Entrevista a Luis Mena, presidente de Afec

Luis Mena sustituyó al anterior presidente de la Asociación de Fabricantes de Equipos de Climatización (Afec) a mediados de 2012 y en julio de este año ha sido reelegido por cuatro ejercicios más. Asume la presidencia con ganas y positividad, pero en uno de los momentos más complicados para el sector en nuestro país, una industria en la que este año, a falta de datos oficiales, se prevé una caída generalizada de las ventas en casi todos los segmentos. “La reactivación del mercado de la climatización no se producirá mientras no se reactive la economía en general y, en concreto para nuestro sector, el consumo privado, el mercado de la construcción residencial y terciaria y la inversión pública y privada”, apunta Mena.

Pues, claramente positivo. He de decir que, anteriormente a ocupar este cargo, ya había sido por más de 10 años miembro de Junta Directiva. Sin embargo, el enfoque ahora es totalmente distinto. De una parte, he podido vivir mucho más de cerca la problemática de la asociación y del sector en unos tiempos complicados. De otra, ahora puedo comprobar el gran trabajo que se desarrolla por parte del equipo actual de Afec. Además, he tenido y tengo la satisfacción de contar con una Junta Directiva que me ha apoyado en todo momento, en un ambiente de trabajo tan extraordinario que me ha permitido no cuestionar ni un minuto la decisión que en su día tomé de acceder al cargo.

Me gustaría mantener las directrices y señas de identidad de una asociación tan consolidada, aunque también creo deberían cambiar cosas para adaptarnos a los tiempos.

Hay que buscar nuevas fórmulas para sacar el máximo potencial de las empresas asociadas en beneficio del sector, especialmente en momentos tan delicados como los que vivimos. Fomentar la integración y la coparticipación de las empresas asociadas en las actividades de Afec será, igualmente, otra tarea importante durante mi presidencia.

El principal reto de la asociación es el ayudar a sus asociados de forma útil, a la vez que se consolida como entidad de referencia en el sector. Uno de los objetivos principales a mantener es identificar aún más a la asociación como referencia del sector en su papel de interlocutor reconocido frente a las diferentes administraciones públicas y entes oficiales.

Una diferencia clara entre el momento actual con los años pasados es la situación económica. Mientras nuestros ingresos se mantienen casi estables en los últimos periodos, nuestra estructura se ha incrementado con la incorporación de una persona más en plantilla hace ya tres años. Tendremos que ser muy activos y muy creativos, para que, manteniendo el nivel de actividades desarrolladas en la organización, busquemos, al máximo, el equilibrio entre gastos e ingresos.

Aunque en Afec no se emiten datos definitivos de mercado hasta el cierre del año calendario, los primeros indicios relativos a los nueve primeros meses apuntan a una caída generalizada de las ventas en casi todos los segmentos de mercado bajo el paraguas de la asociación. Es obvio que estos datos no pueden extrañar a nadie a la vista de la evolución de los principales ratios de la economía: consumo privado, sector construcción, inversión pública y privada, etc.

Después de varios años de continuos ajustes, de sufrir un mercado decreciente, de comprobar cómo empresas del sector, activas durante décadas, han desaparecido, aún hay incertidumbre sobre el futuro. Aunque probablemente este año estemos “tocando suelo”, el factor climático de la campaña de verano cobra más importancia que nunca en el sector residencial doméstico debido a las limitaciones y la capacidad del consumo privado.

Más allá de todas estas interpretaciones subjetivas de en qué momentos estamos, es de remarcar como, cuando por razones de falta de volumen, cuando la competencia entre los distintos actores de mercado es más dura, cuando los niveles de precios son más agresivos, precisamente ahora, es cuando el marco legislativo es más complejo y extenso, lo cual incrementa aún más las dificultades a la hora de competir.

Hay que ser realistas, la reactivación del mercado de la climatización no se producirá mientras no se reactive la economía en general y, en concreto para nuestro sector, el consumo privado, el mercado de la construcción residencial y terciaria y la inversión pública y privada. Llegar a un mercado con un volumen similar al de los años 2005, 2006 ó 2007 parece difícil, dado el peso que la construcción residencial llego a tener en esa época. Mientras tanto, tenemos que esforzarnos para competir en condiciones muy difíciles en un mercado existente de dimensiones reducidas, poniendo especial atención tanto al mercado de la reposición de equipos antiguos por otros más eficientes como al de la rehabilitación de edificios.

Desgraciadamente el volumen de exportaciones de nuestras empresas es más bien reducido si lo comparamos con el de otros países del entorno. Dicho esto, de los equipos que se fabrican es España podríamos decir que son principalmente para el segmento comercial o terciario. En algún caso se producen en España equipos de alto valor añadido para aplicaciones especiales como aeropuertos, centros comerciales, hospitales, etc.

