobre todo, ha fomentado fenómenos como el mercado negro o la especulación.
La aprobación de la Ley 16/2013 ha supuesto para la empresas distribuidoras de gases fluorados una disminución de las ventas en el mercado español de aproximadamente el cincuenta por ciento. Tal circunstancia viene principalmente propiciada por la entrada de forma irregular de producto adquirido por consumidores y/o usuarios españoles de otros estados miembros de la UE, en los que no existe un impuesto similar, principalmente procedentes de Francia, Portugal e Italia.
¿Tienen datos sobre lo que ha supuesto el mercado negro en el sector?
El mercado negro de gases refrigerantes generado ronda entre 3.000 y 4.000 toneladas –Seprona se ha incautado de más de 108 toneladas desde el año 2010-. Ello se debe en gran medida al elevado tipo impositivo del impuesto, que puede alcanzar hasta el tipo máximo de 100 euros/kg, lo que se considera desproporcionado y un incentivo al fraude fiscal.
La supuesta reducción de emisiones derivada de este impuesto aprobado con 'excusa' medioambiental no es tal si se contabilizara la gran cantidad de emisiones derivadas de los gases adquiridos en el mercado negro, que no solo no son opacas si no que, además, no computan impuestos.
¿Qué acciones está tomando la asociación para que desde el Ministerio recapaciten sobre este impuesto?
Desde AEFYT seguimos con contactos con el Ministerio de Hacienda para explicarles los nefastos resultados de este impuesto en las empresas instaladoras e insistirles en que recapaciten sobre su aplicación. Confiamos en que las organizaciones empresariales sean escuchadas y no se pongan nuevos frenos a la evolución de la industria de frío en nuestro país.
"Lograr que la industria del frío siga siendo competitiva y con alta cotas de calidad pasa por una buena formación y por evitar que empresas no profesionales –lacra especialmente dura en el sector de instaladores- irrumpan impunemente en el mercado"
Volviendo al tema de los nuevos gases que entran en escena ante las prohibiciones de los refrigerantes más extendidos hasta el momento. Todos estos nuevos refrigerantes necesitan profesionales con una importante formación a la hora de manipularlos por sus diferentes características. ¿Está preparado el sector para ese cambio?
Un gran reto que tenemos por delante tienen que ver con la formación y el freno al intrusismo profesional –que en muchos casos van de la mano-. Las novedades tecnológicas, con la fuerte aparición de soluciones refrigerantes como el CO2 y el amoniaco y de gases inflamables o ligeramente inflamables, necesitan profesionales especialmente formados.
En la industria del frío existe una seria preocupación ante la dificultad de encontrar profesionales cualificados para el montaje y manipulación de instalaciones de CO2. La necesidad de incrementar las horas de formación práctica de los jóvenes frigoristas es una necesidad que pasa por el desarrollo de una Formación Profesional Dual de calidad. Por otra parte, ante los cambios tecnológicos actuales, la formación continua debe verse como una inversión en el futuro de la empresa capaz de condicionar el futuro de la misma.
Lograr que la industria del frío siga siendo competitiva y con alta cotas de calidad pasa por una buena formación y por evitar que empresas no profesionales –lacra especialmente dura en el sector de instaladores- irrumpan impunemente en el mercado provocando un descenso en la confianza de la sociedad en la industria en su conjunto.