El fin de un espacio reservado

El ciclismo femenino sigue creciendo, pero aún queda camino por recorrer. Ha experimentado un notable crecimiento en los últimos años, impulsado por múltiples factores que han favorecido su desarrollo y visibilidad. Sin embargo, las cifras actuales muestran que aún queda mucho por hacer para lograr una mayor equidad en la participación y en la representación dentro de este deporte.

Es evidente que uno de los elementos clave en este avance ha sido la influencia de otras disciplinas, como el fútbol femenino, cuyo éxito ha demostrado que la igualdad en el deporte es posible y ha servido de inspiración para muchas mujeres y niñas. Incluso los escándalos y las polémicas han llegado ya al futbol femenino, que no debería ser algo para celebrar, pero es un síntoma de que se empieza a normalizar en la sociedad.

En cuanto al ciclismo, es importantísimo destacar la irrupción del Gravel, que ha animado a más ciclistas a iniciarse en la práctica, al ofrecer una alternativa versátil entre la carretera y la montaña. Son muchas las mujeres que se han aficionado a esta disciplina: el carácter pausado y no competitivo del espíritu Gravel lo hacen muy accesible, y aún más atractivo en su vertiente de socialización.

A nivel de asociacionismo, cada vez hay más propuestas que quieren incentivar el ciclismo entre las mujeres. Por ejemplo, a nivel europeo encontramos Women In Cycling CIE (de Cycling Industries Europe), creada hace 4 años y que consta de una red actual de tres mil mujeres. Se centra en hacer un cambio estructural, pero también apoya a las mujeres que trabajan en el sector a nivel individual. Una de las primeras acciones del grupo es establecer indicadores clave de rendimiento en materia de diversidad para el sector y obtener datos fiables sobre el número de mujeres que trabajan en la industria del ciclismo, a qué niveles, etc.,

Incluso IMBA ha creado su propio grupo de mujeres y tienen el Día de la Mujer Mountainbiker, celebrado anualmente cada primer sábado de mayo. Podrían parecer acciones irrelevantes, pero cada acción suma y cada altavoz se oye.

El crecimiento del número de mujeres que practican ciclismo es innegable, pero sigue siendo una minoría en muchas pruebas y competiciones. Eventos como la Titan Desert han comenzado a implementar estrategias para incrementar su presencia: este año, celebrando su 20º aniversario, se han planteado el objetivo de alcanzar la cifra de 100 mujeres entre los 500 participantes. Lo propusieron después de comprobar que de los 5.000 participantes que ha habido en 19 ediciones, poco más de 400 eran mujeres.

Las cifras en marchas cicloturistas también reflejan la evolución, aunque con un margen de mejora considerable. En la Quebrantahuesos, que reúne a unos 10.000 participantes, la presencia femenina ha crecido con los años, pero aún representa un pequeño porcentaje del total. En la primera edición de 1991, solo una mujer tomó la salida entre los 361 inscritos. En 2023, fueron 322, lo que supuso apenas un 3,54% de la participación.

En otros circuitos, los números son algo más alentadores. En las pruebas de la serie Mussara, 12.000 de los 80.000 ciclistas que han participado en la última década han sido mujeres. Mientras tanto, en la Orbea Monegros, una de las marchas más populares de España, unas 1.000 mujeres se inscriben cada año entre los 8.000 participantes.

Y en el caso de eventos de Gravel, que son una realidad en expansión y muy nueva, vemos que hay un fuerte incremento de participación femenina en casos como The Traka o Santa Vall.

Las plataformas digitales han desempeñado un papel fundamental en la integración de la mujer en el ciclismo. Strava, una de las principales aplicaciones de seguimiento deportivo, ha contribuido a la creación de comunidades activas donde ciclistas de todos los niveles pueden compartir sus rutas y logros. Según datos de la compañía, en 2024 el crecimiento de mujeres ciclistas en España fue del 19%, una cifra superior al 11% registrado a nivel mundial.

Además del ámbito digital, la industria del ciclismo también ha evolucionado para adaptarse a las necesidades de las deportistas. Hace una década, la oferta de equipamiento específico para mujer era prácticamente inexistente. Hoy en día, no se trata simplemente de ofrecer diseños con colores diferentes, sino de confeccionar prendas adaptadas a la fisonomía femenina, con patrones más adecuados en hombros, pecho y caderas. Ahora encontramos culotes ergonómicos y sujetadores deportivos diseñados para el ciclismo.

Asimismo, encontramos una mayor disponibilidad de tallas pequeñas como la XS, una talla que difícilmente los hombres piden. De hecho, era habitual que cuando alguien quería una XS, ante la imposibilidad de encontrar dicha talla, tuviese que recorrer a prendas infantiles.

En cuanto al material que compran hombres contra el material que compran las mujeres, es difícil de establecer una cifra, pues muchas veces la compra se hace para realizar regalos a las parejas o amigos, y no se puede establecer si han comprado para mujeres o no, a menos que el producto fuese específico. Y es que, por suerte, las mujeres ciclistas no buscan diseños estéticos que sean específicos ‘para mujer’: se ha acabado lo de vestir siempre de rosa, de lila o con flores por el hecho de ser mujer. Si un producto es para mujer, es porque hay una necesidad o ventaja en el producto.

No olvidemos que, hace años, las bicis destinadas a mujeres tenían que tener sí o sí la barra superior lo más baja posible. Se sigue haciendo en bicis urbanas, por la comodidad que supone tener una barra baja en desplazamientos en los que una sube i baja más de la bicicleta.

El crecimiento de las licencias femeninas en la Real Federación Española de Ciclismo es otro indicador de la progresión de este fenómeno. Actualmente, el 10% de las 69.895 licencias federativas corresponden a mujeres. Aunque la cifra sigue siendo baja, el incremento progresivo refleja una mayor integración en todas las modalidades ciclistas.

La percepción de cualquiera que salga en bici, es que cada vez son más las mujeres se animan y atreven a pedalear. En grupeta, solas o en pareja: da igual. Como deporte, como ocio o como forma de transporte a diario. Las mujeres siguen siendo minoría en todos los ámbitos del ciclismo, aunque aumenten en números.

A pesar de los avances, queda trabajo por hacer para cerrar la brecha de género en el ciclismo. Iniciativas para aumentar la visibilidad, mejorar las condiciones de participación y fomentar la inclusión siguen siendo necesarias. La evolución es evidente y la mujer ha logrado consolidarse en un entorno que, hasta hace no mucho, estaba prácticamente reservado a los hombres. Ya llevamos varios años dedicando una sección especial de Tradebike al ciclismo femenino, y lo seguiremos haciendo hasta que no haga más falta.