Si exceptuamos algunas, pocas, empresas que exportan con regularidad y mantienen una estructura orientada a esta actividad, la mayoría lo hacen de forma esporádica, en función de la oportunidad o a través de empresas instaladoras o constructoras para proyectos fuera de España. Eso está cambiando y los fabricantes están comenzando a considerar la exportación como una tarea imprescindible para su desarrollo futuro y en consecuencia están dedicando esfuerzos y recursos destinados específicamente a esa actividad.

Creo que el mix de productos y empresas socios de Afec tiene de una manera o de otra bien desarrollado todos los canales de venta posibles. Es decir, las empresas de equipos de climatización del segmento residencial tienen como clientes tanto a instaladores directamente, como a distribuidores mayoristas, tiendas de electrodomésticos, grandes superficies, etc. Por su parte, el segmento de ventilación o de equipos de clima comerciales se centran mucho más en el canal de los distribuidores. Para grandes instalaciones, las ventas se realizan principalmente a grandes empresas instaladores.

Creo que el orden de prioridades va cambiando con el tiempo y, por supuesto, depende del perfil del cliente final. Mientras hace más de 12-15 años uno de los factores prioritarios era el nivel acústico percibido en las estancias a climatizar, hace 6-10 años, una vez superado por casi todas las marcas este requerimiento, el siguiente factor pudo ser tanto el estético como el de la tecnología empleada (inverter vs. no inverter) y refrigerantes libres de cloro (HFC).

Ahora que buena parte de los productos disponibles en el mercado tienen unas prestaciones de partida que cumplen con los estándares más conocidos, (nivel sonoro bajo, velocidad variable del compresor mediante inverter, etiquetado energético A ó A+, refrigerante HFC), un factor determinante es el precio unido a una marca reconocida. Dicho esto, por supuesto, que también hay clientes que buscan la máxima eficiencia energética, un formato o diseño concreto, funciones especiales, conexión remota y/o domótica, etc.

El sector no ha gozado hasta la fecha del respaldo claro y decidido de la Administración. Hasta ahora lo más relevante han sido algunos planes Renove de equipos domésticos promovido por algunas Comunidades Autónomas, orientados al ahorro energético y reciclaje de equipos usados. En un país con una meteorología tan adversa, principalmente por los veranos en una buena parte del territorio, el sector de la climatización, como tal, está lejos de ser considerado “estratégico”, más bien todo lo contrario, se identifica como foco de consumo/despilfarro energético y, por tanto, es una actividad infravalorada por dichas administraciones. No obstante, la situación está cambiando.

Si bien no se puede hablar de respaldo, sí es cierto que se mantienen contactos fluidos con diferentes departamentos de algunos ministerios, lo que nos permite expresar nuestra posición como sector respecto de las directivas y reglamentos europeos que nos afectan.

Es obvio que las normativas que regulan el sector y las exigencias de los nuevos reglamentos no tienen en cuenta la difícil situación del sector, dado que están, al menos teóricamente, orientados en general al ahorro energético, a la utilización de energías procedentes de fuentes alternativas y a la reducción de las emisiones de CO₂. Todo esto conlleva gastos adicionales que llegan en malos momentos, haciendo caso omiso de la mencionada difícil situación.

El sector entiende y apoya este triple objetivo, pero no comprende ni apoya unos calendarios de aplicación y unas restricciones, por ejemplo, al uso de determinados refrigerantes, que pueden crear grandes problemas a determinados fabricantes o un retroceso en la eficiencia energética de los equipos.

Sería prudente y compararía los resultados a obtener mediante la aplicación de esas medidas, con los riesgos de desaparición de empresas, costes a usuarios y resultados reales de las mismas. En ese sentido, llama la atención que se pretenda resolver el problema de las emisiones de CO₂ en el ámbito de la Unión Europea, atacando las supuestamente relacionadas con la climatización, cuando éstas representan sólo el 2% de las emisiones totales.

Sí, y así ha de ser. En primer lugar porque así lo exige la legislación vigente y, en segundo lugar, porque es una tendencia que marcan las empresas líderes del sector, multinacionales en las que la protección del medio ambiente forma parte de su Responsabilidad Social Corporativa y de su política comercial y marketing.

Naturalmente todo se puede mejorar, pero cabría preguntarse si la sociedad está preparada para asumir el coste que supondría poner en práctica todas las medidas posibles en un momento en que las mejoras tecnológicas suponen incrementos de costes a veces desproporcionados respecto de los resultados obtenibles.