"Ferias con mensaje", la opinión de Jaume Ferrer
Editorial publicada en el en el número 76 de Tradebike.
"Ferias con mensaje", la opinión de Jaume Ferrer.
Del 21 al 23 de abril se celebra en Valencia, la segunda edición de Ciclosferia, un encuentro que en su primera edición giró alrededor del ciclismo urbano y que en esta segunda cita apuesta, además, por el emergente universo del cicloturismo y el bikepacking.
Ciclosferia, impulsada por nuestro amigo Rafa Vidiella y de la que esta revista es colaborador oficial, no es una feria grande, pero sí que es una gran feria. Por lo que pretende. Por lo que transmite. Es una feria diseñada sin más intención que la de potenciar el uso de la bicicleta, sobre todo en un entorno urbano. La bicicleta como eje sobre el que debería girar la movilidad en las ciudades en un futuro cuanto menos lejano mejor.
Hay ganas de ferias, pero el camino que nos queda por recorrer es todavía, por desgracia, muy largo. Es cierto que el uso de la bicicleta se ha disparado en los últimos años -las cifras del barómetro de la bicicleta hablan de un aumento del 40% desde el 2019, pasando de 8 millones a 11 millones de usuarios- pero el porcentaje de quienes la usan para sus desplazamientos urbanos es todavía muy bajo. Sorprendentemente bajo si nos comparamos con algunos de nuestros vecinos europeos (donde, por cierto, las condiciones climáticas no son, ni de lejos, tan buenas como las nuestras).
Si miramos desde una perspectiva global cómo ha evolucionado el mundo de las bicicletas urbanas nos daremos cuenta de que se han dado muchos pasos adelante. Y muy importantes. Sobre todo, en la industria. Las marcas han apostado por esta categoría y también lo han hecho las tiendas, incorporando a su oferta un amplio abanico de bicis urbanas, tanto mecánicas como eléctricas. Esta última categoría, la de las eléctricas, ha dado un importante salto cuantitativo y cualitativo en categorías como el MTB, sin embargo, pese a su potencial, en bicicletas urbanas este salto, aun siendo destacable, no ha sido como muchos esperaban. Sobre todo, después de la pandemia.
Siendo realistas, es muy complicado que la bici de un salto cuantitativo como transporte urbano.
¿Cuál es el problema? Pues más allá de que el precio medio se haya podido disparar un poco, algo que en estos últimos años ha quedado claro que no es un freno, hay dos factores que están limitando mucho el crecimiento de la bici como transporte urbano. El primero tiene que ver con las infraestructuras. Es cierto que muchos ayuntamientos están haciendo muchos esfuerzos para definir una red extensa, eficiente y segura de carriles bici, pero esta apuesta, si realmente se quiere apostar por políticas de movilidad sostenible, es insuficiente.
El segundo, y que seguramente tiene mucho más peso que unas infraestructuras que se van mejorando, tiene que ver con los robos, el gran hándicap para que la bici gane peso en la ciudad. La gente tiene muchos recelos a comprarse una bici para ir a trabajar porque en la mayoría de casos deberá aparcarla en la calle y eso implica mucho riesgo. Si lo hacen, si apuestan por la bici, suelen optar por modelos de primer precio -lo mínimo-, y muchas veces MTB, porque en caso de robo el problema es menos grave. Y no ayuda, evidentemente, que no haya ninguna alternativa económica -publica o privada, es igual- para poder dejar las bicis sin miedo a que te la roben. Por desgracia, nadie en su sano juicio dejaría una bici de 1000, 1500 o 2000 euros atada a una farola en Barcelona, Madrid o Valencia, así que los pocos que apuestan por este tipo de bicicletas por ciudad es porque tienen donde dejarla.
Siendo realistas, es muy complicado que la bici de un salto cuantitativo como transporte urbano. Ferias como Ciclosferia son fundamentales para ayudar a concienciar de que el camino pasa, sí o sí, por un cambio importante en la manera de movernos por las grandes ciudades, pero es necesario que las administraciones se impliquen más. Bastante más. Con mejoras en las infraestructuras, buscando alternativas para que los robos no sean un freno y, porque no, como se hace en cada vez más países, incentivando económicamente a quienes dejan el coche en casa y se desplazan en bici por la ciudad.
El futuro, en las grandes ciudades, no pasa solo por quitar del parque automovilístico los vehículos más contaminantes. Pasa, sobre todo, por promover los sostenibles. Y la bici es, con diferencia, la apuesta más sostenible y saludable que hay.
Jaume Ferrer, editor de Tradebike